El ARPEGIO es una manera de ejecutar los tonos de un acorde: en vez de tocarlos de manera simultánea, se hacen oír en
sucesión rápida, generalmente del más grave al más agudo.
Cuando se toca un acorde en ARPEGIO, significa que el músico toca las notas del acorde una tras otra de manera
veloz de otro modo estaría ejecutando un mero acorde desplegado.
El nombre deriva del italiano ARPEGIO,
y éste de "arpa"
ya que es un recurso muy típico en ese instrumento.
Este recurso se utiliza más fácilmente
en los instrumentos de cuerda pulsada como la guitarra y el bajo
generalmente eléctrico. Esta práctica puede influir en la de otros
instrumentos. De este modo, la técnica de los laudistas influyó mucho más en Francia, en el periodo barroco,
la técnica de los clavecinistas y los clavicordistas:
a Luis XIV le gustaba mucho este último
instrumento.
En la guitarra, si no se está tocando
con los dedos, los ARPEGIOS deben
realizarse con la púa alternada, al igual que si estuviéramos tocando una
escala, aunque también se realizan mediante la técnica de barrido. El dominio
total de esta última nos dará una habilidad impresionante. Un gran número de
guitarristas utilizan ARPEGIOS en
sus solos, y, en general, los virtuosos realizan movimientos arpegiados a lo
largo del mástil a una velocidad sorprendente.
Es útil estudiar los arpegios en las
diferentes posiciones y tonalidades. Esto da como resultado numerosas
combinaciones para incluir en un solo. Hay guitarristas que casi prescinden de
escalas, colocando a los arpegios en un primer plano.
Tocando ARPEGIOS nunca sonará una nota disonante, debido a que el acorde
base de la progresión contendrá las mismas notas que el punteo. Claro que,
punteando sobre un acorde podemos agregarle la séptima, la novena u otras notas
para que quede más relleno.
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