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miércoles, 31 de mayo de 2017

QUERUBINES



Los QUERUBINES son ángeles que, dentro de los denominados coros angélicos, componen el segundo coro (el primero está formado por los serafines) de acuerdo al catolicismo. Representados como niños alados, los querubines protegen la gloria divina.

La teología indica que quienes ven a los querubines son aquellos que se encuentran en un estado de elevación, con el cielo a su alcance. De acuerdo a lo que se desprende de la Biblia, los querubines tienen la finalidad de alabar a Dios y de recordar a la humanidad la gloria divina.

Los querubines también pueden agruparse y servir como medio de desplazamiento ya que se movilizan como “relámpagos”, según las Sagradas Escrituras.

Muchas son las pinturas y obras de arte que han representado a la figura de los querubines de una manera más o menos protagonista. Así, por ejemplo, ejemplos son los siguientes:

-Detalle de “Los Querubines” en lo que es la Capilla Sixtina.

-“Ángel cantando”, de Jan van Eyck.

-“María y el niño”, de Rosso Fiorentino.

-“Última sentencia”, de Hans Memling.

-“El violo de Europa”, de François Boucher.

-“Baco y Ariadna”, de Jacopo Amigoni.

De entre todos los artistas que, a lo largo de sus carreras, tomaron la decisión de pintar querubines, el que ha conseguido mayor reconocimiento es el pintor italian Rafael Sanzio (1483 – 1520). Hoy sus trabajos de este tipo, que realizó en su momento para algunas de las estancias de las Capillas Vaticanas, podemos verlos en un sinfín de estancias y objetos de decoración.

A la hora de pintar querubines, existen diversas reglas que ayudan a conseguir el mejor resultado. Así, por ejemplo, se establece que lo primero que tiene que dibujarse es su contorno, haciendo uso de formas geométricas: el triángulo para lo que sería el vestido y un círculo para la cabeza. Además se establece que el pelo debe tener apariencia drapeada, que sus mejillas tienen que ir en un color rosado y que debe delimitarse muy bien lo que sería la parte superior de las mejillas o mofletes.

En el lenguaje coloquial, se utiliza la noción de querubín para nombrar a un individuo joven y de gran belleza. Por ejemplo: “La mujer, orgullosa, se paseaba con su querubín para presumir ante las vecinas”, “El querubín robaba suspiros a todas las jóvenes del pueblo, que soñaban con su compañía”.

martes, 30 de mayo de 2017

SERAFINES



Los SERAFINES son, de acuerdo a teología cristiana, los primeros de los nueve coros o tipos de "espíritus bienaventurados" de la angelología cristiana.
Pertenecen al orden más alto de la jerarquía más elevada.
Rodean el trono de Dios y están en constante alabanza cantando el trisagio hebreo «Kadosh, Kadosh, Kadosh» («Santo, Santo, Santo es el Señor de los Ejércitos, la tierra está llena de su Gloria»).
En la creencia Bahá'í, los serafines, son ángeles del conocimiento y la sabiduría.
En la creencia cristiana, los serafines se caracterizan por el ardor y la pureza con que aman las cosas divinas y por elevar a Dios a los espíritus de menor jerarquía. Se les conoce como "las flameantes llamas del rayo", "rayos de fuego del amor" o "llamas ardientes". Cantan sin cesar la música de las esferas, regulan el movimiento de los cielos y son la vibración primordial del amor.
Los serafines son seres que pueden ser vistos solo por quienes son “elevados” a una dimensión superior, es decir, un estado en el que el cielo “se abre para ellos” (Ezequiel 1:1; Ap 4:1,2; 19:11).
En los contados casos en que eso ocurre, la descripción zoomórfica que se hace de esos “ministros” de Dios [serafines (semejantes a animales con seis alas —Isaías 6:2—), querubines (semejantes a animales con cuatro alas —Ez 1:6—), o arcángeles (seres en forma de antorchas —Ap 1:4; 4:5—)] es representativa de las diferentes funciones que esos seres celestiales cumplen ante el Creador.
Los gnósticos refieren que fueron los serafines en su forma de elohines o llamas quienes destruyeron Sodoma y Gomorra, bombardeando la ciudad con bolas de fuego, y son mencionados por primera vez en Hebreos, uno de los libros más antiguos del Nuevo Testamento.
La iconografía cristiana representa a los serafines como seres alados, pero con la peculiaridad de poseer tres pares de alas, el primero de los cuales tapa su rostro ya que, al ser los seres más bellos del universo, sólo Dios tiene derecho a contemplarlos. Con el segundo par de alas vuelan y el tercero cubre sus pies, pues simbolizan así la eterna humildad y amor debidos sólo a Dios. En el judaísmo se presentan como serpientes doradas con seis alas que tienen el poder de sanar, acorde a la etimología de la palabra.