Se llama PIROCLASTO o tefra, a cualquier fragmento sólido de material volcánico
expulsado a través de la columna eruptiva arrojado al aire durante una erupción volcánica.
Petrológicamente, los piroclastos son fragmentos de volcánica solidificados
en algún momento de la erupción, más frecuentemente durante su recorrido aéreo.
En sentido estricto, el término alude a un determinado tamaño de fragmento; se
distingue así, por ejemplo, una bomba volcánica de un piroclasto en sentido estricto,
aun cuando en sentido amplio una bomba volcánica tiene carácter piroclástico.
La tefra volcánica consiste en una extensa variedad de
partículas de roca volcánica, incluyendo cristales de distintos minerales,
rocas de todo tipo, piedra pómez, etc.
Se trata de magma que se fragmenta, se expulsa y
distribuye por el viento en
forma de material suelto a estos fragmentos, sueltos o compactados, de los que
se compone se les denomina, propiamente, piroclastos, que, cuando su tamaño es
mínimo, se convierten en ceniza.
En erupciones violentas, la tefra puede ser
llevada a las altas capas de la atmósfera siendo
transportadas por el viento y depositándose a miles de kilómetros.
La lluvia de tefra constituye el
peligro directo de mayor alcance derivado de las erupciones volcánicas; puede
provocar casos de:
·
enterramientos;
·
formación
de una suspensión de partículas de grano fino en el agua y aire;
·
incendios.
Las partículas que están en suspensión
pueden entrar a las turbinas de los aviones en vuelo generando detención de los
mismos y accidentes.
La tefra seca y no compactada tiene densidades
que varían entre 0.4-0.7 g/cm3; la tefra húmeda y compactada alcanza valores de densidad de
hasta 1 g/cm3. En el sentido amplio del término, los piroclastos pueden tener
tamaños muy variados, desde metros a µm (micrómetros, millonésimas de metro).
Los fragmentos de tefra se clasifican
por el tamaño de las partículas que la forman, se distinguen clásicamente tres categorías:
·
Lapilli -
Término de origen italiano, plural, (el singular sería lapillo). Se trata de
fragmentos de entre 2 y 64 mm.
·
Bombas volcánicas - Fragmentos de más de 64 mm de
diámetro.
Las partículas piroclásticas más
pequeñas, las cenizas de menor tamaño, pueden ascender con el movimiento convectivo
de los gases y el aire calientes que forman la pluma
volcánica, pudiendo llegar a la estratosfera, desde la que, gracias al viento, puede facilitar el lento viaje a regiones muy
remotas.
Los piroclastos más grandes se acumulan
por gravedad en el área circundante del cráter y van construyendo el cono volcánico, según la modalidad de vulcanismo, a medias o no con coladas de lava. Cuando alternan los dos tipos
de emisión se forman conos estratificados, donde alternan capas
de cenizas, poco coherentes, con otras de roca dura derivada de la
solidificación.
Se llama rocas piroclásticas a las formadas por agregación de
piroclastos; por ejemplo, la toba volcánica, formado por cenizas, o las ignimbritas, formadas por fragmentos heterogéneos arrastrados
por flujo piroclástico. Las
rocas piroclásticas son clasificadas entre las ígneas volcánicas, de acuerdo a su composición; pero por la forma
en que se depositan, en estratos, presentan rasgos y propiedades más característicos de las rocas sedimentarias.
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