Su nombre fue Grigori Yefímovich RASPUTÍN nació en 1869, murió en 1916.
Adjudicarle una dedicación concreta es extremadamente complicado, fue adivino,
astrólogo, aventurero, curandero, ilusionista, místico, monje, profeta...
Pertenecía a una familia campesina, no llegó a cursar ningún tipo de estudios y
en su juventud se dedicó a robar ganado.
Con 18 años fue enviado a un
monasterio de donde salió convertido en místico, posteriormente se unió a una
secta cristiana en la que se practicaban fiestas y orgías con frecuencia. Se
casó y tuvo 3 hijos, a los que dejó para viajar durante dos años por Grecia y
Jerusalén, en esos lugares se formó en historia, esoterismo, teosofía,
religiones antiguas, etc.
En 1903 vagaba por San Petersburgo,
gozando de fama como vidente.
En 1905 fue llevado al palacio del
zar debido a que afirmaba ser capaz de curar la hemofilia padecida por el
zarévich Alexis. Se cree que gracias a la hipnosis, consiguió que el muchacho
mejorase, lo que le hizo gozar de gran prestigio entre la Corte, especialmente
con la zarina Alejandra.
Mucho se especuló a partir de
entonces sobre la influencia que ejerció sobre los zares. Al comienzo de la
"Gran Guerra" se le acusó de ser un espía alemán, también eran de
sobra conocidas sus relaciones con una casi interminable lista de amantes, todo
ello hacía que no fuera muy apreciado por el pueblo que lo veía como un
personaje siniestro, apodándolo "el
monje loco". Ante los reveses en la guerra, el zar Nicolás II
partió hacia el frente de batalla, este hecho hizo que Rasputín presionase aún
más a la débil zarina para nombrar ministros en el gobierno ruso, haciendo con
ello crecer el desprestigio de la monarquía entre el pueblo.
En 1916, una conjura en Palacio
decide eliminarlo, el príncipe Félix Yusupov y el primo del zar, el Gran Duque
Demetrio Romanov tras varios intentos fallidos consiguen acabar con su vida. La
circunstancias de su muerte no dejan de ser rocambolescas, primero fue
envenenado con cianuro, pero al fallar éste, le dispararon y apalearon,
creyéndolo muerto, su cuerpo fue envuelto en una alfombra y arrojado a las
heladas aguas del Neva.
Su autopsia reveló que había perecido
ahogado en el río. Al igual que ocurriera con otros personajes célebres,
en una muestra más de desagradables prácticas fetichistas y morbosas, se le
extrajo el corazón y fue castrado, siendo sus genitales exhibidos como uno de
los objetos estrella de un museo de San Petersburgo.
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