El ANABAPTISMO es una de las corrientes existentes
dentro del cristianismo.
El nombre ANABAPTISTA se refiere a “Rebautizar” o “Bautizar de nuevo”. Dicho nombre
les fue impuesto a los anabaptistas por sus detractores, pues los primeros
consideran inválido el bautismo infantil. Los anabaptistas abogan por el bautismo de creyentes (de acuerdo con su
interpretación de Marcos 16:16) adultos, pues por
una parte consideran que los niños son salvos (según Mateo 18:2-4) y por otra parte
consideran al bautismo como símbolo de fe, la cual no manifiesta un bebé.
En la actualidad hay en el mundo más
de 2 millones de ANABAPTISTAS de las
denominaciones: menonita, huterita, amish y la Iglesia de los Hermanos.
Los cristianos acusados de haber
bautizado a otra persona por segunda vez ya eran condenados en el Código de Justiniano y se estableció la
pena de muerte contra ellos, la cual se aplicó en variadas ocasiones durante la Edad Media y luego en la época de la Reforma Protestante.
Los actuales anabaptistas surgieron
como vertiente del cristianismo de la Reforma en
el siglo XVI, en Suiza, Austria, Alemania y Holanda.
Aparte de
compartir las principales doctrinas de la Reforma, como
la definición de la Biblia como única regla infalible de fe, inspirada
indudablemente por el Espíritu Santo; la aceptación de Jesucristo como
único mediador; el sacerdocio de todos los creyentes y la presencia del
Espíritu Santo y sus dones en cada cristiano; y el rechazo de la creencia en la transubstanciación durante la misa y
de ésta como sacrificio, defienden la idea de que los cristianos convencidos,
bautizados, deben vivir libres de la esclavitud del mundo, amar a los enemigos,
abstenerse de toda violencia y solidarizarse materialmente con los pobres, sin
apelar a las relaciones con el Estado para conseguir prebendas.
Por eso, insisten en la importancia de
la comunidad de fe para la oración, la mutua corrección fraterna, mutua ayuda
material, ser una comunidad establecida voluntariamente y el Cuerpo de Cristo
que se celebra en la Eucaristía.
Rechazan enérgicamente las
persecuciones y guerras religiosas y consideran un crimen la ejecución de
cualquier persona por sus creencias. Su norma fue y sigue siendo “Libertad
religiosa para todos los hombres para vivir la fe de su elección o ninguna”.
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