jueves, 11 de julio de 2013

BATALLA DE INCHON



Cuando la Guerra de Corea estalló casi todo el mundo pensó que la Tercera Guerra Mundial era ya un hecho. Sin embargo, para fortuna de todos los seres vivos, era nada más el primer escenario de un tipo de guerra bastante particular: la llamada Guerra Fría, en la que el comunismo y el capitalismo serían la fachada y el pretexto para que las grandes potencias demuestren su poderío utilizando sus países satélites como terreno de juego y campo de batalla. Luego de la Segunda Guerra Mundial, tanto Estados Unidos como la URSS se habían dividido el terreno que los japoneses ocuparon en Corea, denominándolas Corea del Norte, de tendencia comunista  y del Sur,  capitalista, estableciendo el paralelo 38 como límite. Estados Unidos había buscado dicha ocupación con el fin de frenar las pretensiones soviéticas tanto sobre Japón como por sobre el resto de Asia, continente bastante ajeno a la órbita capitalista, así que la mínima porción de terreno entraba a tallar en aquella guerra.

La guerra, a causa de los más simples y viles intereses soviéticos como la práctica y el ejercicio de su armamento fue iniciada por Corea del Norte y apoyada en un principio por esta potencia. Contaría con su apoyo diplomático y armamentístico, más no directo, como se esperaba que fuese de Estados Unidos. El conflicto dio inicio el 25 de junio de 1950 cuando los norcoreanos atravesaron el paralelo establecido como límite sin que haya existido una causa verdaderamente seria y verosímil para tal efecto. Además, si bien la Guerra Fría había iniciado apenas de terminada la Guerra Mundial, estaba claro que Corea sería el primer escenario indirecto fuera de Europa que enfrentaría a las dos grandes potencias de la época.

El planeamiento de la ofensiva

Los surcoreanos fueron tomados por sorpresa y estaban tan mal preparados que la caída de Seúl se hizo inminente. MacArthur, líder de las fuerzas aliadas más cercanas al escenario de combate ideó entonces, ante el arrollador avance de los comunistas, un plan que buscaba no sólo aprovechar el poco territorio que había quedado al sur de la península, sino un ataque simultáneo en dos frentes, se trataba entonces de un desembarco detrás de las líneas enemigas, que buscaba así presionarlos por la retaguardia y obligarlos a rendirse. Esto aliviaría a las escasas tropas atrapadas en el perímetro donde Pusan y Pohang eran lo único que les quedaba a los agredidos al sur de Corea del Sur. Es por ello que la idea de MacArthur, a pesar de todas las diferencias que poseía con el presidente y demás militares, fue aceptada. Además el objetivo primordial era recuperar Seúl cuanto antes, y un desembarco en Inchon colocaría a las tropas muy cerca de su objetivo.

La preparación

Siete días antes del ataque a Inchon, se hizo desembarcar a guerrilleros en la zona para que lograran investigar todo lo relacionado al enemigo, sus fuertes, centros fortificados y demás. Algunos civiles surcoreanos los ayudaron y cuando los comunistas los descubrieron asesinaron a 50 de ellos a sangre fría. Entonces se empezaron a preparar los cruceros y destructores necesarios para poder despejar el mar de minas que frustren el desembarco, inclusive algunas unidades canadienses bombardearon la costa. El 10 de septiembre los americanos bombardearon las playas y un par de metros tierra adentro cubriendo el espacio necesario para el desembarco ocasionando regulares daños.

La invasión

La península de Inchon sería entonces el escenario de la batalla que tenía como fin recuperar Seúl. Arthur Dewey Struble comandó toda la flotilla de embarcaciones que llevarían a los soldados a tierra. Tenía experiencia pues había participado en los similares en el Golfo de Leyte y en Normandía. Es así entonces que el 15 de septiembre de 1950 se empieza atacando la Playa Verde un sector al norte de la isla Wolmi, que era una pequeña prolongación de Inchon unida por un delgadísimo istmo. Se destinaron dos batallones, uno de ellos de tanques, que tomaron la pequeña isla con tan sólo 14 bajas. Los norcoreanos tuvieron en cambio 200 muertos y 136 capturados.

Las tropas americanas aquí tuvieron que esperar el desarrollo y avance de sus camaradas en otras partes. Mientras tanto los norcoreanos ya estaban advertidos por los primeros bombardeos, pero increíblemente creyeron que el principal ataque no se llevaría a cabo allí y que tan sólo se trataba de una maniobra distractora, por ende sólo se desplegaron pequeñas fuerzas a comparación de sus enemigos, mientras estos preparaban el ataque sobre Playa Roja y Azul, los otros dos nombres clave al norte y al sur respectivamente.

En dichos lugares los refuerzos también llegaron tarde y con 261 naves enemigas frente así, más lo bombardeos y las infiltraciones de días anteriores, el panorama se tornaba difícil para los norcoreanos. Los que desembarcaron en Playa Roja trabaron pequeños combates sangrientos. En Playa Roja se contaron ocho muertes y 28 heridos. En Playa Azul las fuerzas aliadas estaban bajo el mando del coronel Lewis Burwell Puller, y fue el último grupo en llegar y trabar combate. Muchos de sus transportes anfibios fueron hundidos.

Cuando los de éste grupo llegaron a costa los norcoreanos de Inchon ya se habían rendido por lo que tuvieron pocas bajas y no encontraron oposición. En las playas tomadas, eso sí, se perdió demasiado tiempo en los preparativos y los soldados no tuvieron descanso, aunque tampoco presión del enemigo.


La cabeza de playa y la marcha adentro



Los norcoreanos se alarmaron ante la caída de Inchon y la pretensión aliada de continuar avanzando tierra adentro. Recién se dieron cuenta de que no se trataba de una maniobra distractora, sino de todo lo contrario y decidieron contraatacar enviando seis columnas de tanques t-34, proveídos por supuesto por los socios rusos. Sin embargo, los aliados enviaron aviones y devastaron a los blindados, en cuanto a los aeroplanos sólo se perdió uno.

La toma de Inchon se concretó cuando tanques americanos terminaron de barrer a los comunistas y sus blindados. El 19 de septiembre se repararon las líneas férreas que llevaban al interior, hasta unos 13 kilómetros, y enseguida siguió la captura de la pista de aterrizaje de Kimpo, con la que la victoria aliada se hacía mucho más viable. A partir de ese momento los aliados contaban con un aeródromo donde sus aviones podían aterrizar y reabastecerse en toda la costa occidental de Corea. Así también con el paso de los días y un corredor asegurado, fueron llegando más y más refuerzos, entre ellos casi 54 mil soldados, 6629 vehículos y unos 25512 toneladas de suministros.

Seúl era una ciudad prospera antes de la llegada de los norcoreanos y cuando estos llegaron a muchos soldados aliados fueron hechos prisioneros. Estas razones, sumado al golpe de moral que representaría la recaptura de la capital, hicieron inminente el avance sobre la misma. La urbe proporcionaría a los enemigos norcoreanos grandes suministros.

Los norcoreanos, carecían de experiencia y sus ataques de t-34 eran infructuosos aunque sí muy molestos. Los americanos con renovados e ingentes refuerzos se colocaron al sur de la capital y sostuvieron un fuego cruzado con los coreanos en los suburbios de Seúl. Luego de vencer las fuerzas en esta zona, los aliados tuvieron que vencer la resistencia casa por casa en brutales e inenarrables combates cuerpo a cuerpo, pues la ciudad estaba bien fortificada. La urbe fue declarada abierta el 25 es decir tres meses luego del inicio de la guerra, si bien muchos marines continuaron combatiendo en los suburbios al norte.

La ofensiva fue un éxito

En el sur, en el perímetro de Pusan que literalmente tenía a los surcoreanos con el mar a las espaldas, los aliados también tuvieron éxito y entre muertos y prisioneros los norcoreanos tuvieron 70 mil bajas. Mientras que en Seúl se llegaron a escapar casi 30 mil de los comunistas, pero las noticias no dejaban de ser buenas, pues los aliados ahora tenían ya casi toda Corea del Sur recuperada para ellos y se preparaban para invadir a toda Corea del Norte. Si bien esta seguía teniendo el apoyo de la URSS y el ingreso de China al conflicto parecía inminente, la guerra de Corea estaba lejos de acabar.

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