La Guerra del Chaco, entre Paraguay
y Bolivia,
se libró desde el 9 de septiembre del año 1932 hasta el 12 de junio
de 1935,
por el control del Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en Sudamérica
durante el siglo XX.
En los 3 años de duración, Bolivia movilizó 250 000 soldados y
Paraguay 120 000, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran
cantidad de bajas 60 000 bolivianos y 30 000 paraguayos,
gran cantidad de heridos, mutilados y desaparecidos. Los distintos tipos de
enfermedades tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del
teatro de operaciones y la falta de agua y buena alimentación produjeron el
mayor porcentaje de bajas y afectaron la salud de los soldados sobrevivientes,
a muchos de por vida.
El enfrentamiento consumió ingentes recursos económicos
de ambos países, de por sí muy pobres. El Paraguay abasteció a su ejército con
la gran cantidad de armas y equipos capturados en distintas batallas. Terminada
la guerra, algunos excedentes los vendió a España.
El cese de las hostilidades se acordó el 12 de junio de
1935, el tratado de Paz, Amistad y Límites se firmó el 21 de julio de
1938 y el 27 de abril de 2009 se estableció el acuerdo de límites
definitivo. El Paraguay cedió 110 000 km² ocupados por su ejército al
cese de las hostilidades. La zona en litigio quedó divida en una cuarta parte
bajo soberanía boliviana y tres cuartas partes bajo soberanía paraguaya.
Bolivia recibió una zona a orillas del alto río Paraguay.
La región central sudamericana
conocida como Gran Chaco se divide, de norte a sur, en tres regiones:
Chaco Boreal
―al norte del río Pilcomayo―, el Chaco Central―entre ese río y el río Bermejo―, y al sur de este último el Chaco Austral.
El área disputada entre Bolivia y Paraguay correspondió exclusivamente al Chaco
Boreal.
El Chaco Boreal posee una
extensión de aproximadamente 650 000 km² un poco menos que Francia
y hasta fines de la década de 1920 estuvo casi despoblado y sin explorar. Sus
límites son: al sur el río Pilcomayo y la Argentina; al este el río Paraguay
y la región oriental del Paraguay; al noroeste la precordillera boliviana y al
noreste las regiones selváticas de Brasil y Bolivia.
La región estaba cubierta por
bosques, matorrales espinosos y palmeras. En la franja cercana al
río Paraguay, se explotaba el quebracho para la producción del tanino. El
desarrollo de la agricultura en esa época era escasa.
El clima de tipo semitropical era semiestépico en el sector
oriental, y continental en el sector
occidental. La temperatura podía llegar a los casi 50 °C en verano, y ser
inferior a los 0 °C. en el invierno. Era el hábitat de una gran variedad
de serpientes venenosas y de insectos portadores de enfermedades, como la vinchuca
y el mosquito. El agua era escasa y salobre en las zonas centrales; los pocos
pozos y lagunas existentes tuvieron una importancia vital durante la guerra
pero la contaminación de los mismos produjeron muchas bajas por disentería.
Los antecedentes y causas de la guerra del Chaco son
complejos. Cuando Bolivia y Paraguay se volvieron estados independientes
heredaron de la época colonial una vaga determinación de los límites de esa
zona inhóspita y despoblada por lo que tuvieron que fijar sus respectivas
jurisdicciones de acuerdo con documentos muchas veces contradictorios o
mediante el trazado de líneas geodésicas.
Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre 1879 y 1907 no fueron
aceptados definitivamente por ninguna de las partes. Cuando Bolivia perdió la
salida al océano Pacífico, como consecuencia de la Guerra del Pacífico 1879, esa región adquirió
un valor estratégico para ese país: la ocupación del Chaco Boreal fue necesaria
para salir al océano Atlántico por el río Paraguay. Ambos países realizaron
pocas expediciones al Chaco. Otra causa fue la supuesta existencia de petróleo
en el subsuelo chaqueño que la Standard Oil ya extraía en sus bordes serranos.
Esa empresa había fracasado en su intento por sacar el petróleo boliviano por
un oleoducto en territorio argentino hasta la refinería que tenía una
subsidiaria suya sobre el río Paraná quedándole como única opción cruzar
por el Chaco Boreal hacia el río Paraguay, lo más al sur posible.
El Paraguay, unas décadas antes, había sido devastado por
la Guerra de la Triple Alianza 1865-1870.
Una de las consecuencias fue la pérdida de enormes territorios en la zona
oriental. Respecto del Chaco Boreal, Argentina pretendió incorporar una parte a
su territorio, pero tras recurrir en 1879 al arbitraje del presidente
estadounidense Rutherford Hayes, este falló que la zona
comprendida entre el río Pilcomayo y el Verde, al norte, correspondía al
Paraguay. Con estos antecedentes, era difícil que ese país pudiera aceptar las
pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal.
El 8 de septiembre,
aviones bolivianos detectaron la aproximación del fuerzas paraguayas en el
camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna, ocasionando
bajas entre hombres y caballos.
El teniente coronel Manuel Marzana asumió el mando de las
fuerzas que ocuparon Boquerón el 31 de julio de 1932 a causa del fallecimiento
del teniente coronel Luis Emilio Aguirre junto con otros oficiales y
soldados, en la emboscada preparada con antelación por las fuerzas paraguayas
que defendían el fortín.
Este competente oficial fue el responsable de sostener el cerco de Boquerón
resistiendo los embates del grueso del ejército paraguayo que, desde el
9 al 29 de septiembre de 1932, lo atacaría sin cesar.
Los paraguayos atacaron desaprensivamente a Boquerón el 9
de septiembre. Cuando los voluntariosos ataques directos no tuvieron éxito, las
unidades se desplegaron en los alrededores para emboscar a las fuerzas que
pudieran acudir en ayuda del fortín. El día 10, una columna boliviana que
avanzaba hacia Boquerón cayó en una emboscada sufriendo fuertes bajas. En estos
primeros días pudo observarse muchas deficiencias en el ejército paraguayo,
principalmente en el abastecimiento del agua. Acuciados por la sed, los
soldados abandonaban las líneas para buscar agua en la retaguardia. También
hubo falencias en la sincronización de los movimientos entre las unidades.
La aviación boliviana trató de neutralizar la
«artillería» que bombardeaba Boquerón y que era la que más bajas producía sin
poder ubicarla. Se trataba de los modernos morteros Stokes-Brandt que hasta
Marzana creía que eran cañones de largo alcance. Los combates iniciales
sirvieron para que los paraguayos ganaran en experiencia a costa de muchas
bajas. El ingreso de ayuda al fortín cercado realizado por el ejército
boliviano con pequeñas unidades, algunas con éxito y otras no, fue con gran
costo en bajas ya que esas fuerzas debían salir nuevamente del fortín por la
falta de recursos en el lugar.
Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo
con 15 000 hombres continuó su avance en dirección al fortín Arce.
Estigarribia reorganizó sus fuerzas creando la 4.ª División al mando del
teniente coronel Nicolás Delgado, oficial que acababa de llegar de Francia
donde había completado sus estudios en la Escuela de Guerra de aquél país.
Por su parte, las tropas del Destacamento Peñaranda y
fuerzas auxiliares, agotadas y desmoralizadas, se replegaron hacia Arce
ofreciendo ligera resistencia a unos 11 km de ese fortín. La presión paraguaya
provocó que 3 regimientos bolivianos abandonaran sus posiciones sin combatir.
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