jueves, 27 de marzo de 2014

AGONÍA



La AGONÍA es el estado experimentado por un ser vivo antes de la muerte.

Algunos autores la consideran como la última fase de la vida, otros como la primera fase de la muerte. La definiremos como el "Pródromos de la Muerte, es decir, el paso intermedio entre la vida y la muerte.

Este término simboliza el sufrimiento insoportable, y es usado para describir un dolor extremo, ya sea interno o externo. Una persona agoniza cuando está gravemente herida o enferma, cuando sufre mutilaciones o torturas, o cuando experimenta un grave trauma en su cuerpo o su mente.

Si bien la AGONÍA puede o no ser duradera, y eventualmente producirse una recuperación o mejora de la salud, por lo general se la asocia a un estado irreversible, que culmina con la muerte.

Sirve para determinar si la muerte ha sido rápida o lenta. En este período, hay una serie de manifestaciones de la fisiología normal o patológica del organismo. Hay discordancia entre las funciones circulatoria, respiratoria y nerviosa. Hay anoxia tisular y respuesta del organismo para defenderse de ella: Respiración de Cheyne-Stokes, que es una respiración acelerada que da lugar a un estertor cadavérico producido por la presencia de las secreciones bronquiales. Es una respiración terminal, en la que se da una lucha por la supervivencia. Taquicardia, carfología movimiento incontrolado de las manos, por ejemplo arrugando las sábanas o como intentando asir objetos, dilatación de ollares, pulso filiforme, hipotensión y arritmias. Desaparición de sensibilidad, supresión de movimientos espontáneos y reflejos más típico supresión del reflejo corneal. Olor cadavérico en el aire espirado, ya que se están produciendo en ese momento fenómenos de degradación, aunque el individuo esté aún vivo. Hipotermia lenta, según la temperatura del ambiente y la clase de la muerte, va disminuyendo la temperatura corporal. En un paciente que muere con convulsiones, el descenso de la temperatura es más lento, porque convulsionando se aumenta dicha temperatura.

Se determinan mediante unas pruebas analíticas denominadas Docimasias; las cuales son pruebas tendentes a averiguar la duración de la agonía basadas en manifestaciones físico-químicas.

Hepáticas: análisis de reservas de glucosa y glucógeno en el hígado. En agonías largas, hay tiempo a que el glucógeno se libere; mientras que en agonía corta no da tiempo.

Urinarias: análisis de glucosa y alfa 17-cetosteroides, fosfatos, etc. En agonías lentas hay glucosuria y aumento de dichos parámetros.

Pericárdicas: líquido en pericardio. Esto indica una muerte lenta.

Otras: ATP, ADP, AMP, fosfolípidos, LDH, etc.

Realmente, con las tres primeras, se puede evaluar perfectamente si la agonía ha sido lenta o corta. Nos sirve porque, generalmente, las agonías largas se asocian a ensañamiento, agresión o daño intencionado.

No en todos los casos de muerte se da la AGONÍA y, en algunos casos, es tan corta que no se considera.

El término AGONÍA es mencionado en multitud de religiones.

Para los cristianos, la AGONÍA es la "Pasión de Cristo", mediante la cual Jesús cargó con los pecados de la humanidad.

Los judíos por su parte usan esta palabra para referirse a la persecución y matanza étnica que les infligieron los alemanes durante la hegemonía del Tercer Reich.

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