Un TIMBAL o tímpano es un instrumento musical
membranófono de sonoridad grave, que
puede producir golpes secos o resonantes. Se utiliza golpeando los parches con un palillo
o baqueta especial llamada "Baqueta de timbal". Está
formado principalmente por un caldero de cobre, cubierto por una membrana. Se
puede afinar por lo que produce sonidos determinados, vale
decir notas musicales.
Distintos modelos de tambores y
tamboriles se usaron desde las civilizaciones antiguas, en especial para
propósitos ceremoniales y militares.
En Medio oriente se utilizaban variantes primitivas del
timbal desde antes del siglo XII, que evolucionaron junto a la trompeta para llegar a ser los principales
instrumentos musicales de la caballería.
Entre los jenízaros del Imperio
otomano existía un tipo de regimiento llamado "mehterhané" encargado
de erigir la carpa del sultán y mantener una banda para las ceremonias
militares, que incluía instrumentos tales como clarinetes, triángulos, crótalos, platillos, chirimías,
y timbales de guerra, denominados "kös
y naqqara".
«...quinientos
trompeteros produjeron un sonido tal que el planeta Venus comenzó a danzar y
los cielos reverberaron... Todos estos músicos con tambores, timbales y
címbalos desfilaron en formación cerrada tocando sus diversos instrumentos
rítmicamente al unísono de tal forma que parecía como si el ejército de
Shamapur pasara marchando...»
Los "kös y naqqara" otomanos y sus equivalentes en el
resto del mundo islámico,
por su porte y valor simbólico eran por tanto para los cruzados,
quienes los trajeron a Europa a partir del siglo XIII,
botines de guerra tan preciados como banderas y estandartes.
Por esa época también llegaron a
Europa otros modelos de naqqara nakir, en inglés naker más pequeños. Estos tamboriles,
con un diámetro de 20 a 22 cm, colocados sobre las monturas, se usaron en
ceremonias militares hasta el siglo XIV.
En 1457 una embajada húngara enviada
a la corte de Carlos VII de Francia por el rey Ladislao VI en preparación de su fallida
boda con Magdalena, hija del monarca francés, llevó a París grandes
timbales montados de a pares sobre caballos.
Durante los siglos siguientes, se
hicieron varias mejoras técnicas en los timbales. Originariamente el parche era
tensado directamente sobre la caja de resonancia, pero en ya en el siglo XV,
comenzó a utilizarse un aro sobre el que se tensaba el cuero y que se encajaba
luego en el cuerpo del instrumento. A principios del siglo XVI la
fijación comenzó a realizarse con tornillos, que permitían variar la tensión
del parche, convirtiendo al timbal en un instrumento con posibilidades de afinación.
La utilización del timbal como "arma emocional" en
batallas y desfiles se mantuvo hasta bien avanzado el siglo XIX. Napoleón Bonaparte organizó sus bandas a
la manera otomana, y se dice que el sonido majestuoso de címbalos y timbales de
las fanfarrias francesas
tuvo no poca influencia en la victoria de Austerlitz.
Jean-Baptista Lully fue el primer compositor de relevancia
que incluyó partes orquestales de timbal para su ópera "Teseo" en 1675. Pronto lo imitaron
otros compositores del siglo XVII. En la música de esta época el
timbal agudo se afinaba en la tonalidad de la composición, y el timbal grave en
la dominante. Es interesante notar que frecuentemente el timbal es tratado como
un instrumento de transposición, con la tonalidad indicada al comienzo de la
partitura: por ejemplo "Timbal en La-Re".
Luego, ya avanzado el período barroco, Johann Sebastián Bach escribió una cantata secular titulada "Tönet,
ihr Pauken Erschallet, Trompeten" donde
los timbales aparecen en primer plano. La pieza comienza con un solo de timbal
y luego coro y timbal recrean la melodía en
diferentes combinaciones. Bach usó posteriormente este material en su oratorio de Navidad "Jauchzet,
frohlocket!"
Ludwig van Beethoven revolucionó la música de timbal a
principios del siglo XIX.
No solo escribió para instrumentos afinados en intervalos distintos de cuartas
o quintas, sino que le dio la relevancia de una voz independiente sobre la base
de "Tönet, ihr Pauken!". Por ejemplo su Concierto para
Violín de 1806 se inicia con cinco golpes de timbal,
y el scherzo de su novena sinfonía 1824 muestra al timbal en un
contrapunto con la orquesta.
El siguiente innovador fue Héctor
Berlioz, primer compositor en indicar las baquetas exactas a utilizar madera, cobertura
de fieltro, etc. En muchas de
sus obras, por ejemplo su Sinfonía fantástica 1830, requirió la actuación de varios
timbales simultáneos.
Hasta fines del siglo XIX los timbales
se afinaron manualmente, es decir, mediante una serie de tornillos denominados "llaves",
que alteraban la tensión del parche al ser girados por el intérprete. Dado que
esta operación era relativamente lenta, los compositores debían prever un
tiempo razonable para que se pudiera cambiar la afinación durante el desarrollo
de una obra.
El primer pedal de afinación se diseñó
en Dresde en la década de 1870, con lo que los
instrumentos resultantes pasaron a ser llamados "timbales
de Dresde". Sin embargo, mientras los parches se construyeron en pergamino, la afinación
automática resultaba difícil, ya que no podía predecirse la exacta variación de
tensión en el material. Esto se podía compensar mediante la afinación manual,
pero no con un pedal.
Los mecanismos y materiales
continuaron mejorando durante el siglo XX.
Al mismo
tiempo que fueron modificándose tecnológicamente, los timbales sufrieron
diversos cambios de tamaño. En el siglo XVII y comienzos del s. XVIII los
timbales eran considerablemente más pequeños y menos profundos que los
contemporáneos. Esto era debido a la influencia de su uso como instrumentos de
caballería, donde, colgados en pares a lomos de los caballos, estaban limitados
por las capacidades del animal de carga, por lo que tenían que ser
necesariamente más pequeños y ligeros. A principios del barroco, si
bien no existía un estándar sobre las medidas correctas del instrumento, un par
típico contaba con 18 y 20 pulgadas de diámetro y entre 11 y 15 pulgadas de
profundidad. Mersenne escribió en 1616 que los timbales rondaban los dos
pies de diámetro. Michael Praetorius, en
su obra De organographia, proporcionó también por esa época los diámetros
de un par de timbales de 17 1/2 y
20 1/2 pulgadas. Estos instrumentos, capaces de menos resonancia y
volumen sonoro, eran sin embargo adecuados para las agrupaciones musicales de
la época, bastante más pequeñas, y en donde los timbaleros eran requeridos para
tocar en interiores con unas dinámicas menos
fuertes y más articulación.
Otras obras más recientes, del siglo XVIII, indican medidas de aproximadamente
22 1/2 y
24 3/8 pulgadas
de diámetro. En el siglo XIX era habitual para los intérpretes transponer la
nota más baja una octava alta para así adecuarse al rango natural de los
timbales.
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