Una PÉRGOLA es un elemento
arquitectónico y
estructural, conformado por un corredor flanqueado por columnas verticales denominadas
pilares que soportan vigas longitudinales, durmientes que unen las columnas de
cada lado, y otras transversales apoyadas en las anteriores, cabios a una
altura igual o superior uniendo ambos lados y que conforman un enrejado
abierto, donde usualmente se desarrollan plantas trepadoras. La pérgola puede ser
independiente o adosada a un edificio u otra estructura en cuyo caso suelen
eliminarse los pilares y sujetarse las durmientes de dicho lado a la estructura
ya existente. El uso más común es la protección de zonas de paso de una zona
ajardinada, pero pueden también formar parte de un edificio como protección de
zonas peatonales.
La palabra pérgola proviene de la
palabra italiana pérgola y, a su vez, ésta procede de la
palabra latina pergula.
El término en italiano ya era utilizado en torno a 1645 y en inglés se usaba
este término en 1675.
Las pérgolas pueden enlazar pabellones,
pueden hacer de marquesinas en las puertas de los edificios hacia
zonas ajardinadas como terrazas o piscinas, y pueden ser estructuras
completamente autónomas que proporcionan sombra y refugio a lo largo de un
camino.
Las pérgolas son elementos
arquitectónicos de mayor longevidad que los túneles verdes de los jardines de Alta Edad Media y principios del Renacimiento, los cuales estaban a menudo
formados por brotes jóvenes y flexibles de sauces o avellanos unidos por la cabeza para formar una
serie de arcos, sobre los que se tejían unos listones longitudinales, donde se
desarrollaban las plantas trepadoras para hacer un paseo fresco, sombreado y
moderadamente seco.
En Villa La
Petraia los segmentos
curvados interiores y exteriores de los paseos verdes, precursores de las
actuales pérgolas, formaban una estructura que podía ser vista desde una
terraza situada más arriba y proporcionaban algo de intimidad al hogar ofreciendo
una visión frondosa de un huerto enclavado que evocaba el Jardín del Edén
La artificialidad tan natural de las
pérgolas las convirtió en uno de los elementos favoritos de los jardines
naturalistas de estilo inglés de los siglos XVIII y XIX. Algunas de las pérgolas más bellas
fueron realizadas con pilares de ladrillo y piedra y rígidos travesaños como
elementos característicos de los jardines diseñados por Sir Edwin Lutyens y Gertrude Jekyll, convirtiendo estas
estructuras firmes y lujosamente plantadas en firma de sus diseños.
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