La QUIMERA
DE AREZZO de bronce es uno de
los ejemplos más conocidos del arte etrusco. Fue hallado en Arezzo en 1553, una antigua ciudad etrusca y romana en Toscana y fue rápidamente reclamada para la colección del Gran Duque de
Toscana, Cosme I de Médici,
quien la expuso al público en el Palazzo Vecchio, y colocó piezas de bronce de menor tamaño en su
propio estudio en el Palazzo Pitti.
La Quimera todavía se conserva en Florencia, actualmente en
el museo arqueológico. Mide aproximadamente 80 centímetros de altura.
En la mitología griega, la monstruosa
Quimera devastaba su lugar natal, Lycia Turquía,
hasta que le dio muerte el héroe Belerofonte.
En un principio, los descubridores de la estatua en Arezzo pensaron que la
estatua representaba a un león, debido a que su cola, que debiese tener según
la leyenda la forma de una serpiente, se había perdido. Sin embargo, pronto se
vio que se trataba de la Quimera del mito y, de hecho, la cola fue
eventualmente recuperada entre otras piezas de bronce, según Giorgio
Vasari. La actual cola es una restauración del siglo XVIII.
La Quimera formaba parte de un aún
mayor tesoro de estatuas de bronce enterradas en
algún momento de la antigüedad.
Fueron encontradas por casualidad, mientras se construían zanjas a las afueras
de la ciudad, justo en la parte exterior de la Porta San Laurentino, sin
embargo la imagen de Belerofonte que debería acompañar a la quimera no se ha
encontrado. Actualmente, una réplica del mismo material se exhibe en aquel
lugar.
En su pata delantera hay una
inscripción, que tras numerosas lecturas se ha llegado a la conclusión que dice
TINSCVIL, cuya traducción sería «donada al dios Tinia» demostrando que la
Quimera era un elemento usado para venerar al dios etrusco del día, Tinia.
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