En el marco de la mitología hinduista no hay una única cosmogonía,
creación del universo ni una única cosmología,
estudio de la conformación del universo.
La leyenda más antigua está contenida en el himno «Púrusha sukta»
Describe la creación del universo a partir de los remanentes de un gigantesco
dios primordial llamado Púrusha ‘varón’ en una época muy antigua, en que se realizaban
púrusha medha, ‘sacrificios
humanos’
Se desconoce cuándo desaparecieron los sacrificios
humanos y fueron reemplazados por los sacrificios de animales. Posteriormente a
la aparición del budismo con su ajimsá, ‘no violencia’, empezaron a desaparecer los
sacrificios de animales, y aparecieron nuevas leyendas que contradecían la
leyenda original.
El universo emanó de un huevo cósmico Hiranyagarbha.
Del huevo nació Prayapati. Pocos siglos más tarde —en la época puránica—
este Prayapati fue identificado como el demiurgo Brahmá.
Los Puranás
en los primeros siglos de la era vulgar, presentan varios procesos de
creación.
Primero, en un rincón del infinito universo espiritual
existe un «Océano de causa material». Allí está acostada la más grande de las
formas de Vishnú. De su cuerpo emanan los universos, a veces se mejora este
mito con la idea de que cada molécula del aire que respira es un universo
finito.
Cada universo esférico está lleno de líquido hasta la
mitad. Sobre ese océano está acostado otra forma de Vishnú, llamada Garbhodakasai Vishnú, ‘el Vishnú acostado sayi en el océano de concepción,
acostado sobre la serpiente divina Ananta Shesha.
En su ombligo se forma un lago, y sobre ese lago nace una flor de loto. Cuando
la flor se abre, de ella nace el dios Brahmá de cuatro cabezas.
Brahmá con su mente crea todo el universo: el mundo plano, la Tierra y
todos los lokas ‘locales’ o ‘lugares’, planetas y estrellas visibles e
invisibles en el cielo, donde viven los dioses y otros seres. En el quinto
canto del Bhágavata Puraná se explica que los grajas
o sea los astros se mueven en el cielo a veces «De maneras retorcidas»
En algunas leyendas los planetas se presentan de manera esquemática o
simbólica y entonces se los considera fijos uno debajo del otro, bajo la flor
de loto de Brahmá, a varios miles de kilómetros de distancia uno del otro,
formando el tallo del loto. La Luna es la estrella más grande.
Los hindúes creían que la Tierra era redonda, ahora se sabe que es esférica,
y que estaba fija, mientras que el Sol, la Luna y los astros se movían a distintas
velocidades.
Más allá de Venus siempre a distancias iguales, de 2,6 millones de
kilómetros está Mercurio, Marte, Júpiter y Saturno. Luego hay un salto de 14,2
millones de km, hasta Pitriloka, el planeta de los antepasados piadosos.
Debajo de todos los lokas está
la Tierra plana, con el monte Meru en el centro, rodeado por altísimas montañas,
los Himalayas. Alrededor de los Himalayas hay un continente aproximadamente
redondo, llamado Bharata Varsha, la India. Alrededor de ese
continente hay un océano perimetral de agua salada, el océano Índico y el mar
Arábigo, que rodea todo Bharata Varsha. Más allá de ese océano circular hay
varios exóticos continentes concéntricos, cada uno rodeado por océanos de agua
dulce, melaza, vino, miel y ghi, mantequilla
frita.
En las doctrinas hinduistas,
la existencia del universo es gobernada por el trimurti,
‘tres formas’:
Brahmá, el dios creador.
Vishnú,
el dios mantenedor.
Shivá,
el dios destructor.
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