La CARIDAD es una de las virtudes teologales junto con la esperanza y la fe.
La Iglesia católica considera que la
caridad es aquella virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las
cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. La CARIDAD tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige
la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la
reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión
La CARIDAD se hace humana cuando Jesús da su mandamiento nuevo a los
apóstoles y discípulos: “Ámense unos a otros como yo los he amado”.
Toma en cuenta para llevar a cabo la
acción de ese amor, el guardar los mandamientos de la ley de Dios, o los 10
mandamientos.
Dios se coloca como único y perfecto
ejemplo de amor, que salva a los que todavía no creen en él, que muere por
quienes son todavía sus enemigos.
San Pablo habla del amor de Dios y nos deja ver
cómo es la caridad, "La CARIDAD
es paciente, es servicial; la CARIDAD
no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su
interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia;
se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo
soporta" Y termina, "La CARIDAD
no dejará de existir".
La CARIDAD es la virtud teologal más importante, y es superior a cualquier
otra virtud.
Para San Basilio,
la condición de hijos del Padre era adquirida cuando entendida como la búsqueda
del bien: "O nos apartamos del mal por temor del castigo y estamos en la
disposición del esclavo, o buscamos el incentivo de la recompensa y nos
parecemos a mercenarios, o finalmente obedecemos por el bien mismo del amor del
que manda... y entonces estamos en la disposición de hijos"
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