El TROMBÓN es un instrumento musical aerófono de
la familia de viento-metal. El sonido se produce gracias a la vibración de los labios del intérprete en la parte denominada boquilla a
partir de la columna del aire flujo del aire.
Las diferentes notas se obtienen por el movimiento de un
tubo móvil, denominado vara, alargando la distancia que el aire en vibración
debe recorrer, produciendo de este modo sonidos que también se pueden controlar
con una mayor o menor presión del aire soplado por el intérprete en la vara,
más se alarga la columna de aire y el sonido producido es más grave, cada posición bajo
que la anterior. Sin embargo, también existen trombones con válvulas.
Al igual que casi todos los instrumentos de esta familia de viento metal, el
trombón de varas es de latón, y consiste en un tubo cilíndrico y abierto
enrollado sobre sí mismo.
Durante los periodos barroco y clásico
se usaba mucho en la música religiosa, y desde el siglo XIX es imprescindible
en la gran orquesta sinfónica. También se utiliza en las bandas y en la música
de jazz, donde, además de ser un instrumento clave para la big band, interpreta pasajes
solistas. En la familia del trombón hay muchas variantes con distintas
tesituras y tamaños. En la orquesta se suele usar el trombón tenor y a veces el
bajo.
Se puede clasificar según el sonido
particular que emite y por tanto las notas y claves que le cambia la altura de
las notas utilizando un sistema de válvulas y pistones. El sonido es distinto y
exagera cualquier imprecisión en la entonación.
El trombón, como los otros
instrumentos de viento, tuvo su origen en la barra hueca y los cuernos de los
animales.
En el 3000 a. C., cuando el
hombre descubre los metales, empieza ya a hacer instrumentos musicales. Se ha
demostrado que los chinos, los asirios y los babilonios ya tenían instrumentos
de metal con forma de trompetas rectas con embocadura. Los hindúes poseían
también instrumentos parecidos a las trompetas rectas. En la tumba de Tutankamón 1350 a. C. se encontraron
trompetas de plata dorado y plata, cortas y de sonidos agudos. Los hebreos
tomaron las trompetas de los egipcios. En el Antiguo Testamento aparece documentado este hecho; es
más, se dice que Moisés estableció normas para su
construcción. En la marcha hacia la Tierra Prometida, relatada también en el
Antiguo Testamento, el ejército de Josué debió
contar con ellas, en concreto los shofars, construidas con cuernos de
animal, ya que según la Biblia derribaron las murallas de Jericó.
Grecia y Roma heredaron la cultura
musical y los instrumentos de estos pueblos. La trompeta metálica tenía una
gran importancia para los griegos, que la usaban en actos religiosos y en los
Juegos Olímpicos, donde se celebraban también competiciones de intérpretes de
trompetas. Uno de estos trompetistas fue Herodoro de Megara que se hizo famoso
tocando dos trompetas a la vez, habilidad con la que ganó diez campeonatos.
Estas trompetas tenían tubo cónico y recto, y provenían de las egipcias. Verdi hizo construir reproducciones de estos
instrumentos para el estreno de su ópera Aida con motivo de la apertura del Canal de Suez en 1870, aunque debido a la guerra franco-prusiana y a la lentitud de éste, no pudo
representarse hasta un año después en El Cairo. Aunque la
mayoría de los romanos hacían la mayor parte de estas
celebraciones ellos combinaban las trompetas para hacer una Orquesta y así presentar los campeonatos de
Juegos Olímpicos.
Los romanos usaban las trompetas para
acompañar sus cantos guerreros y en sus fanfarrias heráldicas. Podían ser de
tres tipos: el lituus, curvado y de sonido agudo,
que utilizaba la caballería; la tuba, recta y de sonido más grave,
para la infantería; y la bucina, en forma de espiral y que produce
sonidos aún más graves.
Para facilitar el manejo y ampliar el
registro de sonidos armónicos alargando la tubería se desarrolló la curvatura
del instrumento. Esto aparece documentado en el Epitome
Institutionum Rey Militaris, de Vegio Renato Flavio.
En el siglo XI, la tuba romana se alarga y hace más estrecha
ensanchando el pabellón, como influencia de las trompetas musulmanas que
llegaron a Europa con las invasiones. Un poema del siglo XI menciona las
Trompas y Buisines, como “largas trompetas de pabellón ensanchado, en cobre o
plata”. En España, y en las cantigas de Alfonso X El Sabio, siglo XIII, se
cita, entre otros instrumentos, la anafilos o trompeta recta de origen romano. Los
franceses le llamaban buisine, como aparece en la Chanson
de Roland.
Por un encargo de Federico II a la
villa de Arezzo, en 1240, se construyeron dos tipos de trompetas: la trombetta,
pequeña y de madera, y la bucina, grande y de metal. En 1783 se
descubrieron entre las ruinas de Pompeya dos grandes trompetas construidas en
bronce con embocadura de oro, una de las cuales, parece ser, pertenecía a la
colección del Rey de Nápoles Windsor. Los turcos usaban una trompeta llamada surme.
Durante la Edad Media los instrumentos
de embocadura mantuvieron sus nombres primitivos: lituus, corneta, tuba, trompeta y buccina trompeta grande o trombón. En esta
época también aparece un instrumento llamado serpentón,
con forma de "S" de ahí su nombre. Este instrumento tenía seis
agujeros, tres para cada mano, y una boquilla metálica.
En Alemania la denominación buccina fue convirtiéndose en busan, pusun y pousane, término que aplicado al
trombón ha llegado a nuestros días y que se mantiene en los países germánicos y
del centro y norte de Europa. El nombre de trombón, del italiano trombone,
o trompeta grande, se mantuvo hasta el siglo XVIII y es el usado en los países
latinos, Inglaterra, América Latina y Norteamérica.
La curvatura de las barras que después
llevaría a la vara corredera aparece documentada por primera vez en los
grabados y pinturas del siglo XIV, en dos láminas de “Ángeles músicos” del
siglo XV pintados por Fray Angélico en Italia y por Hans Hemling en los Países
Bajos. En estas ilustraciones se ve un ángel tocando una trompeta cuya boquilla
sostiene con los dedos, por lo que se supone que se introducía y se sacaba del
tubo para variar los sonidos. Algo parecido a lo que se llamaría tromba
di tirarsi, trompeta cuya boquilla hacía de corredera en el tudel, y que
posiblemente utilizó Johann Sebastián Bach.
Una obra de Virdung, impresa en Bále
hacia 1511, menciona el busaun como “instrumento de tubos que se
prolongan”. En 1590, el francés Guillaume, canónigo de Auxerre, inventa un
instrumento que llama bucsen a cozilise, lo que quiere
decir bocina de varas. Consistía en dos tubos largos, en forma de grandes
bombas, que se alargaban. Tenía una forma rudimentaria y un sonido áspero, y
era usado en fanfarrias y bandas militares, pero pronto cayó en desuso.
Entre los siglos XV y XVI aparecen las
varas tal como han llegado a nuestros días. Su forma actual puede verse en
pinturas, relieves, marfiles y manuscritos de la época.
En la Biblioteca Nacional de París hay
un manuscrito de 1457 con una miniatura donde se ven trompetas graves en forma
de sacabuches. Sacabuche proviene de los verbos franceses “saquer”,
que significa tironear, y “bouter”, presionar; es decir,
literalmente significa tirar y presionar, para representar el movimiento de la
vara. Este era el nombre que daban los franceses al trombón de varas. También
podría venir del parecido del instrumento con un arma empleada en la época para
las acciones de asalto, consistente en una especie de garfio largo utilizado
para descabalgar al jinete enemigo, aunque esto es menos probable. Este
instrumento era parecido al actual trombón de varas, pero de menor tamaño.
Al contrario que en el caso de los
órganos o los instrumentos de cuerda, la construcción de instrumentos de viento
no puede localizarse en ningún país en concreto, porque aparecen por toda
Europa. No obstante, pueden destacarse constructores alemanes, flamencos e
ingleses. En la construcción de trombones destaca la ciudad alemana de Núremberg,
donde nacieron los Neuschel, artesanos del cobre y un tanto responsables de la
evolución del trombón en el siglo XVI; de hecho, uno de los trombones más
antiguos que se conservan fue construido por Jörg Neuschel. Gracias a su
reputación, los Neuschel tuvieron encargos de las cortes europeas, incluso del
Papa León X. Núremberg también fue la ciudad natal de Erasmus Schintzer nacido
en 1551, el constructor de otro de los trombones más antiguos. Entre los
flamencos destaca Pieter Bogaerds, de Amberes, y Hemy van der Moer, de Malinas siglo
XV. El Parlamento francés registra y reconoce en 1680, la construcción de
instrumentos de viento, ente ellos los Raoux y Courtois. Los Courtois aún se
siguen fabricando. En Inglaterra se menciona a la familia Distin 1798, como
constructores de la trompeta de
varas, instrumento que aún se suele usar en aquel país.
Es en este siglo cuando los
compositores han explotado todas las posibilidades del trombón, no sólo en la
orquesta confiándole importantes solos, sino también en su papel como
instrumento solista, ya que la literatura para trombón solista ha aumentado considerablemente.
La mayoría de la música compuesta para
trombón se ha producido entre 1940 fecha en que se escribió la Balada de Martin
y nuestros días.
Se podría afirmar que el renacimiento
del trombón comenzó en los Estados Unidos a comienzos del siglo XX. El
trombonista de jazz Jack Teagarden y el súper-virtuoso Arthur Pryor, cada uno
en su tipo de música, llevaron el trombón a unos límites antes no conseguidos.
No fue hasta mitades de siglo cuando
los compositores clásicos de Estados Unidos comenzaron a escribir en serio
música para trombón como solista. Los pensamientos de los solistas todavía no
influían en los compositores de música seria: la música de Teagarden o de Pryor
estaba infravalorada. El jazz era una música para negros, la música de Arthur
Pryor estaba dedicada a la clase obrera media-baja, mientras que los
compositores de música seria escribían música para los grupos de intelectuales.
Es por esto bastante natural que la
primera vez que se escribió de manera seria para trombón como instrumento
solista lo hiciera un compositor que estuviese interesado en la técnica de la
música de jazz, de la música ligera y de la música clásica.
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