Una REFINERÍA de petróleo o destilería es una plataforma industrial destinada a la refinación del petróleo, por medio de la cual, mediante un proceso adecuado, se
obtienen diversos combustibles fósiles capaces de ser utilizados en motores de combustión (gas, oil, gasolina, etc.), aceites minerales, asfaltos y otros.
Hay
más de 600 refinerías instaladas en el mundo, que producen diariamente más de
13 millones de metros cúbicos de productos refinados. Cada refinería tiene una
economía particular que genera una configuración de plantas instaladas, lo que
le da características operativas específicas. La economía en una refinería está
determinada principalmente por su ubicación, su antigüedad, la posibilidad de
conseguir inversiones, los petróleos crudos de que dispone, la demanda de
productos (de los mercados locales y/o de exportación), los requisitos de
calidad de los productos, la legislación, los estándares ambientales y los
requisitos del mercado.
Para saber si sus
operaciones son las adecuadas, las refinerías realizan estudios comparativos de performance (benchmarking).
En los países que disponen
de costas, las destilerías preferentemente se instalan allí, para ahorrar
gastos de transporte y construcción de oleoductos.
Las
primeras refinerías estaban formadas solamente por una única unidad: la
destilación atmosférica.
Esta práctica ya no es
económicamente viable y las refinerías más simples incluyen además unidades
anexas de desulfuración y de conversión, así como una destilación al vacío.
Una refinería que comprende sólo estas unidades se describe como hydroskimming
Refinery en inglés.
Prácticamente no existen.
Las refinerías modernas
incluyen además de las unidades anteriores, unidades de conversión (craqueo)
que permiten la transformación de las fracciones más pesadas del petróleo cuyo
precio es menos atractivo y que sólo puede ser utilizado en plantas
industriales específicas, en fracciones más ligeras que puedan formar parte de
un combustible ordinario (diesel, queroseno o gasolina).