Un ATOLÓN es una isla coralina oceánica, por lo general con forma de anillo más o menos circular, o
también se entiende como el conjunto de varias islas pequeñas que forman parte
de un arrecife de coral, con una laguna interior que comunica con el mar. Los atolones se forman cuando un arrecife de coral crece
alrededor de una isla volcánica, a medida que la isla se va hundiendo en el océano.
El primer
registro escrito de esta palabra es de 1625. Sin embargo, el término fue
popularizado por Charles Darwin 1842,
p. 2, quien describió atolón como
un subconjunto en una clase especial de islas, cuya característica distintiva
es la presencia de un arrecife orgánico. Las definiciones más modernas de atolón son
las de McNeil «...un arrecife anular que contiene una laguna en la cual no hay
promontorios más allá de arrecifes e islotes formados de detritos del
arrecife» y Fairbridge «... en un sentido exclusivamente morfológico... un
arrecife de forma anular que incluye una laguna en el centro»
Darwin publicó una explicación de la
formación de atolones de coral en el Pacífico Sur en 1842 basada en
las observaciones hechas durante su viaje de cinco años a bordo del HMS Beagle 1831-36. Su explicación, que sigue
siendo aceptada como básicamente correcta, implica la consideración de que
varios tipos de islas tropicales — empezando por las islas volcánicas más
elevadas, continuando con los arrecifes de barrera, y terminando con los
atolones — representan una secuencia de subsidencia hundimiento gradual de lo
que comenzó como un cono volcánico oceánico. Darwin razonó que un arrecife de
coral desarrollado alrededor de una isla volcánica en el océano tropical,
crecerá hacia arriba a medida que la isla se hunde, formando tarde o temprano
un gran arrecife coralino, como el representado, por ejemplo, por Bora Bora.
Esto ocurre porque la parte externa del banco se mantiene por sí misma próxima
al nivel del mar por su crecimiento biótico, mientras la parte interior del
banco se rezaga en su crecimiento, dando lugar a una laguna, porque las
condiciones en el interior son menos favorables para los corales y las algas calcáreas,
responsables de la mayor parte de crecimiento del arrecife. Durante ese
proceso, el hundimiento lleva al viejo volcán a encontrarse por debajo del
nivel del mar, pero no así a los bancos de coral, que no dejan de crecer
mientras la isla se hunde, manteniendo la máxima actividad biológica donde las
condiciones le son óptimas, al ras del agua. Al llegar a este punto, la isla
que nació como un cono volcánico, se ha convertido en un atolón, una isla
coralina de forma anular. En islas coralinas antiguas, la lucha entre el
hundimiento y el crecimiento del coral hacia arriba se interrumpe cuando el
ritmo de ese hundimiento supera con creces la velocidad de crecimiento del
coral fuera del agua. Ello sucede cuando la erosión actúa con mayor intensidad
rebajando la superficie coralina por debajo de la acción directa de los rayos
solares, lo que pone en peligro su propia existencia como isla.
Como los atolones son producto del
crecimiento de organismos marinos tropicales, estas islas sólo se encuentran en
aguas cálidas en los trópicos. Islas volcánicas ubicadas más allá de las zonas
donde la temperatura del agua es la adecuada para el crecimiento de los
organismos marinos que forman los corales, se hunden y son erosionadas en la
superficie. Una isla que se ubica donde la temperatura del océano es apenas
suficientemente caliente para el crecimiento del anillo coralino ascendente
para compensar el hundimiento se dice que está en el Punto de Darwin. Las islas
más polares se desarrollan hacia montañas marinas o guyots; las islas más
ecuatoriales se desarrollan hacia atolones.
Reginald Aldworth Daly ofreció una
explicación algo diferente de la formación de un atolón: los mismos serían
islas desgastadas por la erosión olas marinas y corrientes oceánicas
durante el último retiro del nivel del mar ocurrido en la era glacial
de aproximadamente 100 metros por debajo del nivel actual del mar que se desarrollaron
como islas coralinas atolones o arrecifes coralinos sobre una plataforma que
rodea una isla volcánica no completamente desgastada cuando el nivel del mar
gradualmente se elevó al derretirse los glaciares. El descubrimiento de la gran
profundidad del remanente volcánico bajo muchos atolones, favorece la explicación
de Darwin, aunque pueda haber poca duda que el nivel fluctuante del mar ha
tenido una influencia considerable sobre los atolones
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