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viernes, 11 de septiembre de 2015

CINGALÉS



Los CINGALESES son el grupo étnico mayoritario de Sri Lanka. Son más de 15 millones de personas. Hablan el cingalés, un idioma indo-ario. «Cingalés» viene de sinhala, gente león.

El Rāmāyana, saga épica en sánscrito narra acontecimientos legendarios ocurridos en la isla de Lanka: Rāma, rey de Ayodhya (Uttar Pradesh), lucha contra Rāvana rey de la isla de Lanka. La arqueología y el estudio de la historia de Sri Lanka han permitido establecer que hacia el año 500 a. C. invasores indoeuropeos ocuparon la isla de Sri Lanka o Ceylán donde ya se habían establecido poblaciones drávidas y mucho antes los nativos Wanniyala-Aetto o Veddas. La etnia cingalesa es el resultado del mestizaje de los indoeuropeos que dominaron la isla desde entonces, con diversas poblaciones anteriores, que adoptaron la lengua cingalesa.

El Mahavamsa, crónica escrita en lenguaje pali, narra la historia de los reyes de la isla desde el siglo IV a. C. hasta el siglo XIII, desde el punto de vista del budista. Según esta crónica y las tradiciones locales, entre el 543 y 483 a. C. llegó exiliado a Sri Lanka desde la India el príncipe Widjeya (el victorioso), junto con 700 partidarios procedentes Orissa y Bengala. Vencieron a los indígenas llamados yahhos. Widejya se casó con la princesa Kuveni, hija del rey del país.

El budismo fue introducido en el siglo III a. C. por Sanghamita y Mahinda, hija e hijo o hermano del emperador Maurya Ashoka. Actualmente el 93% de los cingaleses son budistas, principalmente de la escuela Theravāda. Parte de los cingaleses budistas aun rinde culto a las deidades del hinduismo y a los dioses de los nativos. Otros cingaleses son musulmanes o cristianos.

La sociedad cingalesa contemporánea se caracteriza por la emancipación de la mujer y su presencia activa en los más diversos ámbitos.

En contraste, los conflictos socioeconómicos al interior de la sociedad cingalesa y el conflicto étnico con los tamiles son factores cada vez más preocupantes para el bienestar de Sri Lanka y para los cingaleses, miles de los cuales han emigrado de su país para buscar mejores oportunidades.

jueves, 5 de marzo de 2015

ANASAZI



Los ANASAZI eran un pueblo amerindio de la súper área cultural de Oasis América. Ocupaban, en varios grupos, la superficie de los estados actuales de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México.

Su civilización ha dejado varios vestigios monumentales y litúrgicos en distintos lugares, de los cuales dos han sido clasificados como patrimonio mundial por la Unesco. Los restos encontrados por los arqueólogos demuestran un conocimiento de la cerámica, el tejido y la irrigación.

Además, dibujaban símbolos que no han sido descifrados y observaban los desplazamientos solares. Se considera que los descendientes actuales de los anasazi son los indios pueblo entre ellos los zuñi y los hopi; aunque no se conoce con seguridad si hay continuidad étnica entre ellos y los antiguos anasazi, o si la continuidad es sólo geográfica.

La civilización de los anasazi desapareció completamente antes de la llegada de los europeos a América. Se ignora, ya que no hay pruebas escritas, con qué nombre se designaban a sí mismos los anasazi, y su posible conexión étnica con los pueblos modernos es materia de debate.

De hecho, el término anasazi es sólo el nombre que le dan los navajos contemporáneos al antiguo pueblo constructor de ciudades.

La palabra anasazi significa «antiguos enemigos», y con toda probabilidad no habría estado relacionado étnicamente con los navajos sino con los indios pueblo. Se usa el término "indios pueblo" para referirse a todas las civilizaciones indias autóctonas con una arquitectura típica en pequeños pueblos, presumiblemente descendientes de los anasazi.

Los indios hopi utilizan más bien la palabra Hisatsinom, ya que consideran la palabra anasazi como despectiva. Por último, los historiadores reagrupan bajo la designación «anasazi» a distintas culturas similares que residieron en la misma zona: los hohokam, los mogollón y los pataya, desaparecidos todos antes del siglo XVI.

Se dispone de distintas fuentes para reconstruir la existencia de los anasazi:

Los relatos tradicionales de los pueblos amerindios transmitidos oralmente. La artesanía y las creencias de los descendientes de los anasazi permiten formular una serie de hipótesis serias.

El testimonio de los conquistadores españoles que exploraron la región a partir del siglo XVI. La expedición más importante fue la de Francisco Vázquez de Coronado, que buscaba la ciudad de oro de Cíbola. Las crónicas y cartas enviadas por los exploradores son una fuente muy importante de informaciones siempre que se tomen con precaución.

A finales del siglo XIX, los granjeros Charley Mason y los hermanos Wetherill descubrieron los principales emplazamientos anasazi. Las excavaciones arqueológicas empezaron realmente con el sueco Gustav Nordenskjöld. El clima árido de la región permitió una buena conservación de millares de objetos en fibra vegetal lanzaderas —atlatl— de maderaflechas de caña, tejidos de algodónanimaltendonescueros. Varios esqueletos han sido estudiados por los antropólogos, lo que ha proporcionado datos sobre la salud, la alimentación y la morfología de los anasazi.

Según las últimas teorías, los primeros asentamientos humanos en América datan de al menos veinte mil años. Los paleo indios se sedentarizaron en el suroeste de América del Norte hace unos doce mil años. Los arqueólogos han desenterrado herramientas líticas de esta población en el asentamiento de Clovis. Cazaban grandes animales que se extinguieron rápidamente, mamuts.

Tras la última glaciación, el clima se hizo más seco y caluroso. En América Central los olmecas practicaban las plantaciones de maíz desde el segundo milenio antes de Cristo. Fueron sustituidos por las sucesivas civilizaciones de Teotihuacán, zapotecas, y aztecas. Estos últimos eran contemporáneos del apogeo de la civilización anasazi. Con la llegada de los españoles en el siglo XVI, las culturas amerindias sufrieron mutaciones radicales. Los grandes imperios desaparecieron y las distintas tribus Pueblos sustituyeron a los anasazi.

La historia de los anasazi sigue siendo un misterio debido a la ausencia de rastros escritos. La arqueología permite sin embargo establecer unas fases cronológicas de fechas aproximativas. La región del suroeste de los Estados Unidos fue ocupada por poblaciones de tradición Sohara 5500 a. C. - siglo IV.

Los Basketmakers —cesteros— se implantaron en los territorios montañosos y semiáridos poco antes de la era cristiana. Los anasazi sucedieron a los Cesteros hacia el siglo VIII. La sedentarización progresiva de los cazadores-recolectores asociada al desarrollo de la agricultura, produce la emergencia de una nueva cultura llamada de los Pueblos, en referencia a las poblaciones construidas con ladrillos que los anasazi de Mesa Verde instalan abrigándose en los acantilados de los grandes cañones de Colorado. El inicio de esta cultura periodo Pueblo I, del 700 al 900 se caracteriza por pequeñas casas solitarias y el cultivo del algodón. El periodo Pueblo II del 900 al 1100 marca el apogeo de la cultura anasazi, firmado por un enriquecimiento de los adornos. El periodo Pueblo III del 1110 al 1300 marca el deterioro de la cultura y su repliegue a Mesa Verde con unos poblados trogloditas rudimentarios.

A partir del año 1300, los anasazi se refugian en el valle de Río Grande y en el centro de Arizona. Se pierden sus huellas poco antes de la llegada de los españoles. Las razones de este éxodo no son conocidas. Existen varias hipótesis: un cambio climático que amenazó las cosechas, un medio deteriorado que redujo las tierras cultivables disponibles, sobrepoblación, problemas políticos, tal vez guerras. No obstante, dada la ausencia de documentos escritos y la limitación de los conocimientos actuales no es posible probar ninguna de dichas hipótesis.

Si bien muchos aspectos de la historia de los anasazi no son conocidos debido a la inexistencia de fuentes escritas, existe evidencia material de que ejercieron una presión creciente sobre el ambiente. Esto podría haber provocado un "colapso" ecológico provocado por la sobrexplotación de los bosques cercanos, lo cual a largo plazo podría haber tenido efectos adversos en el clima de la región y el nivel de erosión del terreno. De hecho el caso de la cultura anasazi es uno de los ejemplos arquetípicos tratados por Jared Diamond en su libro Colapso: por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen dedicado al colapso social de diversas culturas antiguas por problemas de falta de sostenibilidad ecológica.

viernes, 20 de febrero de 2015

YORUBA



Los YORUBAS, constituyen un gran grupo etno-lingüístico del oeste africano.

Los yoruba constituyen aproximadamente el 30% de la población total de Nigeria, y llegan desde los 28 hasta los 40 millones de individuos en toda la región 22 millones hablan su idioma.

Comparten fronteras con los borgu también llamados bariba y borgagua en el noroeste, los nupe y ebira en el norte, los esan y edo en el sureste, los igala y otros grupos relacionados en el noreste y los egun, fon y otros pueblos de habla gbe en el suroeste.

Aunque la mayoría de los yoruba vive en el suroeste de Nigeria, hay también significativas comunidades yoruba en la repúblicas de Benín y Togo, así como una diáspora yoruba en Sierra Leona, Brasil, Colombia, Cuba, Carolina del norte, República Dominicana, Trinidad, México y Venezuela Panamá

Los yorubas son el principal grupo étnico de los estados de Ekiti, Lagos, Ogun, Ondo, Osun y Oyo, que son subdivisiones políticas de Nigeria; también constituyen una significativa proporción de los estados de Kwara y Kogi, así como de la república de Benín.
También cuentan con todo un sistema religioso que se ha expandido en toda la diáspora yoruba, conocida como Regla de Osha-Ifa o mitología yoruba.

Muchas personas de ascendencia africana en América poseen ancestros yorubas junto a otros muchos grupos étnicos en alguna proporción. Un porcentaje significativo de africanos esclavizados en el continente americano tienen sus orígenes en esta región.

Existen muchas versiones sobre el origen yoruba, la más popular de las cuales gira en torno a una figura llamada Oduduwá. De acuerdo con un registro de uno de los primeros historiadores yorubas, el reverendo nigeriano Samuel Johnson un òyó convertido al cristianismo, Oduduwá era el líder de un ejército invasor del Este un lugar a menudo identificado con La Meca, Egipto, y Sudán, o el noreste de Nigeria que estableció el sistema de gobierno constitucional monárquico entre los indígenas que encontró a su paso.

Otras versiones del mito hablan de que Oduduwá fue enviado abajo por Olodumare, el Creador, para darles vida a los primeros seres humanos a partir del suelo arcilloso de Ilė-Ifę. Odudua es también el nombre de una importante diosa de la Tierra, la esposa de Obatalá, y algunos académicos señalan una conexión entre el fundador semimitológico de las tradiciones monárquicas de Ifẹ, Oyo, y Benín, así como de la antigua deidad femenina. El nombre de Oduduwá significa: ‘aquel o/ohun que creó el conocimiento odu del carácter iwa o o dudu, o l'ewa/o n'iwa: ‘él es negro y hermoso o de buenos modales’, haciendo referencia al papel supremo de la figura en establecer la filosofía yoruba y la negrura, ya sea mítica o históricamente. Los yorubas son siempre aludidos como los «iorubá, omo Oduduwá O’oduá» ‘yoruba, hijos de Oduduwá’.

El nombre también guarda conexión con la literatura del sistema de adivinación geomántica yoruba, Ifá. Los últimos capítulos rememorados y cantados por los consultantes de adivinación babalawo durante una sesión ifa, reciben el nombre de odu.

Oduduwá fue el fundador de Ile-Ife. Fue enviado desde los cielos por Olodumare para establecer la Tierra y crear a sus habitantes, luego de que otro pastor de Olodumare, Obatalá, fallara en el intento. A tal efecto, Oduduwá recibió un gallo y un saco de arena, ya que la tierra se hallaba cubierta de agua en aquel entonces. Mientras descendía desde los cielos, el gallo que iba con él se escapó y comenzó a volar, por lo que en su intento por atraparlo, dejó caer el saco de arena. Ésta comenzó a bajar hacia el agua. En su descenso, Oduduwá se dio cuenta de que la arena había formado una pequeña "colina", emergiendo desde las aguas, y que el gallo se había posicionado sobre ella expandiendo la arena con sus patas. En consecuencia, la tierra siguió extendiéndose hasta formar el suelo de la tierra. Luego, llamó a ese montón Ile n'fe, la tierra se estaba extendiendo, y de ahí el nombre de Ile-Ife, el pueblo ancestral de la humanidad y de los yoruba. Obatalá bajó más adelante junto a los otros y creó a los humanos.

La ciudad de Ile Ife, habitada por los yoruba en el siglo IV a. C., se convirtió en el centro cultural de la población. Hacia el año 900, la ciudad-estado yoruba de Ile Ife se autoproclamó como una potencia dominante en las tierras de los yoruba centro y suroeste de Nigeria, Benín y Togo, aunque existían estados complejos a lo largo de la región. En teoría, las ciudades-estado yorubas reconocían ampliamente la primacía de la antigua ciudad de Ile Ife. El imperio sureste de Benín, reinó mediante una dinastía que remontaba sus orígenes a Ifẹ y Oduduwá, pero vastamente poblada por los Ẹdo y otras etnias relacionadas, también mantuvo una influencia considerable en la elección de nobles y reyes al este de Yoruba.

Muchas de las ciudades-estado eran controladas por monarcas obas y ministros nombrados desde los nobles, líderes gremiales y comerciantes. Diversos estados vieron diferencias de poder entre los dos. Algunos tenían monarcas poderosos y semi-autocráticos con un control casi total, mientras que otros, los ministros eran supremos y el oba servía como figura importante. En todos los casos, los monarcas yorubas eran materia de aprobación constante por parte de sus constituyentes y podían ser obligados fácilmente a abdicar si demostraban tendencias dictatoriales o incompetencia. La orden de desalojar el trono era generalmente comunicada a través de un mensaje simbólico, o aroko, de huevos de papagayo repartidos por los senadores.

Antes de la abolición de la esclavitud, los europeos conocían a algunos grupos yorubas como Akú, un nombre derivado de las primeras palabras de saludos yorubas como Ẹ kú àárọ ‘buenos días’ y Ẹ kú alẹ? ‘buenas tardes’. Una variante de este grupo también es conocida como el "Okun", que es una forma de "A ku". Estos son yorubas encontrados en partes de los estados de Kogi - el "Yagba", Ekiti y Ondo. Los términos "Nago," "Anago," y "Ana," derivados del nombre de un grupo yoruba costero en la actual República de Benín, fueron asimismo ampliamente usados en documentos españoles y portugueses, para describir a todos los hablantes de esa lengua. Los yorubas en el África francófona occidental, siguen siendo a menudo conocidos por este etnónimo.

En Hispanoamérica en general, los yorubas son llamados "lucumi", por la frase o luku mi, que significa ‘amigo mío’ en algunos dialectos. Durante el siglo XIX, el término yariba o yoruba amplió su uso, primeramente confinado al oió. Se suele creer que el término deriva de un etnónimo hausa para los pueblos populosos del sur, pero no ha sido compartido por los historiadores.

Como una descripción étnica, la palabra apareció por primera vez en un tratado escrito por el académicos onghai Ahmed Baba (siglo XVI) y es probable que haya derivado de los etnónimos indígenas oió o yagba, dos grupos hablantes del yoruba sobre las franjas septentrionales de su territorio. Sin embargo, es probable que el etnónimo fue popularizado por el uso hausa y la etnografía escrita en arábigo y ajamí. Bajo la influencia del obispo Samuel Ajayi Crowther, un clérigo yoruba, se extendieron numerosos misioneros para abarcar a todos los hablantes de dialectos relacionados.

La vida pre colonial yoruba en la región de sabana entre la selva y el río Níger, fue arrastrada más hacia el sur por conflictos con el califato de Sakoto, un imperio musulmán militarista fundado por el académico fulanicoránico Uthman Dan Fodio. Tras usurpar el poder en las ciudades-estado hausas del norte de Nigeria, el califato de Sokoto también alcanzó el poder en Ilorín, uno de los pueblos yorubas más septentrionales, y devastó Oió-Ile, la ciudad capital del Imperio oió.

Tras perder el extremo norte de su región ante el califato de Sokoto de caballerías, los oió retrocedieron en su mayoría a latitudes donde las moscas tse-tsé impiden la supervivencia de los caballos. El califato intentó expandirse aún más hacia la región sur de la actual Nigeria, pero fue decisivamente derrotado por los ejércitos de Ibadán en 1840, convirtiendo a Ibadán en el "salvador de Yorubalandia."

Pese a que las monarquías son bastantes comunes a lo largo de la región yoruba-parlante, no fueron la única aproximación al gobierno y a la organización social. Las numerosas comunidades Ẹgba, halladas debajo de la región de sabana del Oió, fueron un notable ejemplo. Estas entidades independientes a menudo elegían a unoba, aunque los poderes políticos, legislativos y judiciales residían en el Ogboni, un ministro o representante de los ancianos importantes.

Cuando los ciudadanos de más de 150 comunidades Ẹgba y Owu emigraron a la ciudad-estado fortificada de Abeokuta durante las guerras internas del siglo XIX, cada cuartel retuvo su propio consejo y líder de asuntos civiles ogboni, junto con un olorogun, o jefe de líderes militares, y en algunos casos sus propios obas o baales electos. Estos consejos independientes elegían entonces a sus miembros más competentes para unirse al consejo civil federal o militar que representaba a la ciudad como una entidad. El comandante Frederick Forbes, un representante de la corona británica, escribiendo sobre su experiencia en la visita a la ciudad en la edición de 1853 de Church Military Intelligencer, describió a Abẹokuta como un sitio con "cuatro presidentes", y con un sistema de gobierno que tenía "840 gobernantes principales o 'Cámara de Senadores,' 2800 jefes secundarios o 'Casa de los Comunes,' 140 militares principales y 280 secundarios." Describió a Abẹokuta y a su sistema de gobierno como "la república más extraordinaria en el mundo".

Los consejos de liderazgo gerontocrático que se oponían a la monopolización del poder por un monarca, eran un rasgo proverbial de los Ẹgba, según el eminente historiador oió, el reverendo Samuel Johnson, pero tales consejos también estaban bien desarrollados entre los grupos Okun del norte, los Ekiti del este, y otros grupos que recaían en el mismo campo étnico de los Yoruba. Incluso en Oió, el más centralizado de los reinos pre-coloniales, el Alaafin consultaba sobre todas las decisiones políticas con un primer ministro el Basọrun y el consejo de los nobles liderantes conocidos como los oió mesi.

Ibadán, una ciudad-estado y proto-imperio fundado en el siglo XIX por un grupo políglota de refugiados, soldados, y comerciantes itinerantes de oió y otros subgrupos yoruba, prescindieron ampliamente del concepto de monarquía, optando por elegir tanto consejos militares como civiles a partir de un número de ciudadanos eminentes. La ciudad pasó a ser una república militar, con distinguidos soldados ejerciendo poderes políticos a través de su elección por aclamación popular y el respeto de sus pares. Algunas prácticas similares fueron adoptadas por los Ijẹsa y otros grupos, que percibieron un alza correspondiente en la influencia social de aventureros militares y exitosos empresarios.

Los gremios ocupacionales, los clubes sociales, las sociedades secretas o iniciativas, y las unidades religiosas, comúnmente conocidas como Ẹgbẹ en yoruba, incluían a los Parakoyi o liga de comerciantes y los Ẹgbẹ Odẹ gremio de cazadores, y mantenían un papel importante en el comercio, el control social, y la educación vocacional en el entorno yoruba.

También existen ejemplos de otras organizaciones señoriales en la región. Cuando los Ẹgba resistieron la dominación imperial del Imperio oió, una figura llamada Lisabi es asociado con la creación o resurrección de una organización cubierta tradicional conocida como Ẹgbẹ Aro. Este grupo, originalmente una unión de granjeros, fue convertida en una red de milicias secretas alrededor de las selvas Ẹgba, y cada refugio se unía para derrocar a los Ajeles de los oió (administradores asignados) a finales del siglo XVIII.

De forma similar, las ligas cubiertas de resistencia militar como los Ekitiparapọ y la alianza Ogidi fueron organizadas durante las guerras del siglo XIX, por las a menudo descentralizadas comunidades de los Ekiti, Ijẹṣa, Ìgbómìnà y Okun Yoruba, para así resistir a varios planes imperiales expansionistas de Ibadán, Nupe, y el califato de Sokoto.

La monarquía de cualquier ciudad-estado se hallaba por lo general limitada a un número de linajes reales. Una familia podía ser excluida del reinado y de la jefatura, si un miembro de la misma, o sirviente o esclavo perteneciente al grupo familiar cometía algún crimen, como podía ser robo, fraude, homicidio, o violación. En otras ciudades-estado, la monarquía estaba sujeta a la elección de cualquier ciudadano nacido libre y de sexo masculino. También hay, en Ileṣa, Ondo, y otras comunidades yorubas, muchas tradiciones de obas femeninas, aunque ya era relativamente más inusual.

Los reyes eran casi siempre polígamos, y muchos tenían incluso hasta 20 esposas. También contraían matrimonio con miembros de la familia real de otros pueblos o ciudades estado.

Los yorubas son uno de los grupos étnicos africanos cuyo patrimonio cultural e identidad son reconocibles en América, pese a los efectos debilitantes de la esclavitud. El culto y las diversas formas artísticas de la religión Oriṣa, a menudo llamada "Ṣhangófaiter", son muy populares en Latinoamérica, especialmente en Haití, Brasil, Cuba y Puerto Rico; todas y cada una de las cuales tienen sus raíces en la música yoruba. Quizás su artista material más representativo sea Olowe de Ise. Sus creencias religiosas son complejas, y reconocen una amplia variedad de deidades. Olọrun o Olodumare es venerado como el creador, con los otros Oriṣas sirviendo de emisarios o intermediarios que ayudan con los asuntos humanos.

El yoruba estuvo en contacto con el islam a través del comercio con el Imperio malí de Mansa Musa, y con una religión a la que se ha referido con "Esin-Mali".(la religión de Malí). Los musulmanes estaban mayoritariamente concentrados en muchas de las metrópolis yorubas de ese tiempo, como en Ibadán, Ijebu-Ode, Shaki, Oyo, y Abeokuta. Yorubalandia se encontró con el cristianismo a la llegada de los colonizadores, 400 años después del contacto con el islam. Los misioneros cristianos establecieron escuelas y los yorubas se han convertido al cristianismo desde el siglo XIX. En los Estados Unidos, son reconocibles, en conjunto con otros inmigrantes nigerianos, por ser cristianos estrictos, observándose muchas de las perspectivas bíblicas conservadoras. También son prominentes en algunas congregaciones urbanas musulmanas. Asimismo, participan de varias formas de culto religioso del Ifa/Oriṣa.

El repertorio de representación yoruba incluye varias obras de mascarada, óperas folclóricas, vibrantes vídeos y cinematografía. Una mascarada yoruba, Gẹlẹdẹ, de la región de Ketu en la moderna república de Benín, ha sido reconocida como una obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad por Unesco. Otros aspectos de la cultura yoruba, identificados como obras maestras de ingenio cultural humano, incluyen al corpus de Ifá, una colección de cientos de poemas empleados para ceremonias divinas; y la arboleda sagrada de Oṣun-Oṣogbo, uno de los pocos sitios funcionales que han perdurado para las ceremonias tradicionales religiosas en Nigeria, y un grupo de visitantes de todas partes del mundo.

Una cantidad incontable de artículos académicos se han inclinado a examinar las representaciones de Egungun representante de los espíritus ancestrales que visitan a los vivos; Epa representaciones simbólicas que promueven de forma variada el valor y la fertilidad; y Ẹyọ, una procesión de bailarines enmascarados.

El pueblo yoruba evalúa los gestos mucho más que otras tribus africanas. Cuando se saluda a un mayor, si es hombre se le debe hacer reverencias, y si es mujer se le debe cortejar. A veces, cuando se saluda a alguien, como por ejemplo a un miembro de la casa real, una mujer se debe arrodillar y levantarse rápidamente. El hombre debe echarse al suelo frente a esa persona importante, y luego ponerse de pie.

La religión y la mitología yorubas tienen una influencia considerable en África occidental, principalmente en Nigeria, y ha dado lugar a muchas religiones del Nuevo Mundo, como la santería en CubaPuerto RicoVenezuela, el Candomblé, el Africanismo y la Umbanda en BrasilArgentina y Uruguay.

Itan es el término que se le da a la suma total de todos los mitos yorubas, canciones, historias, y otros componentes culturales.

Muchas etnias yorubas fueron esclavizadas y llevadas a Haití, Cuba, Puerto Rico, Colombia, Brasil, Trinidad, Venezuela y al resto del Nuevo Mundo (principalmente en el siglo XIX, tras el colapso del Imperio Oyó, y la guerra civil que hundió a la región), portando con ellos a su religión.

Estos conceptos fueron combinados con religiones preexistentes de base africana, con el cristianismo, con la mitología amerindia, y con el espiritismo kardecista en varios linajes del Nuevo Mundo:
Anago, Nigeria.
Batuque, Brasil.
Candomblé, Brasil.
Idigene, Nigeria.
Oyotunji, Estados Unidos.
Santería, Cuba, Puerto Rico, Rep. Dominicana y Venezuela.
Umbanda, Brasil.

El tan conocido vudú de Haití combina las creencias religiosas de muchas nacionalidades étnicas africanas llevadas a la isla con la estructura y la liturgia de la Fon-Ewe del actual Benín, y la cultura Congo-angoleña de la región, pero la ideología religiosa y las deidades yorubas también juegan un papel importante.