La AGONÍA es el estado
experimentado por un ser vivo antes de la muerte.
Algunos autores la consideran como la
última fase de la vida, otros como la primera fase de la muerte. La definiremos
como el "Pródromos de la Muerte, es decir, el paso intermedio entre
la vida y la muerte.
Este término simboliza el sufrimiento
insoportable, y es usado para describir un dolor extremo, ya sea interno o externo. Una
persona agoniza cuando está gravemente herida o enferma, cuando sufre
mutilaciones o torturas, o cuando
experimenta un grave trauma en su cuerpo o su mente.
Si bien la AGONÍA puede
o no ser duradera, y eventualmente producirse una recuperación o mejora de la
salud, por lo general se la asocia a un estado irreversible, que culmina con la
muerte.
Sirve para
determinar si la muerte ha sido rápida o lenta. En este período, hay una serie
de manifestaciones de la fisiología normal o patológica del organismo. Hay
discordancia entre las funciones circulatoria, respiratoria y nerviosa. Hay
anoxia tisular y respuesta del organismo para defenderse de ella: Respiración de Cheyne-Stokes, que es una respiración acelerada que da lugar a un estertor
cadavérico producido por la presencia de las secreciones bronquiales. Es una
respiración terminal, en la que se da una lucha por la supervivencia.
Taquicardia, carfología movimiento incontrolado de las manos, por ejemplo
arrugando las sábanas o como intentando asir objetos, dilatación de ollares,
pulso filiforme, hipotensión y arritmias. Desaparición de sensibilidad,
supresión de movimientos espontáneos y reflejos más típico supresión del reflejo corneal. Olor cadavérico en el aire espirado, ya que se
están produciendo en ese momento fenómenos de degradación, aunque el individuo
esté aún vivo. Hipotermia lenta, según la temperatura del ambiente y la clase
de la muerte, va disminuyendo la temperatura corporal. En un paciente que muere
con convulsiones, el descenso de la temperatura es más lento, porque
convulsionando se aumenta dicha temperatura.
Se determinan mediante unas pruebas
analíticas denominadas Docimasias; las cuales son pruebas
tendentes a averiguar la duración de la agonía basadas en manifestaciones físico-químicas.
Hepáticas: análisis de reservas de
glucosa y glucógeno en el hígado. En agonías largas, hay tiempo a que el
glucógeno se libere; mientras que en agonía corta no da tiempo.
Urinarias: análisis de glucosa y alfa
17-cetosteroides, fosfatos, etc. En agonías lentas hay glucosuria y aumento de
dichos parámetros.
Pericárdicas: líquido en pericardio.
Esto indica una muerte lenta.
Otras: ATP, ADP, AMP, fosfolípidos,
LDH, etc.
Realmente, con las tres primeras, se
puede evaluar perfectamente si la agonía ha sido lenta o corta. Nos sirve
porque, generalmente, las agonías largas se asocian a ensañamiento, agresión o
daño intencionado.
No en todos los casos de muerte se da
la AGONÍA y, en algunos casos, es
tan corta que no se considera.
El término AGONÍA es mencionado en multitud
de religiones.
Para los cristianos,
la AGONÍA es la "Pasión de Cristo", mediante la cual Jesús cargó
con los pecados de la humanidad.
Los judíos por
su parte usan esta palabra para referirse a la persecución y matanza étnica que
les infligieron los alemanes durante la hegemonía del Tercer Reich.
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