La Hibernación es la capacidad que tienen ciertos animales para
adaptarse a condiciones climáticas extremadamente frías, la cual, puede
asemejarse a un estado de hipotermia regulada durante algunos días, semanas o meses, que
les permite conservar su energía durante el invierno.
Durante la hibernación el metabolismo de los animales decrece hasta un
nivel muy bajo, además de tener una temperatura corporal y frecuencia
respiratoria inferior a lo normal, usando gradualmente las reservas energéticas
almacenadas en sus cuerpos durante los periodos de actividad, principalmente en
los meses más cálidos. Este fenómeno, en su grado más alto, es característico
de los animales homeotermos sangre caliente, pero en los
animales de sangre fría poiquilotermos se contemplan cambios
similares.
No todos los animales emplean el mismo método para
hibernar, esto depende de su tipo de sangre y otras características.
En este tipo de animales se perpetra una preparación
interna varias semanas antes de comenzar el estado de hibernación. Cuando la
temperatura atmosférica decrece a un cierto nivel, el individuo se duerme,
provocando que la frecuencia cardíaca baje radicalmente, el número de
respiraciones se resta de modo equiparado y la temperatura orgánica desciende
excesivamente. En esta situación el animal pareciera que estuviese muerto,
hasta el punto que la piel resulta fría al tacto, y en algunos casos se puede
manipular al individuo incluso con brusquedad, sin que este se despierte.
La hibernación o sueño de invierno es uno de los grandes
enigmas del mundo animal. Es algo más que un profundo sueño. El animal baja sus
pulsaciones y su respiración, y la digestión prácticamente se detiene. Al
empezar el invierno, el animal debe haber aumentado sus reservas de lípidos,
que se van consumiendo paulatinamente para suplir las necesidades energéticas
del organismo durante lo que puede compararse con un largo sueño.
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