El término kamikaze
de origen japonés, fue utilizado originalmente por los
traductores estadounidenses para referirse a los ataques
suicidas efectuados por pilotos de una unidad especial perteneciente
a la Armada Imperial Japonesa contra embarcaciones
de la flota
de los Aliados a finales de la Segunda Guerra Mundial y su significado
literal es "Flor de loto". Estos ataques pretendían detener el avance
de los aliados en el océano Pacífico y evitar que llegasen a las
costas japonesas. Con esta finalidad, aviones cargados con bombas de 250 kilogramos
impactaban deliberadamente contra sus objetivos con el afán de hundirlos o
averiarlos tan gravemente que no pudieran regresar a la batalla.
Aunque hubo diversas unidades suicidas en tierra, mar y
aire, esta unidad especial de ataque es la más representativa de su tipo.
En Japón no se utiliza con este sentido la palabra kamikaze. Se prefiere el término Shinpū tokubetsu kogeki tai «Unidad Especial
de Ataque Shinpu» o su abreviación tokkotai En el resto del mundo el uso de esta palabra se ha
extendido y se aplica sin mucho rigor a todo tipo de ataques suicidas, sin
importar el método empleado uso de explosivos,
automóviles,
etc.
o la nacionalidad del atacante como en el caso de los Atentados del 11 de septiembre de
2001.
Esta unidad especial fue disuelta cuando Japón presentó
su rendición incondicional en la Segunda Guerra
Mundial y actualmente se cuenta con numerosos registros y testimonios acerca
del nacimiento, desarrollo y declive de sus operaciones.
La palabra kamikaze,
si bien tiene su origen en el idioma
japonés, surge de la lectura equivocada del tipo kun'yomi
por parte de los traductores estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial
de los kanji 'dios' y
'viento', cuando su pronunciación correcta debería ser del tipo on'yomi
y pronunciado como Shinpu. El empleo de la palabra kamikaze se propagó fuera de Japón
y fue aceptada mundialmente como válida, aunque, dentro del mismo país, a los
pilotos que dirigían sus aviones para estrellarse deliberadamente contra barcos
enemigos se les conocía por el nombre de Shinpū
tokubetsu kōgeki tai «Unidad Especial de Ataque Shinpū» o por su abreviación tokkōtai.
Desde la culminación de la Segunda Guerra Mundial, el
término se ha seguido aplicando a diversos tipos de atentados, donde el
protagonista se sacrifica deliberadamente como en el caso de ataques
terroristas, o como una forma metafórica donde el individuo tiene pocas o
escasas probabilidades de éxito con un riesgo considerable.
El origen del mito kamikaze
se origina en el siglo XIII, cuando una flota procedente de Mongolia,
bajo el mando de Kublai Khan, se presentó en dos ocasiones la
primera en 1274
y la segunda en 1281 en costas japonesas con la
finalidad de invadir el país.
Afortunadamente para los habitantes, quienes no estaban preparados para
combatir contra un ejército mucho mejor preparado y enfrentar una invasión
de grandes proporciones, un tifón arrasó la flota invasora durante el intento de invasión de 1281.
Dicho tifón fue llamado Viento Divino
y considerado como una señal de que Japón
era el elegido por los dioses y, por lo tanto, éstos se encargarían de
su seguridad
y supervivencia.
Japón vivió un crecimiento
acelerado después de instituirse el gobierno
Meiji, y pasó de ser un país agrario a una potencia en la región
asiática. Las reformas tomadas por el nuevo gobierno cambiaron la forma en que
el país era dirigido y se enfocó en el desarrollo de tecnología,
al mismo tiempo que creó un ejército fuerte y moderno, lo que llevó a una fuerte
militarización del país. Un gobierno cada vez más bélico vio la oportunidad de
basarse en el modelo del colonialismo europeo, dando
lugar a una gran cantidad de conflictos armados en el continente Asiático como
la Primera Guerra Sino-japonesa de 1894, la Guerra Ruso-japonesa de 1904 - 1905 y la Segunda Guerra Sino-japonesa de 1937.
Varios años atrás, los
estadounidenses habían presionado a Japón
con embargos y brindando apoyo a sus enemigos ya que el país era visto como una
amenaza en la región. Durante el verano de 1941, los Estados
Unidos, el Reino Unido y los Países Bajos
ejercieron un embargo petrolero como protesta a la presencia de tropas
japonesas ocupando China.
Diplomáticos
japoneses trataron de convencer a los respectivos países para que se levantara
el embargo, pero debido a la negativa, el Emperador dio la orden de atacar Pearl Harbor,
ataque que se llevó a cabo el día 7 de
diciembre simultáneamente con ataques a Filipinas
y los territorios británicos de Malaya y Hong Kong.
Al día siguiente, 8 de diciembre, Estados Unidos le declaró la
guerra a Japón.
El ejército japonés siguió
avanzando en el Pacífico. En los seis meses siguientes al ataque a Pearl Harbor
habían conseguido casi todos sus objetivos navales y su flota permanecía
relativamente intacta. Habían hundido o dañado de manera importante todos los
acorazados de Estados Unidos en el Pacífico. Las flotas británica y holandesa
del Lejano Oriente habían sido destruidas, y la Real Armada Australiana había
sido rechazada hacia sus puertos de origen.
La única fuerza estratégica
Aliada de importancia, que permanecía oponiéndose a todo esto, era la base
naval de Pearl Harbor, incluyendo los tres portaaviones de la Flota del
Pacífico de los Estados Unidos.
Los japoneses enviaron una flota hacia las islas Midway,
un atolón periférico del archipiélago de Hawái, con el objetivo de
atraer lo que quedaba de la flota estadounidense a una batalla decisiva. El 5 de junio,
bombarderos estadounidenses avistaron la fuerza japonesa y hundieron 4 de sus
mejores portaaviones, un acorazado y 275 aviones durante la batalla de
Midway, a un costo de un solo portaaviones, el Yorktown.
Ésta fue una victoria muy importante para los Estados Unidos y marcó el punto
de inflexión en la guerra del Pacífico. La capacidad estadounidense en la
construcción de barcos y aviones superaba ampliamente a la japonesa, la cual
nunca disfrutaría otra vez de tal superioridad numérica.
Después de la victoria en la
batalla de Midway, las fuerzas de Estados Unidos comenzaron un avance implacable
en las costas del océano Pacífico. Rápidamente los aviones de combate japoneses
se vieron superados tanto en número como en características técnicas de los
nuevos aviones estadounidenses, sobre todo con la entrada del F6F Hellcat y el F4U Corsair. El Servicio Aéreo
de la Flota Imperial Japonesa fue derrotada durante los combates aéreos de las
campañas de las Islas Salomón y la de Nueva Guinea.
Finalmente, durante la batalla del Mar de Filipinas, los
japoneses perdieron más de 400 aviones y pilotos. Los pilotos más veteranos y
con mejor preparación comenzaron a escasear.
Antes de la creación oficial de
un cuerpo especial se habían registrado colisiones deliberadas por parte de
pilotos cuyo avión había sido severamente dañado y no querían verse capturados,
situación que ocurrió tanto del lado japonés como en el de las fuerzas aliadas.
De acuerdo a Axell & Kase, estos suicidios «eran individuales, decisiones
tomadas en el mismo momento de hombres que estaban mentalmente preparados para
morir».
En la mayoría de los casos existe poca evidencia que fueran algo más que
colisiones accidentales, normales en las intensas batallas tierra - mar.
Desde 1942 diferentes voces
dentro del ejército japonés se levantaron con el afán de recurrir a tácticas
suicidas para emplearse en la guerra y tratar de revertir nuevamente los
papeles. En medio de grandes controversias, uno de los protagonistas y
principales opositores era el vicealmirante Yokoi, quien exponía que los
motivos para oponerse, más allá de la muerte de los pilotos, eran tres
principalmente:
Era sumamente costoso
adiestrar a un piloto para que él y su avión tan sólo hicieran un sólo viaje.
Los aviones por sí solos no
tendrían una fuerza de impacto tal para destruir o dañar severamente un
portaaviones, a menos que se estrellara contra la pista de aterrizaje cuando
ésta tuviera muchos aviones enemigos.
Era sumamente difícil analizar
los resultados ya que el protagonista resultaría muerto de la acción.
Unidades especiales suicidas
finalmente se implementaron en tierra como en el caso de la «Carga Banzai» y en
el mar (como las lanchas Shin'yo. Finalmente a mediados de 1944, el primer
ministro Hideki Tojo dio instrucciones para que los
Cuerpos de Ataque Aéreo organizaran una unidad especial,
lo que daría nacimiento a lo que se conoce comúnmente como kamikazes.
El desarrollo de la protección
antiaérea en los barcos estadounidenses había alcanzado un nivel tal que
resultaba ilusorio pensar que el avión japonés podría sobrevivir al ataque
incluso si esa fuera su intención. En ese momento de la guerra, con toda la
experiencia acumulada en ataques de avión contra barco, la táctica de los
kamikazes era una forma realista y racional de asumir la limitación de que el
piloto acabaría muerto igualmente. Así pues, los kamikazes fueron producto de
la intersección entre una tradición cultural de sacrificio suicida con la realidad
táctica evidente de que planear la retirada tras el ataque era ocioso.
El 19 de octubre
de 1944
el vicealmirante Takijiro Onishi, quien estaba al mando de la
Primera Flota Aérea de la Armada Imperial Japonesa, arribó a Mabalacat
en la isla de Luzón, perteneciente a Filipinas
donde se encontró primeramente con el comandante Rikihei Inoguchi, oficial del
Estado Mayor de la Primera Flotilla Aérea parte de la Primera Flota Aeronaval
Japonesa, y el comandante Asaiki Tamai, quien se encontraba al mando del Grupo
Aéreo 201, y les solicitó una reunión oficial en la cual también estuvieron
presentes:
Oficial Chuichi Yoshioka.
Teniente Ibusuki.
Teniente Yokohama.
En esta reunión el
Vicealmirante Ōnishi les informó a los presentes que se había activado la Operación Sho
un día atrás, por lo que sería necesario retrasar por lo menos una semana a la
flota estadounidense con la finalidad de permitir el arribo de la Segunda Flota
al mando del vicealmirante Kurita la cual incluía los
acorazados Musasi
y Yamato
con la finalidad de hacer frente con todo el potencial armamentístico de Japón.
El vicealmirante Onishi hizo
hincapié en que la única manera efectiva de lograr este objetivo, desde su
punto de vista, era implementar un grupo especial de ataque suicida formados de
cazas Zero cargados con bombas
de 250 kilogramos.
La reunión continuó hasta la madrugada del 20 de octubre,
donde fue formalizada la formación del grupo especial. El comandante Inoguchi
propuso nombrar la unidad especial como Shinpu
y el Vicealmirante Ōnishi ordenó que el nuevo Grupo Especial de Ataque Shinpū estuviera dividido en cuatro
grupos:
Shikishima, nombre
poético de Japón.
Yamazakura, sakura de
montaña.
La fecha tentativa para el
primer ataque fue fijada para el 25 de octubre
y contaría con la participación de 26 aviones cazas 13 tokkōtai y 13 escoltas comandados por el teniente Yukio Seki.
Desde la mañana del 20 de octubre
se realizaron rondas de reconocimiento con la finalidad de comenzar la
operación de la recién formada Unidad Shinpu,
pero debido al mal clima no fue posible localizar la ubicación de la flota
estadounidense.
Para el día 23,
los submarinos
de los Estados Unidos atacaron la avanzada de la flota
del vicealmirante Kurita, hundiendo los buques
insignia Atago y Maya, además de que
el crucero
pesado Takao fue severamente averiado y
dejado fuera de combate sin que pudieran hacerles frente.
Al día siguiente la flota estadounidense localizó y atacó
la Segunda Flota de Kurita, donde fue hundido el acorazado
Musashi y dejado fuera de combate el
crucero pesado Myoko. La unidad Shinpū no pudo brindar ayuda debido
al intenso fuego antiaéreo.
La flota del Almirante Shoji
Nishimura fue atacada al amanecer del 25 de octubre
en el estrecho de Surigao, siendo arrasada en pocos
minutos. Los acorazados Yamashiro y Fuso fueron hundidos junto con tres destructores,
resultando además averiado el crucero Mogami
y puesto fuera de combate. Unidades de ataque de los aliados regresaron más
tarde y hundieron los cruceros Mogami
y Abukuma.
La primera misión oficial exitosa de la unidad Especial
se llevó a cabo finalmente en el transcurso de ese mismo día 25, cuando la
Unidad Shikishima localizó a 50
kilómetros al noreste de la isla de Suluan un contingente
estadounidense. Cinco tokkotai
y cuatro escoltas arribaron al lugar y el primer avión impactó contra un portaaviones,
lo mismo que el segundo, por lo que el portaaviones se hundió. El tercer piloto
impactó otro portaaviones y lo incendió, el cuarto piloto hizo blanco en un crucero
ligero hundiéndolo, mientras que el quinto no pudo hacer contacto.
El día 26 de octubre
se realizó el segundo ataque, ahora con la participación de la Unidad Yamato, la cual estaba formada por
dos grupos: el primero compuesto de dos tokkōtai
y un escolta y el segundo de tres tokkōtai
y dos escoltas. La participación del primer grupo no pudo ser confirmada debido
a que el encargado de entregar el reporte no regresó a la base, pero se sabe
que el segundo grupo impactó un portaaviones aliado con dos aviadores y lo
hundió, mientras que el tercero hizo impacto con otro, averiándolo.
Después del tremendo golpe que recibieron las fuerzas del
vicealmirante Kurita y del almirante Nishimura estaba claro que había fallado
la Operación Sho, misma que
había servido de pretexto para formar la Shinpu
tokubetsu kogeki tai «Unidad Especial de Ataque Shinpu». Sin embargo, las
operaciones de este tipo continuarían desde Filipinas
hasta el mes de enero de 1945, cuando tropas Aliadas desembarcaron en Filipinas y se
decidió instruir otra base en Formosa.
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