domingo, 27 de abril de 2014

WIRIKUTA



WIRIKUTA es, dentro de la cosmogonía de los indígenas Wixarika, se pronuncia wirrarica huicholes, uno de los Territorios más sagrados de su cultura. Comprende un espacio de aproximadamente 140 mil hectáreas que pertenece a la entidad mexicana de San Luis Potosí, en los municipios de catorce, Charcas,  Matehuala, Villa de Guadalupe, Villa de La Paz y Villa de Ramos. El territorio es sagrado para los Wixaricas ya que la creación del mundo ocurrió en dicho sitio según sus creencias.

Según la cosmogonía Wixarika, cada uno de los cuatro puntos cardinales y el centro de la región Wixarika, poseen un territorio sagrado en la que habitan las deidades más importantes:
Teakata Santa Catarina, Jalisco, al centro,
Huaxamanaka Cerro Gordo, Durango, al norte.
Haramara San Blas, Nayarit, al oeste.
Xapawleyeta Isla de los Alacranes del Lago Chapala, Jalisco, al sur.
Wirikuta, en el este.

En dicha zona los Wixarika creen salió por vez primera el sol y habitan las deidades y espíritus ancestrales, por tanto, consideran que cada elemento natural que habita en Wirikuta es igualmente sagrado. Uno de los ritos más sagrados es la peregrinación a Wirikuta. Entre los meses de octubre y marzo, se recrea el caminar de las deidades desde el mar en Haramara, al este, hasta el lugar en donde salió el sol Reunax, el actual Cerro Quemado Leunaxü. Los dioses fueron guiados por Tatewari, el abuelo fuego. Hasta ahí llegó un venado maxa que con sus cuernos elevó el disco solar al cielo, dándole luz al mundo. Cada año, los maraka'ames chamanes huicholes peregrinan desde la región Wixarika en Jalisco hasta San Luis Potosí, a unos 400 kilómetros de distancia, como forma de recrear dicho caminar mítico. Actualmente el recorrido se realiza apoyado por diversos medios de transporte. La primera parte de la peregrinación es caminar hasta Takata, un territorio sagrado en la Sierra Madre Oriental, en donde los jicareros xuxuricare o guardianes de los templos que peregrinarán pedirán que tengan buen camino. De ahí partirán hacia un kalihuey, un templo mayor en donde prepararán junto a otras autoridades Wixarika el caminar hasta Wirikuta.

En el grupo de peregrinación guía un maraka'ame con un grupo de jicareros. En el trayecto deben caminar dos niños con los rostros cubiertos. Durante la marcha, se consume solo agua y se realiza la marcha en silencio y en estado contemplativo. En Wirikuta el primer ritual es la confesión de los peyoteros de sus pecados de índole sexual ante una fogata que evoca a Tatehuari. Mientras, otro maraka'me golpea las piernas de los confesantes con una vara para que no omitan ningún detalle.

La última parte del rito es la recolección del hikuri, el cual llevarán de regreso a sus comunidades, haciendo la recreación cosmogónica del ciclo de la vida.

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