miércoles, 10 de julio de 2013

JONATÁS


Jonatás era un jovencito de la ciudad de Betsaida. Le encantaba pescar en el lago de Genesaret.
 
Aquel día sólo había pescado dos peces. Su madre los había asado sobre las brasas y los tenía bajo el asador ya que iban a servir de comida al mediodía.
 
De pronto Jonatás le dijo a su madre:
 
-Llega mucha gente de todas partes: dicen que ha venido Jesús de Nazareth, el Mesías que cura a los enfermos, mamá, déjame ir a verlo-
 
-Está bien hijo, pero júntate con nuestros vecinos de Betsaida, par no perderte en la confusión. Por si tardas en regresar, llévate los dos pescados y algunos panes, te servirán de comida.
 
Y la mamá de Jonatás puso en el morral los dos pescados y cinco panes de cebada.
 
-Mamá, me das demasiados panes para dos pescados- dijo Jonatás.
 
-No hijo, también hay que preocuparnos por los demás, otros podrían necesitarlos.
 
*   *   *
 
Jonatás salió de su casa y de la ciudad y se encaminó al lago y llegó hasta donde se estaba reuniendo la gente. al principio solo había un pequeño grupo pero pronto se convirtió en una multitud.
 
El joven se inquietó por estar en medio de una marea de gente, pero de repente encontró a dos hombres de Betsaida llamados Simón Pedro y su hermano Andrés, compañeros de su padre que también eran pescadores.
 
Aquellos dos hombre le dieron al jovencito el regalo más grande de su vida, pues le presentaron a Jesús.
 
Jonatás agradecido les ofreció de sus dos pescados y sus cinco panes.
 
Jesús se subió a una pequeña cumbre y durante largas horas les hablo a la multitud contándoles sus parábolas.
 
En cierto momento, Jesús le preguntó a Felipe, otro de sus apóstoles que también era de Betsaida:
 
-¿Donde conseguiremos comida para darle a tanta gente?- entonces Andrés el hermano de Simón Pedro le dijo a Jesús:
 
-Maestro, aquí hay un jovencito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados y los quiere regalar, pero creo que esto no alcanzará para tanta gente, entonces Jesús le dijo:
 
-Diles a todo que se sienten con eso esta bien, eso es suficiente- y todos se sentaron en la hierba.
 
Entonces Jesús tomo en sus manos los cinco panes y los dos pescados de Jonatás y dándole gracias al Padre Celestial, se los repartió a la multitud.
 
Una vez que todos comieron hasta saciarse, Jesús le dijo a sus apóstoles:
 
-Recojan todos los pedazos sobrantes para que nada se pierda, porque este es el pan del amor. Esto mismo será de Mí, pues yo soy el Pan que da la Vida Eterna y he de ser repartido entre todos los que quieran llegar al Padre.
 
De los pedazos sobrantes los apóstoles llenaron doce canastos.
 
Así, desde entonces se nos da el Pan de Jesús para llegar a tener la vida eterna.  
 
 

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