Se llama ALUCINÓGENO a
cierto tipo de drogas que, en dosis no tóxicas, causan
alteraciones profundas en la percepción de la realidad del consumidor. Bajo su
influencia, las personas ven imágenes, oyen sonidos y sienten sensaciones muy
distintas a las propias de la vigilia. Algunos alucinógenos también
producen oscilaciones emocionales rápidas e intensas. En su aspecto negativo,
en muchas ocasiones producen confusión mental, pérdida de memoria o
desorientación en la persona, de espacio y de tiempo.
Son sustancias que provocan estados
alterados de conciencia que afectan a la percepción, alucinación
y varían la noción de la propia identidad. Sus efectos son muy variables,
dependiendo tanto de la dosis como de las expectativas del sujeto y el ambiente
que le rodea durante la experiencia. Cuando, por una razón u otra, el balance
de la experiencia resulta desagradable para el sujeto suele hablarse
coloquialmente de "mal viaje".
Los alucinógenos producen sus efectos
interrumpiendo la interacción de las células nerviosas y el neurotransmisor serotonina.
Distribuido por el cerebro y la médula
espinal, el sistema de serotonina está involucrado en el control de
los sistemas de conducta, percepción y regulación, incluyendo el estado de
ánimo, el hambre, la temperatura corporal, el comportamiento sexual, el control
muscular y la percepción sensorial. Algunos alucinógenos antes de llegar al
proceso anteriormente descrito pierden un radical en su molécula: tal es el
caso de la psilocybina, contenida en los hongos del género psilocybe, que una
vez dentro del cuerpo pierde un radical fósforo para de este modo convertirse
en psilocina, que al parecer es la sustancia que libera los mecanismos en el
sistema nervioso.
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