La METEREOLOGÍA
es la ciencia interdisciplinaria, fundamentalmente una rama de la Física de la
atmósfera, que estudia el estado del tiempo, el medio atmosférico, los fenómenos allí producidos y
las leyes que lo rigen
Desde la más remota antigüedad se
tiene constancia de la observación de los cambios en la atmósfera y de otros
componentes asociados con el movimiento de los astros, con las estaciones del
año y con fenómenos relacionados. Los antiguos
egipcios asociaban los
ciclos de crecida del Nilo con los movimientos de las estrellas explicados por los movimientos de los mitología egipcia, mientras que los babilonios predecían el tiempo guiándose por el
aspecto del cielo. Pero el término «METEREOLOGÍA»
proviene de Meteorológica, título del libro
escrito alrededor del año 340 a.C. por Aristóteles,
quien presenta observaciones mixtas y especulaciones sobre el origen de los
fenómenos atmosféricos y celestes. Una obra similar, titulada Libro
de las señas, fue publicada por Teofrasto, un alumno de
Aristóteles; se centraba en la observación misma de los fenómenos más que en la
previsión del tiempo.
Los progresos posteriores en el campo
meteorológico se centraron en que nuevos instrumentos, más precisos, se
desarrollaran y pusieran a disposición.
Galileo construyó un termómetro en1607, seguido de la
invención del barómetro, por parte de Evangelista Torricelli en 1643.
El primer descubrimiento de la
dependencia de la presión atmosférica en relación a la altitud fue realizado
por Blaise Pascal y René
Descartes; la idea fue profundizada luego por Edmund Halley.
El anemómetro,
que mide la velocidad del viento, fue construido en 1667 por Robert Hooke,
mientras que Horace de Saussure completa el elenco del desarrollo de
los más importantes instrumentos meteorológicos en 1780 con el higrómetro a
cabello, que mide la humedad del aire. Otros progresos tecnológicos,
que son conocidos principalmente como parte del progreso de la física, fueron
la investigación de la dependencia del volumen del gas sobre la presión, que conduce a la termodinámica,
y el experimento de Benjamin
Franklin con el volantín y el rayo. Franklin fue
asimismo el primero en registrar de modo preciso y detallado las condiciones
del tiempo en base diaria, así como en efectuar previsiones del tiempo sobre
esa base.
El primero
en definir de modo correcto la circulación
atmosférica global
fue George Hadley, con un estudio sobre los alisios efectuado en 1735. En los inicios, ésta fue una comprensión parcial de cómo la rotación terrestre
influye en la cinemática de
los flujos de aire. Más tarde en el siglo XIX, fue comprendida la plena extensión de la
interacción a larga escala tras la fuerza del gradiente de presión y la
deflexión causada por la fuerza de Coriolis, que
causa el movimiento de las masas de aire a lo largo de las isobaras. La fuerza de deflexión debe este nombre en los primeros
años del siglo XIX, con referencia a una publicación de Gaspard-Gustave
Coriolis en 1835, que describía los resultados de un estudio sobre la energía
producida por la máquina con partes en rotación, como la ruta del agua de los
molinos.
En 1856, William Ferrel hipotetizó
la existencia de una «Célula de circulación» a latitudes intermedias, en las
cuales el aire se deflecta por la fuerza de Coriolis creando los principales
vientos occidentales. La observación sinóptica del tiempo atmosférico era aún
compleja por la dificultad de clasificar ciertas características climáticas
como las nubes y
los vientos. Este problema fue resuelto cuando Luke Howard y Francis Beaufort introdujeron
un sistema de clasificación de las nubes 1802 y de
la fuerza del viento 1806, respectivamente. El verdadero punto de cambio
fue la invención del telégrafo en 1843 que
permitía intercambiar información sobre el clima a velocidades inigualables.
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