El OSO
POLAR u oso
blanco es una especie de mamífero carnívoro de
la familia de
los osos Ursidae. Es junto con su pariente, el oso
Kodiak Ursus arctos middendorffi, uno de los carnívoros terrestres
más grandes de la Tierra. Vive
en el medio polar y zonas heladas del Hemisferio Norte. Es el único superdepredador del Ártico.
Constantine John Phipps fue
el primer científico que describió al oso polar como una especie distinta con
el nombre científico de
Ursus maritimus, del latín «oso
marítimo», debido al hábitat nativo de este animal. Los inuit refieren
a este animal como nanook transliterado como nanuq en iñupiaq.
Se cree que la familia Ursidae
se separó de los otros carnívoros hace aproximadamente 38 millones de años. La subfamilia Ursinae se originó hace unos 4,2 millones de años. Según la
evidencia fósil y los análisis de ADN, hace solo 150 000 años ocurrió la divergencia de esta
especie y el oso pardo Ursus arctos. El fósil de
oso polar más antiguo que se conoce data de hace aproximadamente 130 000 a
110 000 años y se halló en la isla Príncipe Carlos Forland, en 2004. Los fósiles muestran que hace entre
10 000 y 20 000 años, los molares del oso polar diferían significativamente con respecto
a los del oso pardo. Es posible que la especie se haya originado a partir de
una población
aislada de osos pardos, sometida a una fuerte presión genética durante las
glaciaciones del Pleistoceno.
Estudios genéticos realizados
posteriormente muestran que incluso algunas poblaciones de oso pardo se
encuentran más relacionadas al oso polar que con otras de su misma especie; esto implica que el oso polar no
cumple con algunas de las definiciones de especie. Adicionalmente, las dos especies
pueden reproducirse y obtener híbridos fértiles (grolares), indicando su reciente divergencia y su
similitud genética. Sin embargo,
se consideran especies separadas porque ninguna de las dos especies pueden
sobrevivir a largo plazo en el nicho ecológico de la otra, tienen diferencias morfológicas y fenotípicas;
metabolismo y comportamiento social distinto.
Cuando la especie fue descrita se
identificaron dos subespecies: Ursus
maritimus maritimus Constantine
J. Phipps en 1774 y Ursus maritimus marinus Peter Simon Pallas en 1776. Estas subespecies actualmente no son
válidas.
Se tiene registro de una subespecie
fósil, Ursus maritimus tyrannus, que fue
descendiente de Ursus arctos y se extinguió durante el Pleistoceno.
Esta subespecie fue bastante más grande que la especie existente.
Presenta un perfil más alargado que el
de otros osos y las patas más desarrolladas, tanto para caminar como para nadar
largas distancias. Las orejas y la cola son muy reducidas, para mantener mejor
el calor corporal, al igual que en muchos otros mamíferos árticos. En esto
también colaboran una gruesa capa de grasa subcutánea y un denso pelaje, que en
realidad no es blanco, sino translúcido, formado por miles de pelos huecos que
al estar llenos de aire, son un buen aislante térmico. Bajo el pelaje se
encuentra la piel, que es negra para atraer mejor la radiación solar y aumentar
así el calor corporal. La luz ordinaria se refleja sobre el pelaje, generando
normalmente la falsa sensación de blancura. No obstante, en determinados
momentos y lugares puede verse amarillenta o incluso parda clara. La pérdida
del calor corporal se encuentra muy reducida, tanto por el pelaje y el color de
la dermis como por el espeso panículo adiposo que se encuentra bajo la piel y
que sólo se adelgaza en la cabeza, especialmente en la nariz. Durante el verano
estos osos adelgazan y al poseer muy densamente vascularizados los músculos
pueden irradiar entonces el exceso de calor. Los osos polares del zoológico de Singapur se volvieron verdes en 2004 al crecer grandes cantidades de algas sobre ellos, algo que nunca hubiese
sucedido en una zona más fría. Episodios
similares pero de menor importancia se dieron también en San Diego 1979 y Chicago 2005.
Los machos adultos alcanzan
normalmente pesos de entre 350 y 680 kg, aunque se conocen ejemplares
excepcionalmente grandes que alcanzaron o incluso superaron los 1000 kg. Las hembras suelen pesar alrededor de
la mitad; sin embargo, en el
tiempo en el que acumulan grasa antes de dar a luz, pueden pesar entre 350 y
500 kg. Los machos pueden medir hasta 2,6 m de largo, mientras que las hembras rondan los
2 m.
Esta especie es la más carnívora de
todos los osos, aunque ingieren una parte ínfima de vegetales durante el verano
ártico en la tundra.
Nadan con facilidad a veces cientos de kilómetros,
pero capturan a sus presas en tierra o sobre el hielo, siendo los depredadores
dominantes de su hábitat. Las focas y otros mamíferos marinos, como la beluga,
son capturadas cuando abren agujeros en el hielo para respirar. En verano
rastrean el aire con su poderoso olfato, a la búsqueda de crías de foca
resguardadas en cámaras bajo el hielo; más raramente se acercan a las colonias
reproductivas de morsas, donde capturan
ejemplares jóvenes, o a las zonas de anidación de aves marinas, como los araos, para alimentarse de
huevos y pollos. No hibernan, y durante estos meses fríos suelen ser seguidos
por decenas de zorros
árticos que devoran
las carroñas que deja a su paso, pero nunca los atacan. Los hábitos de estos animales
son casi siempre solitarios, y son frecuentes las peleas entre machos para
aparearse con las hembras y las peleas entre individuos de cualquier sexo para
apoderarse de la comida. Por lo general las peleas se resuelven por
horripilación; es decir: cuando un ejemplar disuade o intimida a otro haciendo
notar su potencial fortaleza evidenciando su corpulencia. Tampoco parecen tener
problemas con los lobos,
siendo su único enemigo pluricelular importante los humanos.
Algunos ejemplares se acercan a áreas
habitadas, donde roban pescado puesto a secar o rebuscan en la basura. En Manitoba se ha llegado a ver individuos
alimentándose de aceite de motor y grasa abandonada.
El período de apareamiento único en
que los osos de ambos sexos se reúnen y tratan de forma amistosa es entre abril y mayo, pero los óvulos no se fertilizan y comienzan a desarrollar
hasta septiembre
aproximadamente, en lo que se conoce como implantación diferida. Durante este
tiempo, la hembra trata de almacenar la mayor cantidad de grasa posible.
Sólo las hembras preñadas buscan
refugio durante el invierno aunque no hibernan,
dando a luz una o dos crías durante el invierno en un refugio excavado en el
hielo. El resto de los individuos siguen siendo activos a pesar de la oscuridad
y frío extremo que reinan en el ambiente y vagabundean a la búsqueda de comida
sobre la plataforma helada. Las madres no comen nada durante este periodo, sino
que viven de la grasa que han acumulado en su cuerpo durante el invierno,
mientras que los cachorros se alimentan de la leche materna. Esto ocasiona en
las madres una fuerte pérdida de peso, que deben recuperar durante el verano.
Las crías nacen en octubre, tras una
gestación sorprendentemente corta. Al nacer miden apenas 30 cm de altura y pesan 700 g, no tienen ningún
diente, son ciegas, y totalmente desvalidas. En el curso de cinco meses crecen
rápidamente, de tal manera que al inicio del verano pueden seguir perfectamente
a la madre ésta está extraordinariamente flaca y hambrienta tras el ayuno, en
el que puede perder la mitad de su peso inicial. Pasan otros cinco meses junto
a ella, aprendiendo a localizar comida y a resguardarse de los machos adultos,
que en ocasiones matan y comen oseznos. Algunos llegan a convivir con su madre
hasta los dos o tres años y medio de edad. Maduran sexualmente entre los tres y
los cuatro años, y pueden vivir un máximo de 30.
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