martes, 18 de marzo de 2014

FRUTA KIWI



KIWI, lulo, o actinida, es una planta trepadora originaria de una gran área de China, sobre todo de los bosques del valle del río Yangtsé, introducida en Nueva Zelanda en 1904 y desde entonces cultivada en muchas regiones templadas por su fruto comestible.

El nombre «KIWI» le fue otorgado en Nueva Zelanda, posiblemente por una remota similitud de aspecto entre el fruto cubierto de vellosidades y el ave kiwi.

Esta especie es una vigorosa trepadora leñosa de hábito caducifolio y porte arbustivo que puede alcanzar los 9 metros de altura. Las hojas, de unos 7,5 a 12,5 cm de largo, son alternas, largamente pecioladas, de forma oval o casi circular y cordadas en la base. Las hojas jóvenes están cubiertas de vellosidad rojiza, mientras que las adultas carecen de vellosidad, con el haz de color verde oscuro y el envés blanquecino con prominentes nervaduras de color claro.
Las fragantes flores, de 2,5 a 5 cm de diámetro, son dioicas o bisexuales y surgen solitarias o en grupos de tres en las axilas de las hojas. Tienen 5 o 6 pétalos de color blanco al abrirse, tornándose después amarillos. Los estambres son muy numerosos en las flores de ambos sexos, aunque las femeninas carecen de polen viable y ninguna de las dos contiene néctar. Al ser plantas dioicas flores masculinas y femeninas en diferente planta los dos sexos se deben plantar muy próximos para que se produzca la polinización, esta la llevan a cabo las abejas; en las plantaciones usualmente se distribuyen colmenas para facilitar esta tarea.

El fruto es una baya oval de unos 6,25 cm de largo, con piel delgada de color verde parduzco y densamente cubierta de unos pelillos rígidos y cortos de color marrón. La pulpa, firme hasta que madura completamente, es de color verde brillante, jugosa y con diminutas semillas negras dispuestas en torno a un corazón blanquecino. Tiene un sabor subácido a bastante ácido, similar al de la grosella o la fresa

El testimonio más antiguo del uso del KIWI, como planta frutal y ornamental, se remonta a la dinastía Ming en el 1200 a. de C. La primera reseña de sus uso como medicinal remite al 300 a. de C. El KIWI no tuvo difusión fuera de China hasta mediados del siglo XX, cuando se desarrolla comercialmente en Nueva Zelanda.

Italia lidera actualmente la producción de kiwi en el mundo, seguida de Nueva Zelanda, Chile, Grecia, Japón y Estados Unidos. La fruta de KIWI también es producida en su lugar de nacimiento China, pero su país natal jamás ha conseguido estar entre los 10 países más productores.

Además de ser unas de las frutas con mayor concentración de vitamina C casi 100 mg, cada 100 g de alimento, el KIWI es rico en luteína, un compuesto fitoquímico que reduce el riesgo de cáncer, enfermedades cardíacas y degeneración macular y cataratas, ambas causas importantes de ceguera. Además, contiene mucha fibra soluble diabetes, trastornos cardíacos e insoluble cáncer del colon, estreñimiento y diverticulitis. Es también rico en cobre, vital para el crecimiento de los niños, fortalece los huesos y hace desarrollar el cerebro y el sistema inmunitario. Tiene más potasio que el banano y controla la presión sanguínea, controla la actividad del corazón y mantiene el equilibrio de los fluidos. Además es rico en folato, magnesio y vitamina E, con lo que ayuda a la formación ósea.

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