lunes, 21 de julio de 2014

ZOMBI



Un ZOMBI en ocasiones escrito erróneamente con la grafía inglesa zombie es la representación de un cadáver que de una u otra manera puede resucitar o volver a la vida. Muchas de las diferentes relaciones que se muestran con uno de ellos es una figura legendaria propia del culto vudú. Se trata de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo. De acuerdo con la creencia, un houngan, bokor o hechicero vudú, sería capaz, mediante un ritual, de resucitar a un muerto, que quedaría sin embargo sometido en adelante a la voluntad de la persona que le devuelve a la vida.

Se han propuesto diferentes palabras y raíces de las cuales el término «zombi», como derivado del criollo haitiano zonbi, pudo haber surgido. Hans-W. Ackermann y Jeanine Gauthier han recabado algunas, proponiendo que es más factible que, debido a la relación racial, lingüística y cultural, de Haití con África, el término haya derivado de lenguas africanas.

Dentro de la tradición vudú y la tradición oral haitiana el concepto del «zombi» ha sido de gran importancia cuando se considera la forma en la que tal concepto participa en la representación del cuerpo, del alma y de la otredad en el imaginario haitiano.

Etnólogos e historiadores han llegado a la conclusión de que el zombi haitiano, en su génesis, está íntimamente relacionado con la esclavitud y la opresión dentro de Haití.

En el año 1697 se dio la primera aparición significativa del concepto y la palabra zombi, dentro de la novela autobiográfica de Pierre-Corneille de Blessebois, Le Zombi du Grand Pérou, ou La comtesse de Cocagne. Dentro de la novela la figura del zombi resulta muy ambigua y se refiere principalmente a una entidad incorpórea. También en el siglo XIX, el visitador y ministro residente en Haití Spenser St. John contaba a sus amistades británicas cuentos de canibalismo y vudú que incluían la ingesta de infantes y la exhumación de cadáveres como parte de ciertos rituales.

La relación entre el esclavo y la figura del zombi ha sido anotada por varios estudiosos del tema; generalmente se comparan características como los hábitos de comida, la ropa rasgada, la transición hacia la esclavitud marcada por el bautismo o la asignación de un nuevo nombre, la pérdida de toda relación con el ser que se era antes de la esclavitud, la muerte social, ausencia de un rito funeral luego de la muerte y su estatus sociológico de objeto.

La figura del zombi en Haití también pudo haber surgido como receptáculo o representación del miedo que causaban la esclavitud y sus consecuencias dentro de la isla, incluso se le ha relacionado, en su origen, con el mesmerismo. Se ha argumentado también que el concepto de zombi proliferó sobre todo a principios del siglo XX, y principalmente en Norteamérica, gracias al contexto de explotación y denigración en Haití, debido a que productos culturales como el libro The Magic Island 1929 de William Seabrook o la película The White Zombie 1932 de Victor Halperin pudieron haber ayudado a justificar en la opinión pública norteamericana la intervención política y militar de los Estados Unidos de América entre 1915 y 1934 en una isla considerada “barbárica”.

Es importante mencionar también que el concepto de zombi en Haití está fuertemente anclado a la creencia del alma dual, y esta forma de concebir el alma ya estaba presente con diversos matices dentro de algunas religiones africanas en Benín, Camerún, Ghana, Nigeria, Togo, Tanzania, y Zaire, por ejemplo. Por lo tanto es importante, a la hora de discutir los orígenes del concepto de zombi', tener en cuenta la significativa relación que guarda la religión vudú con algunas de las religiones africanas.

A través de la literatura y los diarios de viajero, la figura del zombi pasó a ser parte de la cultura popular mundial, pero se puede decir que “desde sus primeras apariciones en la literatura, la palabra zombi ya estaba relacionada con el luto, la muerte y la esclavitud"

Dentro de la religión vudú, está presente el concepto de alma dual y se encuentra íntimamente ligado con la figura del zombi. Existen por lo menos dos tipos de alma según esta tradición: el Gros Bon Ange gran buen ángel y el Ti Bon Ange pequeño buen ángel.

El primer tipo de alma, el Gros Bon Ange, es un concepto espiritual al que se le atribuye la memoria, los sentimientos y la personalidad de la persona. Esta alma está en relación directa con el cuerpo. Algunos estudiosos consideran que, dentro de la religión vudú, perder el Gros Bon Ange equivale a perder la vida.

El segundo tipo de alma, el Ti Bon Ange, es un concepto espiritual que está ligado al cerebro, a la sangre, a la cabeza y a la conciencia del hombre. Este tipo de alma representa, por un lado, al zombi incorpóreo y por otro, su ausencia, o robo por parte del hechicero o bokor explican, dentro del imaginario haitiano, la condición de zombi de una persona zombi corpóreo. A pesar de las discusiones acerca de las características y función que ambos tipos de alma tienen, se ha llegado a aceptar generalmente que es el Ti bon Ange el que está directamente relacionado con lo que los creyentes llaman el proceso de zombificación.

Esta división del alma en la religión vudú es importante para entender el concepto de zombi, particularmente en lo relativo al Ti Bon Ange, pues es a partir de esa forma de alma que se desenvuelven los dos tipos de zombi que han sido estudiados a partir de testimonios: el zombi corpóreo y el incorpóreo, o como algunos estudiosos los han llamado: “el cuerpo sin alma” y el “alma sin cuerpo”.

Está bien documentado que no hay una división tajante entre ambos tipos de zombis dentro del pensamiento mágico en Haití; se puede observar que, dentro de los relatos recogidos por etnólogos, la distinción entre un zombi y otro no es clara ni definitiva, pues los relatos pueden describir por ejemplo, a un zombi que camina por la calle, que ha salido de su tumba, o uno que habita una vasija para ser vendido después y brindar protección, pero ambos, por ejemplo, dentro del imaginario haitiano, pueden funcionar como servidumbre doméstica.

De una manera semejante a la figura del espíritu familiar en el folclore europeo, el zombi como espíritu o presencia zombi incorpóreo se encuentra en la tradición oral de Haití principalmente en el periodo pre-revolucionario. En términos generales, se puede afirmar que, dentro de la tradición oral haitiana, la palabra zombi también se puede adjudicar a una entidad espiritual, específicamente al Ti bon Ange. El Ti bon Ange, una forma de alma del humano según la tradición vudú, sería capturado por el hechicero Bokor de diversas formas y para distintos propósitos: existen testimonios que afirman que el Ti Bon Ange es capturado antes o después de la muerte y depositado en un cántaro canari. Poseer el Ti Bon Ange de una persona resulta muy valioso, pues el hechicero puede venderlo o rentarlo, de la misma forma que ocurriría con los zombis de carne y hueso. Se dice que, una vez que el bokor posee el alma de alguien ya nadie la puede tomar.

Puede ocurrir también que se pague a un bokor y éste ponga polvos especiales en el camino por el que la víctima vuelve del trabajo, al pisar estos polvos wangas, el alma, Ti Bon Ange de la víctima es robada. Se han recolectado relatos que afirman que una costurera, por ejemplo, puede "disponer de un zombi que va en busca de clientes y los atrae como un imán, un estudiante que tiene dificultades en la escuela puede recibir de sus padres un zombi que entonces será alojado en la punta de su pluma para ayudarlo en los exámenes".

Un zombi incorpóreo, dentro de la tradición oral haitiana, puede también usarse para asesinar a alguien, hacer que alguien caiga enfermo o para destruir cosechas

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