Se denomina MOMIA al cadáver de un ser humano o de un
animal que, mediante embalsamamiento o
por circunstancias naturales, se ha mantenido en aceptable estado de
conservación mucho tiempo después de la muerte. Existen regiones y lugares que por sus características de
sequedad extrema, frialdad, alcalinidad, aislamiento de la intemperie o de los
microorganismos, causan que un cadáver se momifique en lugar de que se degrade
por completo, como sucede normalmente en casi cualquier parte de la biósfera
terrestre.
La noción de MOMIA está asociada a la de un cadáver embalsamado o preparado con la intención de
conservarlo el mayor tiempo posible, usualmente por razones religiosas. Los
cadáveres muy rara vez se mantienen incorruptos, debido a que las condiciones
para su conservación natural son fortuitas y escasas.
Algunas antiguas culturas han dado, en
variadas ocasiones a lo largo de la historia, una gran importancia a la
conservación de los cadáveres de sus difuntos como parte de sus ritos y
costumbres funerarias. El Antiguo
Egipto es el ejemplo
más conocido de cultura que efectuaba la momificación ritual de sus muertos.
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