domingo, 30 de marzo de 2014

HOWARD HUGHES



HOWARD HUGHES nació en Humble, Texas, el 24 de diciembre de 1905 y murió en Acapulco o Houston, el 5 de abril de 1976 fue un multimillonario empresario, magnate, inversionista, ingeniero autodidacta, aviador, productor y director de cine estadounidense, famoso por sus reconocidas y exitosas películas The Racket 1928, Hell's Angels 1930, Scarface 1932 y The Outlaw 1943. Igualmente es reconocido por sus extraordinarios aportes a la aviación, la introducción de numerosas innovaciones en el diseño de aeronaves, tales como la construcción de aviones como Hughes H-1 y el hidroavión Hércules, además de materializar muchas hazañas aéreas, incluyendo la obtención de varios récords de velocidad y extensión.

Hughes, además, alcanzó una gran notoriedad pública gracias a su oposición al pseudo-monopolio de la icónica aerolínea estadounidense Pan Am, que  disponía de la «Designación Legal» para realizar exclusivamente vuelos transatlánticos en Estados Unidos, viéndose envuelto en una batalla política y legal que finalmente acabó con dicha legislación, permitiendo el inicio de operaciones en el área de su propia línea aérea, la Trans World Airlines, mediante sus aviones Lockheed Constellation.

Fue un personaje también polémico por sus excentricidades, manías, y su comportamiento lunático en general, que estuvieron motivadas en gran medida por padecer un TOC (Trastorno Obsesivo-Compulsivo); no obstante, su genialidad es indiscutible, y su legado notorio en todos los ámbitos en los que se desenvolvió. Su fallecimiento en 1976 fue igualmente controvertido; muy enfermo fue embarcado en un avión en México rumbo a Houston, pero no está claro si falleció antes de llegar.

Fue considerado por sus contemporáneos como el hombre más adinerado del mundo y el primer hombre en llegar a ser milmillonario o millardario en inglés: billionaire, con una fortuna estimada en unos mil quinientos millones de dólares al momento de su muerte. En 1983, tras años de disputas legales, su patrimonio cotizado en unos 2500 millones de dólares fue dividido entre sus 22 primos, incluyendo a su primo William Lummis quien fungió como fideicomisario del Instituto Médico Howard Hughes.

Howard nació en Humble, Texas, el 24 de diciembre de 1905, fecha que es puesta en duda por algunos biógrafos según los registros bautismales nació el 24 de septiembre. Sus padres fueron Howard y Alene Hughes.

Su padre, Howard Robard Hughes, fue un industrial que patentó la broca tricono, que permitía excavar pozos de petróleo antes inaccesibles. En 1908 fundó la Hughes Tool Company para comercializar este invento. Al heredar este negocio, el adolescente Howard hijo se alió con la firma Baker.

Su madre, Alene Hughes, padecía misofobia miedo a la suciedad o la contaminación. Influenció y sobreprotegió a Howard, llegando al punto de aislarlo de todos los gérmenes ambientales.

La obsesiva madre mantenía los clásicos rituales victorianos en cuanto al cuidado de la salud de los hijos. Repasaba exhaustivamente el cuerpo desnudo del niño, deteniéndose en los dientes, las orejas, los genitales, los codos y las rodillas. Comprobaba igualmente sus deposiciones. Y a diario se ocupaba también del baño de su hijo, al que frotaba todo el cuerpo con un potente jabón de lejía. Ante cualquier síntoma de fiebre o malestar, acudían varios médicos a la casa familiar para atender al niño, sin importar la hora que fuese.

Su dolencia TOC iba a ser su peor vía crucis. A los 11 años construyó la primera emisora de radio que hubo en Houston. Con ella logró comunicarse con los barcos que surcaban las aguas del Golfo de México. Recogía y grababa los mensajes, e incluso acertó a interpretar que los sonidos obedecían al código Morse, que aprendió en una sola noche. Al día siguiente ya contactaba con los oficiales de los buques.

De su padre, heredó el interés y la inteligencia hacia todas las cosas mecánicas. A los 12 años de edad, fotografiaron a Hughes en el periódico local siendo el primer muchacho de Houston en tener una bicicleta motorizada, que había construido él mismo.
Alene Hughes murió en marzo de 1922, debido a las complicaciones de un embarazo ectópico. Este hecho marcó profundamente a Howard. Nunca conseguiría deshacerse de la melancolía causada por la pérdida de su sobreprotectora madre.

Menos de dos años más tarde, en enero de 1924, a la edad de 18 años, su padre falleció de un ataque al corazón. Howard quedó muy afectado al perder a sus padres siendo él tan joven. Sus muertes, y sus propias fobias, impulsaron a Hughes a crear en los años 50 un laboratorio de investigación médica, sin ánimo de lucro.

Por voluntad de su padre, Howard heredó el 75% de su multimillonaria fortuna, que además incluía las cantidades generadas por la perforación de yacimientos de petróleo. Poco después de la muerte de su padre, ingresó en el Rice Institute of Technology de Houston. Antes había estado en el California Institute of Technology, en Pasadena, donde no obtuvo ningún diploma.

En 1924 abandonó el Rice Institute y en junio de 1925 se casó con Ella Rice. Juntos abandonaron Houston y se trasladaron a Hollywood donde Howard esperaba producir películas. Muy pronto, el matrimonio entró en crisis, por las duras condiciones de vida doméstica que Howard imponía a su esposa, entre otros motivos. Tras diversos incidentes, Hughes mantuvo a su esposa Rice aislada en su casa por algunas semanas durante 1929, tras lo cual ella volvió a Houston, y solicitó irrenunciablemente el divorcio. Se dice que conoció al gánster Frank Lucas.
Howard poseía, aparte de una muy buena presencia e inteligencia, una personalidad atrayente. Aunque desde siempre mostró actitudes extrañas, como su marcada tendencia a auto recluirse. Era un individuo bastante impredecible, solía entusiasmarse rápidamente por un proyecto y abordarlo con una intensidad pasmosa y después olvidarlo todo. Hughes padecía un trastorno obsesivo compulsivo, el cual nunca se trató adecuadamente.

En su vida privada, muchas mujeres fueron atraídas por su fortuna y su personalidad. Estuvo relacionado con numerosas damas de Hollywood de los años 30 y 40. Pero al cabo de un tiempo, Hughes se aburría de ellas, y a su vez más a menudo, ellas se aburrían de sus manías obsesivas. Mantuvo recluida en su hogar a su primera esposa, Ella Rice hasta provocarle ataques de pánico y claustrofobia.

Después de su primer divorcio, Hughes pasó mucho tiempo con grandes estrellas de cine, ofreciéndoles matrimonio a muchas de ellas, incluyendo a Katherine Hepburn, quien además de amante fue su mejor amiga. Entre sus romances puede nombrarse a Bette Davis, Rita Hayworth, Gene Tierney, Ava Gardner, Olivia de Havilland, Ivonne DeCarlo, Jane Greer, Katherine Grayson, Ginger Rogers, Billie Dove, una mujer exótica a quien Hughes pagó a su marido por su divorcio, entre otras.

Joan Fontaine admitió en su autobiografía "No Bed of Roses" haber estado varias veces con Hughes. Y Bessie Love fue una de sus amantes durante su primer matrimonio.

Jean Harlow lo acompañó en el estreno de Hell's Angels. Pero su mano derecha, Noah Dietrich, escribió años más tarde "Howard: The Amazing Mr. Hughes", donde revelaba que Hughes sólo mantuvo una relación estrictamente profesional con Harlow. También hablaba de Jane Russell, a la que Howard intentó meter en su cama según ella misma reconoció en su autobiografía estando casada. Le rechazó, pero fueron amigos durante años.

Además, hay constancia de que Howard contrataba jovencísimas starlets aspirantes a actriz, a las que formaba y casi recluía para poder tenerlas bajo su estricto dominio. Se ha llegado a insinuar que tenía muchachas metidas en apartamentos por todo el país.

Durante toda su vida Howard Hughes fue un entusiasta de la aviación. Se dice que voló por primera vez a los 14 años, aunque no está confirmado. De lo que no hay duda es que fue un intrépido piloto y un gran industrial del sector. Además, su inteligencia y su interés por la aviación y la mecánica le permitieron convertirse en ingeniero aeronáutico de forma autodidacta, dominando profundos y amplios aspectos en la construcción y diseño de aeronaves.

Fundó la compañía Hughes Aircraft y fijó récords mundiales pilotando sus aviones. Su máquina tecnológicamente más relevante fue el Hughes H-1 Racer. El 13 de septiembre de 1935, volando el H-1, alcanzó los 566 km/h batiendo el anterior récord de velocidad aérea de 505 km/h, en Santa Ana, California. Versiones no confirmadas indican que el H-1 sirvió de modelo para el que sería uno de los mejores aviones de combate en la primera fase de la Guerra del Pacífico, el avión japonés Mitsubishi A6M Zero.

Un año y medio más tarde 19 de enero de 1937, con un re-diseñado H-1, consiguió batir su propio récord transcontinental de velocidad aérea, al volar sin escalas desde Los Ángeles hasta Nueva York en 7:28:25 antes lo había hecho en 9 horas, 27 minutos. Su velocidad media fue de 518 km/h.

El H-1 mostró un importante número de innovaciones en su diseño. Contaba con un tren de aterrizaje retractable, y todos los remaches y empalmes fueron fijados a ras en el cuerpo del aeroplano, para reducir la fricción cinética y ganar velocidad. El H-1 influenció el diseño de algunos aeroplanos de la Segunda Guerra Mundial, como el Mitsubishi A6M, el Focke-Wulf Fw 190, y el F6F Hellcat. El H-1 fue donado a la Institución Smithsonian en 1975, y se exhibe en su Museo Nacional del Aire y el Espacio, en Washington, D.C.

El 10 de julio de 1938 Hughes estableció una nueva marca al completar un vuelo alrededor del mundo en apenas 91 horas 3 días, 19 horas, batiendo la anterior por más de cuatro días. Para este vuelo no utilizó ninguno de sus aeroplanos, sino el Lockheed Modelo 14 Súper Electra con una tripulación de cuatro hombres, dotado de radio y equipos de última tecnología. Hughes pretendía que aquella hazaña fuese una gran victoria tecnológica, para demostrar así que los viajes aéreos de larga distancia podían ser completamente seguros.

El joven magnate recibió muchos premios como piloto, como el Harmon Trophy en 1936 y 1938, el Collier Trophy en el 38 también, y el Octave Chanute Award en 1940. En 1939, fue galardonado con la Medalla de Oro del Congreso "En reconocimiento a los logros de Howard Hughes en hacer avanzar la ciencia de la aviación, y así conseguir un gran reconocimiento hacia este país en todo el mundo." Sin embargo, según el New York Times, Hughes no se molestó en acudir a Washington a recoger la Medalla. Finalmente, el Presidente Franklin D. Roosevelt se la envió por correo.

El 7 de julio de 1946, Hughes sufrió un gravísimo accidente en Los Ángeles cuando efectuaba el primer vuelo de prueba experimental del avión espía XF-11, que construía para el Ejército de EE.UU. La prueba transcurrió normalmente, sin embargo a los 145 minutos de haber despegado y preparándose para retornar, una imperceptible pérdida de aceite en el motor derecho hizo que disminuyera la presión que es necesaria para controlar el paso de las hélices, haciendo que estas revirtieran su ángulo de ataque. Esto hizo que el motor tirara fuertemente hacia atrás, descompensando el avión y llevándolo a perder altitud rápidamente. Esta situación, difícil de controlar, fue analizada días después del accidente, por lo que el accidente no puede catalogarse como fallo humano sino como fallo mecánico.

Hughes trató de aterrizar el aparato en el campo de golf de Los Ángeles Country Club, en Beverly Hills, pero no lo consiguió. El XF-11 impactó contra tres casas, y sus depósitos de combustible explotaron. Hughes, muy malherido, logró salir de la cabina, pero sufriendo graves quemaduras, al estar ardiendo el propio avión y los alrededores. Fue auxiliado por el Sargento Primero del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos William L. Durkin, que se encontraba en la zona.

Los daños fueron severos. Sufrió lesiones internas, múltiples fracturas la clavícula, todas las costillas... y quemaduras de tercer grado por todo el cuerpo. Tuvo secuelas el resto de su vida. A partir de entonces, un bigote taparía las cicatrices de su labio superior.

La Fuerza Aérea de los Estados Unidos culpó del siniestro al propio Hughes, que según los militares cometió varias irregularidades, como no seguir la ruta prevista, o usar una frecuencia de radio distinta a la asignada. Además, en el informe se decía que el XF-11 perdió el control antes de caer. Esto supuso un duro golpe para el ego de Hughes, que no dudó en protestar e intentar rectificar dicho informe. El magnate señaló que en ningún momento perdió el control del aparato, sino que fue perdiendo altura debido al fallo de una de las hélices. Y también denunció que el informe de la Fuerza Aérea era parcial e injusto. Según declaró, los militares no querían reconocer ninguna prueba que evidenciara errores en el funcionamiento de su sistema de hélices, que había costado enormes cantidades de dinero. Este sistema constaba de dos hélices de cuatro palas conectadas una detrás de otra, y cada una giraba en sentido opuesto a la otra; estas hélices al igual que el avión eran de tipo experimental.

Su proyecto más famoso quizás fue el H-4 Hércules. Al construir esta gigantesca aeronave, Hughes batió un récord más: creó el hidroavión de mayor envergadura que cualquier avión jamás construido antes. Apodado como Spruce Goose, su propósito inicial fue bélico. Estaba ideado para usarlo en la Segunda Guerra Mundial para transportar tropas y equipo a través del Atlántico, evitando así las gravísimas pérdidas que ocasionaban los submarinos alemanes. Pero la propia magnitud y complejidad del proyecto impidieron que fuera terminado a tiempo, en efecto, el H-4 tenía un avance del 60% cuando terminó la guerra y también su utilidad.

El Hércules suscitó gran controversia, y la prensa acusó a Howard de falta de criterio y de despilfarrar el erario. Se llegó a dudar que algún día consiguiera siquiera construir semejante aeronave. Debido a su espectacular tamaño pesaba 193 toneladas, sólo se pudo construir un aparato. Ante el debate público surgido en torno a su viabilidad, Hughes declaró que si no lograba hacerlo volar, abandonaría el país para no volver.

En 1947 tuvo que comparecer ante el Comité de Investigación de la Guerra del Congreso, para explicar los motivos por los que no había cumplido con los plazos del contrato. Hughes se defendió con vehemencia, y el comité se disolvió sin siquiera redactar un informe final. Una vez más, Hughes se salió con la suya, e hizo volar el gigantesco hidroavión el 2 de noviembre de 1947, en Long Beach, California, ante una gran multitud. No obstante, el Hércules tan sólo se elevó 30 metros sobre el agua durante una milla 1,6 kilómetros, con el propio Hughes a los mandos, alcanzando unos 130 km/h. No volvería a volar nuevamente.



Más tarde, declaró que lo hizo sólo para demostrar ante el Congreso y la opinión pública que el dinero de los contribuyentes había sido gastado correctamente.

Estuvo bajo los focos de los medios de comunicación fue portada de la revista TIME el 19 de julio de 1948.

Actualmente, el Spruce Goose se encuentra en el Evergreen Aviation Museum, en McMinnville, Oregón.

El 12 de enero de 1957, Hughes se casó con Jean Peters, a la que había conocido hacía varios años. Su segundo matrimonio fue también tormentoso, debido a sus cada vez más obsesivas manías y a su tendencia a recluirse. De hecho, llegó un momento a partir del cual sólo contactaba con su esposa por teléfono. En varias ocasiones, los medios publicaron que estaba en fase terminal, mentalmente inestable, e incluso muerto.

Hughes había sido obsesivo-compulsivo durante toda su vida. En los años 30, los amigos cercanos divulgaron su obsesión por el tamaño de los guisantes uno de sus alimentos preferidos, y que incluso utilizaba una bifurcación especial para clasificarlos por tamaño antes de consumirlos.

Mientras producía The Outlaw, Hughes se obsesionó por un defecto de menor importancia en una de las blusas de Jane Russell, argumentando que la tela se agrupaba a lo largo de una costura, con lo que daba la apariencia de que cada uno de los pechos de Russell tenía dos pezones. Estuvo tan preocupado por ello que llegó a redactar un detallado memorándum sobre cómo resolver el problema, y lo repartió entre los miembros del equipo de rodaje.

Hughes llegó a recluirse por completo, se encerró en cuartos oscurecidos, inducido por el uso de medicamentos y drogas, aunque siempre mantuvo las visitas de un peluquero. Varios doctores vivían en la casa cobrando un sueldo sustancial, sin embargo Hughes raras veces los veía y por lo general rechazaba seguir su consejo.

Hacia el final de su vida, su círculo administrativo íntimo se componía en gran parte de mormones porque él los consideraba de confianza, ya que no podían beber alcohol si bien Hughes nunca profesó esa religión. Siendo muy joven, Howard contrajo la sífilis. El tratamiento en aquella época era experimental y con efectos secundarios graves. Podía dañar el sistema nervioso central, y provocar así complicaciones psiquiátricas. Los médicos no consiguieron curarle, y su sífilis empeoró. Uno de los síntomas era la aparición de pequeñas ampollas en sus manos, por lo que le recomendaron no dar la mano a nadie en una temporada. Hughes no volvió a hacerlo el resto de su vida, y siempre que necesitaba tocar algo lo hacía con pañuelos de papel como protección ante los gérmenes.

Residía en la entonces moderna y próspera Managua, capital de Nicaragua, en el hotel más exclusivo de América Central de aquella época: Hotel Intercontinental actualmente Crowne Plaza, cuando lo sorprendió el terremoto de Managua de 1972, el 23 de diciembre, ese mismo año huyó despavorido de allí en forma misteriosa. Se dice que quería hacer negocios allí con el General Anastasio Somoza Debayle. Por precaución, posterior al terremoto antes de partir de Nicaragua, fue huésped en uno de los palacios de la familia Somoza.

El 5 de abril de 1976, a la edad de 70 años, completamente auto recluido en una suite de un prestigioso hotel de Acapulco, Hughes agoniza. Toman un avión hacia el Hospital Metodista de Houston, pero nada se puede hacer ya por él. Se cree que pudo haber fallecido en pleno vuelo, o incluso antes de salir de México.

Ya en Houston, los médicos pudieron ver un cuerpo de aspecto muy envejecido y muy delgado, con una larga barba y con las uñas muy crecidas. A causa de su reclusión, y por culpa de la grave desatención auto inflingida, estaba irreconocible, por lo que el FBI tuvo que identificarle con sus huellas dactilares.

La causa de la muerte fue un fallo renal, según la autopsia, que también certificó una severa desnutrición, así como detalles escabrosos como los trozos de agujas hipodérmicas rotas que tenían metidas bajo la piel de sus brazos. Aunque sus riñones fallaron, el resto de órganos estaban perfectamente sanos.

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