ORGANISMO es un conjunto estructural material de organización
compleja, en la que intervienen sistemas de comunicación molecular que lo relacionan internamente y con
el medio ambiente en un intercambio
de materia y energía de
una forma ordenada, teniendo la capacidad de desempeñar las funciones básicas
de la vida que son la nutrición,
la relación y
la reproducción,
de tal manera que los seres vivos actúan y funcionan por sí mismos sin perder
su nivel estructural hasta su muerte.
La materia que compone los seres vivos está
formada en un 95% por cuatro elementos o bioelementos
que son el carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno,
a partir de los cuales se forman biomoléculas:
Los organismos son sistemas
físicos soportados por
reacciones químicas complejas, organizadas de manera que promueven la
reproducción y en alguna medida la sostenibilidad y la supervivencia. Los seres vivos están integrados por
moléculas inanimadas; cuando se examinan individualmente estas moléculas se
observa que se ajustan a todas las leyes físicas y químicas que rigen el
comportamiento de la materia inerte y las reacciones químicas son fundamentales
a la hora de entender los organismos, pero es un error filosófico (reduccionismo)
considerar a la biología como únicamente física o química. También juega un
papel importante la interacción con los demás organismos y con el ambiente. De
hecho, algunas ramas de la biología, por ejemplo la ecología,
están muy alejadas de esta manera de entender a los seres vivos.
Los organismos son sistemas físicos abiertos ya que intercambian materia y energía con su entorno. Aunque son unidades
individuales de vida no están aislados del medio ambiente que los rodea; para
funcionar absorben y desprenden constantemente materia y energía. Los seres autótrofos producen energía útil bajo la forma de
compuestos orgánicos a partir de la luz del sol o de compuestos inorgánicos,
mientras que los heterótrofos utilizan compuestos orgánicos de su
entorno.
El elemento químico fundamental
de todos los compuestos orgánicos es el carbono. Las características físicas de este elemento tales como su
gran afinidad de enlace con otros átomos pequeños, incluyendo otros átomos de
carbono, y su pequeño tamaño le permiten formar enlaces múltiples y lo hacen
ideal como base de la vida orgánica. Es capaz de formar compuestos pequeños que
contienen pocos átomos por ejemplo el dióxido de carbono así
como grandes cadenas de muchos miles de átomos denominadas macromoléculas; los enlaces entre átomos de carbono son
suficientemente fuertes para que las macromoléculas sean estables y
suficientemente débiles como para ser rotos durante el catabolismo; las macromoléculas a base de silicio son virtualmente indestructibles en condiciones
normales, lo que las descartan como componentes de un ser vivo con metabolismo.
Todos los
organismos están formados por unidades denominadas células;
algunos están formados por una única célula, unicelulares mientras que otros contienen muchas, pluricelulares. Los organismos pluricelulares pueden
especializar sus células para realizar funciones específicas. Así, un grupo de
tales células forma un tejido. Los
cuatro tipos básicos de tejidos en los animales son: epitelio, tejido nervioso, músculo y tejido conjuntivo. En las plantas pueden distinguirse tres tipos
básicos de tejidos: fundamental, epidérmico y vascular. Varios tipos de tejido trabajan juntos bajo la
forma de un órgano para
producir una función particular tal como el bombeo de la sangre por el corazón o como barrera frente al ambiente como la piel. Este patrón continúa a un nivel más alto con varios órganos
funcionando como sistema orgánico que
permiten la reproducción, digestión, etc. Muchos organismos pluricelulares constan de
varios sistemas orgánicos que se coordinan para permitir vida.
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