El PALACIO
DEL QUIRINAL se encuentra en
lo alto de la colina homónima que se encuentra en Roma. Es la residencia oficial del Presidente de la
República Italiana y es uno de los símbolos del Estado italiano. Tiene más de 1,200 habitaciones.
En 1583 el Papa Gregorio XIII comenzó la construcción de una
residencia vacacional, en un área considerada más sana que la Colina
Vaticana y el Laterano, encargándose la obra al
arquitecto Ottaviano Mascarino. Los trabajos
terminaron en 1585, y ese mismo año la
muerte del Papa impidió a Mascarino realizar un segundo proyecto que preveía la
ampliación del palacete para transformarlo en un gran palacio con alas
porticadas paralelas y un gran patio en su interior. El edificio construido por
Mascarino aún se puede reconocer en la fachada norte del patio de Honor,
caracterizada por ser una fachada a doble logia y superada por la torre
panorámica hoy conocida como Torre de los vientos o Torrino, sucesivamente elevada con la
construcción del campanario bajo un supuesto proyecto de Carlo Maderno y Francesco Borromini.
El edificio de Ottaviano Mascarino fue
construido sobre un terreno perteneciente entonces a la familia Carafa
alquilado a Luigi d'Este, al cual parece que el Papa
querría dejar el palacete. Por tanto el Papa Sixto V en 1587 hace adquirir el terreno a la Cámara Apostólica y sólo después interviene para ampliar
el palacio sirviéndose del trabajo de Domenico
Fontana, utilizado por él en todas las grandes obras arquitectónicas
y urbanísticas de su pontificado. Éste se empeñó en un rediseño completo de la
zona, con la construcción del eje de las calles Pia y Felice y el consiguiente
cruce de las Quattro Fontane (Las cuatro fuentes) y con la
definición de la otra residencia "privada" del Pontífice en Termini.
El Papa Pablo V encargó la finalización de las obras
sobre la zona principal del palacio y los trabajos de ampliación a Flaminio Ponzio quien realizó el ala sobre el jardín,
la sala de reuniones, hoy Salón de las Fiestas y la Capilla de la Anunciación,
decorada entre 1609 y 1612 por Guido Reni con la colaboración de Giovanni Lanfranco, Francesco
Albani, Antonio Carracci y Tommaso
Campana, salas que rematarían el palacio con dos sobreelevaciones
todavía hoy visible. Con la muerte de Ponzio en 1613, los trabajos de
ampliación prosiguieron bajo la dirección de Carlo Maderno,
autor del ala que da a la calle del Quirinal, dónde realizó la Capilla
Paolina, los apartamentos papales y la Sala Real, actualmente llamada de
los Coraceros. La altura de la Capilla y del Salón de los Coraceros
obligó a construir una segunda elevación, bastante visible incluso en la
fachada del palacio. El Salón de los Coraceros fue decorado con pinturas al fresco, obra de Agostino
Tassi, autor del proyecto y responsable de los trabajos en la pared
sur, mientras las otras tres paredes fueron encargadas a Carlo
Saraceni y Giovanni Lanfranco; de un modo menos
notorio también contribuyeron a estos trabajos Lo Spadarino, Fra Paolo Novelli y según Roberto
Longhi (historiador
del arte): Marcantonio Bassetti, Pasquale
Ottino y Alessandro
Tucchi, llamado El Orbetto.
El Papa Urbano VIII adquirió muchos terrenos que ampliaron
la propiedad hacia el este beneficiando, sobre todo, al jardín que casi duplicó
su superficie. El mismo Papa procedió después a elevar un muro que rodeó el
nuevo perímetro de todo el complejo del Quirinal. Algunas partes supervivientes
de este muro son todavía visibles en la calle de los jardines.
Gian Lorenzo Bernini, bajo el papado de Alejandro VII,
proyectó la construcción de la Manica Lunga, Manga
larga, realizando el primer diseño entre 1657 y 1659; el edificio fue
continuado entre 1722 y 1724 por Alessandro Speechi bajo el papado de Inocencio
XIII y lo terminó Ferdinando
Fuga entre 1730 y 1732 en el papado de Clemente XII.
Al concluir la Manica Lunga, Ferdinando Fuga modificó el palacete del Conde de
Cantalmaggio transformándolo en el Palacete del Secretario de los Sellos, hoy
conocido como Palacete de Fuga.
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