El PAPA es el obispo de Roma, y recibe la
consideración de cabeza visible de la Iglesia católica, cabeza del Colegio
episcopal, además de jefe de
Estado y soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Se trata de un cargo electivo. El papa
actual es Francisco,
de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, cardenal argentino
elegido sumo pontífice en marzo de 2013. Su cargo se corresponde al del antiguo Patriarca de Occidente de la Iglesia ecuménica previa al Cisma de Oriente y Occidente.
Al papa también se le conoce como Santo padre, Sumo pontífice, Vicario de Cristo, Sucesor de Pedro y Siervo
de los siervos de Dios. A nivel internacional, el papa recibe el trato de jefe de
Estado y el tratamiento
honorífico y protocolario de Su Santidad.
Igualmente, es el representante por excelencia de la Santa Sede,
la cual tiene personalidad jurídica propia, canónica e internacional. Asimismo,
el pontífice posee inmunidad diplomática, es decir, no puede
ser acusado en tribunales, ya que más de 170 países lo reconocen como soberano
del Estado vaticano.
Conforme a la tradición católica, el
papado tiene su origen en Pedro, apóstol de Jesús, que fue constituido como primer papa y a
quien se le otorgó la dirección de la Iglesia y el primado apostólico. Hasta el
pontífice presente, la Iglesia católica enumera una lista de 266 papas en los
dos milenios de historia de dicha institución. Cabe destacar que conforme a
otros credos no católicos, tanto la primacía de Pedro como la sucesión papal y
hasta el papado mismo, no son considerados como verdaderos o se interpretan
bajo sentidos diversos al sentir católico.
Como jefe supremo de la Iglesia tiene
las facultades de cualquier obispo, y además aquellas exclusivas e inherentes a
la cátedra petrina, como la declaración universal de santidad canonización,
nombramiento de cardenales y la potestad de declarar dogmas. Esta última es una
de la más controvertidas, ya que implica la llamada infalibilidad papal, por la cual, conforme
al dogma católico, el pontífice está exento de cometer errores en materias de
fe y moral, pero únicamente si habla ex cathedra.
Popularmente se cree que PAPA abreviado P. o PP. es un acrónimo del latín Petri Apostoli Potestatem Accipiens:
'el que sucede al apóstol Pedro'. Sin embargo, en el latín clásico significaba
'tutor' o 'padre’' dicho término proviene a su vez del griego páppas, que significa ‘padre’ o
‘papá’, término usado desde el siglo III para referirse a los obispos en el Asia Menor y desde el siglo XI exclusivo del
Romano Pontífice.
Durante los primeros siglos de la historia del cristianismo, la expresión papa se usaba para dirigirse o referirse a los obispos, en especial a los metropolitas u obispos de diócesis mayores en extensión o importancia. Así, Cipriano de Cartago, por ejemplo, es llamado papa. La primera vez que se tiene constancia del empleo de esta expresión para el obispo de Roma es en una carta de Siricio, a fines del siglo IV. Sin embargo, seguía utilizándose indistintamente para otros obispos. Hay que esperar a Gregorio VII para un uso ya exclusivo del obispo de Roma. Así el título de papa no es exclusivo de la Iglesia de Roma, pues era utilizado antiguamente por los principales patriarcas, hasta que fue cayendo en desuso, conservándolo sólo el patriarca de Occidente obispo de Roma y el patriarca de Alejandría, tanto el de la Iglesia copta como el de la Iglesia ortodoxa de Alejandría. También podemos ver el uso reverencial de la expresión latina papa para dirigirse a los popes, los sacerdotes de la Iglesia ortodoxa rusa.
La visión de la Iglesia católica de los relatos
evangélicos en torno al apóstol Simón Pedro conocido
como San Pedro resalta su preeminencia sobre los demás apóstoles: Jesús le da un nombre especial, Kefás Roca
en arameo traducido al griego como Pedro, el
cual señalaría la futura misión del apóstol. Además, en los listados de
apóstoles los evangelistas siempre lo nombran en primer lugar a pesar de no
haber sido el primero en recibir la llamada de Jesús, incluso utilizando el
título de "el primero". Con todo, el pasaje evangélico clave es
Mateo 16, 13-20, donde Jesús -más adelante- hace entrega a Pedro de las
"llaves del reino de los cielos" y se refiere a él como la roca sobre
la cual fundaría su Iglesia. Luego de la resurrección, Jesús nuevamente le
menciona su papel: "Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas", donde
apacentar en términos bíblicos es ‘gobernar’. Por ello, según la visión de la Iglesia católica, el evangelio reflejaría
la voluntad de Jesucristo de que sus discípulos
permanecieran unidos bajo la dirección de Pedro, a quien Jesucristo dio ese
nombre en un momento solemne, llevando a sus apóstoles a una ciudad edificada
junto a una roca, Cesárea de Filipo:
Y yo te
digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra, Yo edificaré mi Iglesia y el poder
del infierno no prevalecerá contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de
los cielos; y todo lo que atares sobre la tierra será también atado en los
cielos; y todo lo que desatares sobre la tierra será también desatado en los
cielos.
La interpretación de las llaves
del Reino de los Cielos actual no se hizo hasta el papa Gregorio VII. La
interpretación más común de los Padres de esta metáfora es la predicación de
Pedro, el cual abrió el Reino de los Cielos a los judíos y a los gentiles.
En los Hechos de los Apóstoles se mostraría
el papel de dirección que tiene Pedro: se encarga de iniciar la dirección del
que tomaría el lugar de Judas, el primero en salir a hablar después de la
venida del Espíritu Santo, el primero en hablar en el concilio de los
apóstoles. Todo ello es interpretado por la Iglesia Católica como muestra
del papel y misión que Jesús dio a Pedro en relación con la Iglesia que él
supuestamente fundaría.
Por tales motivos Pedro es
considerado dentro de la Iglesia Católica como el primer papa. Aunque en aquel
tiempo no llevaba el título pero sí la misma función y autoridad.
Pese a esto, muchos Padres de la Iglesia dicen que la piedra a
la que se refiere Cristo es su confesión, no Pedro; pero sin rechazar el
pontificado.
A partir del siglo XII, la elección de
pontífice romano se realiza mediante cónclaves,
esto es la reunión del Colegio cardenalicio en los que los purpurados eligen
mediante escrutinio secreto al nuevo papa. Conforme a la normatividad
eclesiástica actual el cargo de Obispo de Roma queda libre solamente al morir o
renunciar válidamente el
pontífice en turno, a este periodo donde la Sede Apostólica queda sin titular
se le conoce como “Sede Vacante”, por lo que al acontecer esto, se
convoca a Cónclave para elegir nuevamente a la cabeza de la Iglesia católica.
Conforme al Código de Derecho
Canónico, solamente el Colegio Cardenalicio tiene competencia para elegir al
Sumo Pontífice, sin embargo
deberán apegarse a la normatividad específica. Dicha normatividad es expedida por el
Sumo Pontífice. La que rige actualmente se encuentra contenida en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, expedida por el
papa Juan Pablo II,
el 22 de febrero de 1996, la cual solamente ha sido aplicada una vez tras la
muerte de dicho pontífice y para la elección del último papa, Papa Emérito
Benedicto XVI.
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