Cuando
en la tierra sólo habitaban los animales y la hierba y los árboles crecían
libres, Tucup Achá, regente del universo creó del barro a la primera mujer y al
primer hombre, pero al bañarse en el río se deshicieron.
Entonces
tomó cenizas y con ella los formó; así también se desbarataron con el agua,
después los fabricó en metal.
Ocurrió
que al entrar al río se multiplicaron y fundaron los pueblos de la tierra,
después vino un diluvio.
Solamente
un hombre, Tezpi, y su familia lograron salvarse. Aquel construyó una canoa
donde embarcó muchos animales para conservar las especies y la llenó de
provisiones. Navegó por largo tiempo cerca de las nubes.
Cuando
bajaron las aguas, Tezpi envió un zopilote, curitze, pero el pájaro no regresó.
Después
soltó un colibrí, tzintzuni que volvió pronto con sus plumas llenas de los
reflejos de la naturaleza, anunciando que ya se podía habitar en la tierra pues
llevaba en su pico un pétalo de los campos poblados de flores.
Tezpi supo que el colibrí era el mensajero del sol padre de los hombres;
desembarcó y con su familia pobló el mundo.
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