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lunes, 4 de abril de 2016

BACANAL



Las BACANALES eran fiestas en honor a Baco dios mitológico romano del vino, del que procede el nombre o Dionisos su equivalente griego, en las que se bebía sin medida. Las sacerdotisas organizadoras de la ceremonia se llamaban bacantes y el nombre ha quedado asociado a las orgías romanas. El culto primitivo era exclusivamente de mujeres para mujeres y procedía del culto original al dios Pan.
Introducidas en Roma 200 a. C. desde la Magna Grecia o a través de la Etruria influida por Grecia, las bacanales se celebraban en secreto y con la sola participación de mujeres en la arboleda de Simila, cerca del monte Aventino el 16 y 17 de marzo. Posteriormente, se extendió la participación en los ritos a los hombres y las celebraciones tenían lugar cinco veces al mes.
Una cortesana llamada Hispala Fecenia reveló el secreto de estas prácticas a un joven que amaba, Publio Aebutio, para protegerlo de su propia madre que quería iniciarlo en los misterios de Baco.
Siguiendo el consejo de Hispala, Publio se negó a ser iniciado. Fue obligado por su madre y por el marido de ella, pero buscó refugio con una de sus tías, la cual le aconsejó que le contara esta historia al cónsul Postumio.
El cónsul decidió llevar a cabo una investigación secreta. El Senado temió que, bajo la secta, se ocultase una conspiración contra la República. Encargó a los cónsules informes contra las bacanales y los sacrificios nocturnos, prometiendo recompensas a los informantes y prohibiendo las reuniones de iniciados.
La notoriedad de estas fiestas, donde se suponía que se planeaban muchas clases de crímenes y conspiraciones políticas, provocó en 186 a. C. un decreto del Senado —el llamado Senatus consultum de Bacchanalibus, inscrito en una tablilla de bronce descubierta en Calabria (1640) y actualmente en Viena— por el que las bacanales fueron prohibidas en toda Italia, excepto en ciertas ocasiones especiales que debían ser aprobadas específicamente por el Senado. Pese al severo castigo infligido a quienes se sorprendiera violando este decreto, las bacanales no fueron sofocadas, especialmente en el sur de Italia, durante mucho tiempo.

sábado, 9 de enero de 2016

ELFO



Los ELFOS son criaturas de la mitología nórdica y germánica. Originalmente se trataba de una raza menor de la fertilidad y representados como hombres y mujeres jóvenes, de gran belleza, que viven en bosques, cuevas o fuentes. Se les consideraba como seres de larga vida o inmortales y con poderes de vida.
Las descripciones más tempranas preservadas de los elfos provienen de la mitología nórdica. En nórdico antiguo eran llamados álfar singular, caso nominativo, y a pesar de que no existen descripciones más antiguas o contemporáneas, la aparición de seres etimológicamente relacionados a los álfar en varios folklores posteriores, sugiere fuertemente que la creencia en elfos era común entre todos los pueblos germánicos, y que no solo se limitaba a los antiguos escandinavos.
A pesar de que el concepto en sí mismo nunca está definido claramente en las fuentes existentes, los elfos parecen haber sido concebidos como seres o espíritus poderosos y hermosos. Nunca se han registrado mitos sobre los elfos. Varios hombres famosos parecen haber sido elevados al rango de elfos luego de su muerte, como el rey Olaf Geirstad-Alf. El héroe herrero Völundr es identificado como 'señor, líder, o sabio de los elfos' en el poema Völundarkvida. Un segundo título de Völundr es más oscuro: álfa ljóði, donde la raíz apunta a la expresión poética ljóðr o lýðr, "un pueblo, gente, hombres". Este título se ha interpretado como "líder de los álfar", pero más probablemente como "uno del pueblo de los álfar", indicando que Völundr es uno de ellos y no simplemente un humano. En la Saga de Thidrek una reina humana se sorprende al descubrir que el amante que la embarazó es un elfo y no un hombre. En la Hrólfs saga kraka un rey llamado Helgi viola y embaraza a una elfina vestida de seda.
Consecuentemente, el cruce entre elfos y humanos es posible en la antigua creencia nórdica. La reina humana que tuvo un amante elfo dio a luz al héroeHögni, y la elfina que fue violada por Helgi dio a luz a Skuld, quien se casó con Hjörvard, el asesino de Hrólfr Kraki. La Hrólfs saga kraka agrega que ya que Skuld era medio-elfo, era muy habilidosa en la hechicería seid, y a tal punto que era casi invencible en la batalla. Cuando sus guerreros caían, ella los levantaba nuevamente para que continuaran luchando. La única manera de derrotarla era capturarla antes de que pudiera convocar a sus ejércitos, que incluían guerreros élficos.
Hay también declaraciones en la Heimskringla y en la Þorsteins saga Víkingssonar de una línea de reyes locales que gobernaron Álfheim, que se correspondía con la provincia moderna sueca de Bohuslän y la provincia noruega de Østfold, y ya que tenían sangre élfica, se decía que eran más hermosos que la mayoría de los hombres.
En novelas de fantasía y folklore, los elfos son frecuentemente descritos como gente pequeña con orejas puntiagudas y personalidades traviesas. Además, en la visión más moderna son imperceptibles, y viven en los bosques y otros lugares naturales; así, se los mezcla con duendes y otros seres faéricos tradicionales.
En su versión literaria moderna, son longevos pueden vivir milenios y tienen poderes mágicos, que usan para proteger la naturaleza. Los elfos se caracterizan principalmente por sus orejas puntiagudas y grandes ojos. También se distingue su alta estatura y sus movimientos ágiles y ligeros. Poseen una gran destreza con la magia y una fuerza superior a los humanos, además de una mayor inteligencia y sensatez. Los elfos se han relacionado siempre con la naturaleza y el aprecio que le tienen a ella. Y viven para protegerla con ayuda de su magia de seres oscuros. Los elfos son de carácter serio, aunque amable. Son responsables, leales y honrados, ante todo. Como muchos de los seres fantásticos, los elfos piensan que los humanos son una raza inferior, debido a su falta de inteligencia.
Se cuenta que la raza élfica ha precedido a la Humanidad en un gran número de milenios. Viven en sociedades análogas a las humanas, con reyes a quienes están sometidos. Aman el juego, la danza y el canto. A menudo pasan la noche entera en rondas infatigables que solo interrumpe el canto del gallo, pues temen la luz del día y la mirada de los humanos. El que, de noche, en una llanura solitaria, se deja fascinar por la belleza de sus hijas y acepta entrar en su ronda, está perdido. Pero lo más frecuente es que sus danzas no tengan testigos; por la mañana se nota solamente en la hierba húmeda el rastro de sus pasos.
En alta fantasía, generalmente los elfos no son hostiles a los humanos, ya que los consideran inferiores y de poca importancia. A menudo desprecian a la especie humana como inferior y bárbara, del mismo modo que algunos miran a los animales de compañía y otros animales; el caso más extremo de eso podemos encontrarlo en los elfos de Pratchett, donde se trata de seres sin ningún tipo de empatía ni remordimientos, que tratan a los humanos y a todo en general, hasta a ellos mismos como fuente de entretenimiento, sin darle demasiada importancia al tipo de entretenimiento que proporcionen. También hay elfos oscuros svartalfer en la mitología nórdica, los cuales son retorcidos y malignos. Los elfos son enemigos de los orcos y goblins, y suelen estar permanentemente peleados con los enanos.

jueves, 31 de diciembre de 2015

AVERNO



El AVERNO era el nombre antiguo que se le daba, tanto por griegos como por romanos, a un cráter cerca de Cumas, Campania. De acuerdo a la Mitología romana era la entrada al inframundo. Posteriormente, la palabra pasó a ser simplemente un nombre alternativo para este.

Según el escritor griego Diodoro Sículo, el Averno sería un lago. Relata como Heracles desde la llanura Flegrea, descendió hacia el mar y realizó unas obras a orillas del lago llamado Aorno, que se consideraba consagrado a Perséfone. Áornos significa 'sin pájaros', el lago al que no se acercan los pájaros; es el Averno, que ocupa el cráter de un volcán apagado entre Miseno y Dicearquia, antigua colonia samia. La palabra averno viene de los vocablos griegos a: 'sin' y ornis: 'ave'. Esta etimología se refiere a que las aves no cruzaban este lugar por ser un cráter que expulsaba gases tóxicos.

Antiguamente estaba separado de otro lago cercano, el Lucrino, pero en el 37 a. C., el cónsul Agripa construyó un puerto militar eliminando la franja costera entre el Lucrino y el mar, y abrió un canal navegable entre el Lucrino y el Averno y una galería subterránea entre el Averno y Cumas.

Según el escritor y geógrafo griego Estrabón, el Averno era un golfo, que formaba una península con el espacio de tierra comprendido entre el cabo Miseno, comenzando desde la línea transversal que une Cumas y el propio golfo.

sábado, 12 de diciembre de 2015

EL SUPLICIO DE TÁNTALO



En la mitología griega, TÁNTALO era un hijo de Zeus y la oceánide Pluto, rey de Frigia o del monte Sípilo en Lidia . Se convirtió en uno de los habitantes del Tártaro, la parte más profunda del Inframundo, reservada al castigo de los malvados.
Fue padre de Pélope, Níobe y Bróteas con la pléyade Dione. Robert Graves dice que su esposa también pudo ser Euritemista,  Eurianasa o Clitia. 
Se conoce a Tántalo por haber sido invitado por Zeus a la mesa de los dioses en el Olimpo. Jactándose de ello entre los mortales, fue revelando los secretos que había oído en la mesa y, no contento con eso, robó algo de néctar y ambrosía y lo repartió entre sus amigos.
Tántalo quiso corresponder a los dioses y les invitó a un banquete que organizó en el monte Sípilo. Cuando la comida empezó a escasear, decidió ofrecer a su hijo Pélope. En lo que constituye un arquetípico rito de iniciación chamánica, descuartizó al muchacho, coció sus miembros y los sirvió a los invitados. Los dioses, que habían sido advertidos, evitaron tocar la ofrenda. Sólo Deméter, trastocada por la reciente pérdida de su hija Perséfone, «no se percató de lo que era» se comió el hombro izquierdo del desdichado. Zeus ordenó a Hermes que reconstruyera el cuerpo de Pélope y lo volviera a cocer en un caldero mágico, sustituyendo su hombro por uno forjado de marfil de delfín, hecho por Hefesto y ofrecido por Deméter. Las moiras le dieron vida de nuevo y así obtuvo nuevas cualidades. Para reforzar su iniciación en los misterios divinos, Poseidón secuestró al nuevo Pélope y lo llevó al Olimpo, haciéndolo su amante.
Un último crimen terminó por colmar la paciencia de los dioses: cuando Pandáreo robó el mastín de oro -que le había hecho Cronos a Rea para que cuidara del recién nacido Zeus -y se lo dio a Tántalo para que lo ocultara. Una vez pasada la alarma inicial sin que se supiera nada del perro, Pandáreo le pidió que se lo devolviera, pero Tántalo le juró por Zeus que nunca había oído hablar de él. Escandalizado Zeus por el perjurio o por el robo aplastó a Tántalo con una roca que pendía del monte Sípilo y arruinó su reino.
Después de muerto, Tántalo fue eternamente torturado en el Tártaro por los crímenes que había cometido. En lo que actualmente es un ejemplo proverbial de tentación sin satisfacción, su castigo consistió en estar en un lago con el agua a la altura de la barbilla, otras versiones del mito se refieren a la rodilla o la cadera, bajo un árbol de ramas bajas repletas de frutas. Cada vez que Tántalo, desesperado por el hambre o la sed, intenta tomar una fruta o sorber algo de agua, éstos se retiran inmediatamente de su alcance. Además pende sobre él una enorme roca oscilante que amenaza con aplastarle.
Diversos autores ven en este mito un rotundo rechazo de la religión olímpica a los sacrificios humanos, que si bien eran habituales en los primeros cultos, sobre todo a Deméter en su primitiva encarnación como Gran Diosa, se consideraban entonces un tabú. Los griegos de la épica acusaban a Tántalo de intentar engañar a los dioses olímpicos para devolverlos a sus antiguas identidades ofreciéndoles un banquete-sacrificio de carne humana.
Tántalo cometió además los tres grandes pecados de la mitología griega: ofender a un anfitrión, hacer daño a un niño y desafiar a los dioses.
Alternativamente, Tántalo es retratado como una autoridad prometeica que divulgaba secretos divinos a los mortales y presidía ceremonias sagradas de iniciación, consistentes en la muerte y transfiguración místicas.

lunes, 28 de septiembre de 2015

HEFESTO



HEFESTO es el dios del fuego y la forja, así como de los herreros, los artesanos, los escultores, los metales y la metalurgia en el Olimpo. Era adorado en todos los centros industriales y manufactureros de Grecia, especialmente en Atenas. Su equivalente aproximado en la mitología romana era Vulcano, en la japonesa Kagutsuchi, en la egipcia Ptah y en la hindú Agni.

Hefesto era bastante feo, y estaba lisiado y cojo. Incluso el mito dice que, al nacer, Hera lo vio tan feo que lo tiró del Olimpo y le provocó una cojera. Tanto es así, que caminaba con la ayuda de un palo y, en algunas vasijas pintadas, sus pies aparecen a veces del revés. En el arte, se le representa cojo, sudoroso, con la barba desaliñada y el pecho descubierto, inclinado sobre su yunque, a menudo trabajando en su fragua. La apariencia física de Hefesto indica arsenicosis, es decir, envenenamiento crónico por arsénico que provoca cojera y cáncer de piel. El arsénico se añadía al bronce para endurecerlo y la mayoría de los herreros de la Edad de Bronce habrían padecido esta enfermedad.

Hefesto era hijo de Hera, con Zeus o sin él. En la Teogonía de Hesíodo, Hera lo concibió sola, celosa porque Zeus había dado a luz a Atenea, que le había brotado de la cabeza. En la Ilíada, se afirma que Zeus fue padre de Hefesto.

La tensión entre ambas versiones era tal que aunque en una y en otra se narra que Atenea terminó naciendo de Zeus, en la que Hefesto era anterior se decía que había sido él quien había abierto la cabeza del padre para liberar a la hermana, mientras que en la otra versión se sostenía que había sido Prometeo.

De cualquier forma, en el pensamiento griego los destinos de Atenea, diosa de la sabiduría y la guerra, y Hefesto, dios de la forja que fabricaba las armas de la guerra, estaban relacionados. Hefesto y Atenea Ergane como patrona de los artesanos se honraban en una fiesta llamada Calqueas en el trigésimo día del mes Pianepsio. Hefesto también fabricó muchos de los pertrechos de Atenea.

Hera, mortificada por haber parido tan grotesca descendencia, no tardó en arrojarlo del Olimpo. Hefesto cayó durante nueve días y nueve noches hasta el mar, donde, como cuenta su mismo personaje en la Ilíada, dos diosas del mar, la nereida Tetis madre de Aquiles y la oceánida Eurínome, lo recogieron y lo cuidaron en la isla de Lemnos, y allí creció hasta convertirse en un maestro artesano.

Otras versiones afirman que fue su padre Zeus quien lo arrojó a causa de una conspiración de Hera y Hefesto para derrocarlo, y en la Ilíada se narra que fue porque liberó a su madre, que estaba presa con una cadena de oro entre la tierra y el cielo tras una pelea con Zeus. Hefesto cayó en la isla de Lemnos, y quedó lisiado con cojera.

Tras haber fabricado tronos de oro para Zeus y otros dioses, Hefesto se vengó elaborando uno mágico de diamante que envió como regalo a Hera. Cuando ésta se sentó en él, quedó atrapada, incapaz de levantarse. Los demás dioses rogaron a Hefesto que volviese al Olimpo y la liberase, pero él se negó, enfadado aún por haber sido expulsado. Intervino entonces Dionisio, quien emborrachó a Hefesto y lo llevó de vuelta al Olimpo a lomos de una mula. Hefesto, contrariado por la treta y dueño de la situación, impuso severas condiciones para liberar a Hera, una de las cuales fue contraer matrimonio con Afrodita.

En el panteón olímpico, Hefesto estaba formalmente emparejado con Afrodita, a quien nadie podía poseer. Hefesto estaba contentísimo de haberse casado con la diosa de la hermosura y forjó para ella magnífica joyería, entre ella un cinturón que la hacía más irresistible aún para los hombres.

Sin embargo, Afrodita se entregaba en secreto a Ares, el dios de la guerra, según se narra en la Odisea. Cuando Hefesto tuvo noticia de estos amores por Helios, el sol, que todo lo ve, tejió una red de oro irrompible casi invisible con la que atrapó en la cama a los amantes en uno de sus encuentros. Hesíodo cuenta que el suceso fue motivo de gran algarabía en el Olimpo, pues Hefesto llamó a todos los demás dioses olímpicos para que se burlaran de la pareja de amantes. Hermes, el Argifonte, el mensajero de los dioses comentó que no le habría importado sentir tal vergüenza. Hefesto no quiso liberarlos hasta que prometieran terminar su romance, y así lo hicieron, pero escaparon ambos tan pronto como levantó la red Hefesto, y no mantuvieron su promesa.

Según algunos autores, su desgraciado matrimonio con Afrodita fue lo que le impulsó a asaltar a Atenea cuando ésta acudió a él por nuevas armas.

Según la Ilíada, la forja de Hefesto estaba en el monte Olimpo. Pero lo habitual era situarla en el corazón volcánico de la isla egea de Lemnos. Hefesto era  identificado por los griegos con los dioses-volcanes del sur de Italia Adranos y Vulcano. Escritores clásicos posteriores siguieron esta idea describiendo una forja del dios en las islas volcánicas de Lipari, cerca de Sicilia. Los colonizadores griegos de esta isla terminarían asociando la fragua de Hefesto con el Etna.

Hefesto fabricó muchos de los accesorios que lucían los dioses, y se le atribuye la forja de casi todos los objetos metálicos con poderes finamente trabajados que aparecen en la mitología griega: el casco y las sandalias aladas de Hermes, la égida de Zeus, el famoso cinturón de Afrodita, la armadura de Aquiles, las castañuelas de bronce de Heracles, el carro de Helios, el hombro de Pélope, el arco y las flechas de Eros, el casco de invisibilidad de Hades, el collar que regaló a Harmonía y el cetro de Agamenón. Asimismo era el forjador de los rayos de Zeus.

jueves, 24 de septiembre de 2015

CALÍOPE



CALÍOPE  es la musa de la poesía épica y la elocuencia. Se la representa con las características de una muchacha de aire majestuoso, llevando una corona dorada, emblema que según Hesíodo indica su supremacía sobre las demás musas. Se adorna con guirnaldas, llevando una trompeta en una mano y un poema épico en la otra.

Como las demás musas, Calíope es hija de Zeus y Mnemósine la Memoria. Se casó con Eagro y con él fue madre de Orfeo, Marsias, Ialemo y Lino, si bien también se dice que el padre de este último fue Apolo.

Con Estrimón, uno de las oceánidas, fue madre de Reso, un rey tracio que murió en la Guerra de Troya el día siguiente de su llegada. Estrabón afirma que fue madre con Zeus de los Coribantes.

Algunas fuentes le atribuyen la maternidad de Himeneo, dios de los esponsales y del canto nupcial, si bien otras afirman que era hija de Clío o Urania.

Se dice que Calíope quedó prendada de Heracles y le enseñó el modo de reconfortar a sus amigos cantando en los banquetes.

En otra ocasión Zeus le encargó la resolución de la embarazosa disputa entre Afrodita y Perséfone por la custodia y disfrute de Adonis.

La resolvió decidiendo que Adonis pasase cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes del año con quien él eligiera.

Adonis siempre escogió a Afrodita porque Perséfone era la diosa fría e insensible del inframundo.

jueves, 17 de septiembre de 2015

CLÍO



En la mitología griega, CLÍO es la musa de la historia y de la poesía heroica.

Como todas las musas, es hija de Zeus y Mnemósine.

Clío tuvo un hijo con Píero, rey de Macedonia, llamado Jacinto. Algunas fuentes afirman que también fue madre de Himeneo.

Se la suele representar como una muchacha coronada con laureles, llevando una trompeta en la mano derecha y un libro de Tucídides en la izquierda.

A estos atributos se une a veces el globo terráqueo sobre el que posa y el Tiempo aparece junto a él, para mostrar que la Historia abarca todos los lugares y todas las épocas.

A veces sus estatuas llevan una guitarra en una mano y un plectro en la otra, pues también se le consideraba la inventora de la guitarra.

En otras representaciones mucho más clásicas se representa a Clío llevando en su mano izquierda un rollo de papiro; a sus pies, una capsa o caja para guardar rollos.

sábado, 12 de septiembre de 2015

ERATO



ERATO es, en la mitología griega, la musa de la poesía, especialmente de lo amoroso.

Según escribe Apolonio de Rodas en el tercer libro de las Argonáuticas, su  nombre tiene la misma raíz que Eros.

Desde el Renacimiento, se la representa coronada con mirto y rosas, llevando una pequeña lira o una cítara entre sus manos, instrumento de cuerda que Hermes inventó.

En otras iconografías se la representa llevando una flecha de oro, como reminiscencia del ‘eros’, ese sentimiento que ella inspira. A sus pies, generalmente hay 2 tórtolas picoteando y, a veces, a su lado la acompaña el amor alado el dios Eros provisto de un arco, flechas, carcaj y, algunas veces, de una antorcha encendida.