sábado, 15 de junio de 2013

ALBERTO DURERO



Albrecht Durer, más conocido en España como Alberto Durero nació en Núremberg el 21 de mayo de 1471 murió en Núremberg el 6 de abril de 1528. Es el artista más famoso del Renacimiento alemán, conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte. Ejerció una decisiva influencia en los artistas del siglo XVI, tanto alemanes como de los Países Bajos, y llegó a ser admirado por maestros italianos como Rafael Sanzio. Sus grabados alcanzaron gran difusión e inspiraron a múltiples artistas posteriores, incluyendo los nazarenos del siglo XIX y los expresionistas alemanes.

Durero nació el 21 de mayo de 1471 en Núremberg, ciudad a la que estuvo íntimamente unido. Su padre, Alberto Durero el Viejo 1434-1522, era un orfebre húngaro que emigró a tierras germanas y el primer maestro de su hijo. De su primera formación, el joven Durero heredó el legado del arte alemán del siglo XV, en el que estaba muy presente la pintura flamenca del gótico tardío. Los artistas alemanes no tenían dificultad en adaptar su propia tradición gótica a la de artistas flamencos, como Robert Campin, Jan van Eyck y, sobre todo, Rogier van der Weyden.

El concepto empírico del mundo de la gente del norte fundamentado más en la observación que en la teoría era el nexo común. Durante el siglo XVI, el fortalecimiento de lazos con Italia a través del comercio y la difusión de las ideas de los humanistas italianos por el norte de Europa infundieron nuevas ideas artísticas al mundo del arte alemán, de tradición más conservadora.

Para los artistas alemanes resultaba difícil conciliar su imaginería medieval -representada con ricas texturas, colores brillantes y figuras con gran lujo de detalle- con el énfasis que los artistas italianos ponían en la antigüedad clásica, los temas mitológicos y las figuras idealizadas. La tarea que Durero se planteó fue la de proveer a sus compatriotas de un modelo con el que pudieran combinar el interés empírico por los detalles naturalistas con los aspectos más teóricos del arte italiano.

En su abundante correspondencia -especialmente en las cartas al humanista Willibald Pirckheimer, amigo suyo toda la vida- y en diversas publicaciones, Durero hacía hincapié en que la geometría y las medidas eran la clave para el entendimiento del arte renacentista italiano y, a través de él, del arte clásico.

En la lista de amigos de Durero estaba el austriaco Johann Stabius, autor que le proporcionó los conocimientos y detalles sobre la construcción de relojes solares. Entre las notas que dejó en su diario, cabe mencionar una descripción de una pesadilla que tuvo una noche de Pentecostés en 1525, donde veía caer trombas de agua del cielo. Marguerite Yourcenar hizo un interesante análisis en su libro El tiempo, gran escultor.

Desde aproximadamente 1507 hasta su muerte tomó notas y realizó dibujos para su tratado más conocido, Vier Bucher von menschlicher Proportion en los cuatro libros sobre las proporciones humanas, publicado póstumamente en 1528. Sin embargo, otros artistas contemporáneos suyos, con una orientación de tipo más visual que literaria, pusieron mayor atención en sus grabados, tanto en planchas de cobre como xilografías, que en sus escritos dirigidos a orientarlos en la modernización de su arte con desnudos de corte clásico y temas idealizados, propios del Renacimiento italiano.

Entre 1488 y 1493, el taller de Wolgemut se dedicó a la considerable tarea de realizar numerosas xilografías para ilustrar la Crónica de Núremberg 1493 de Hartmann Schedel, y es probable que Durero recibiera una instrucción exhaustiva de cómo hacer los dibujos para las planchas de madera. Durante toda la época renacentista, el sur de Alemania fue centro de muchas publicaciones y era común que los pintores estuvieran también calificados para realizar xilografías y grabados para ellas.

Como era costumbre entre los jóvenes que habían acabado su periodo de aprendizaje, Durero emprendió un viaje de estudios en 1490. En 1492 llegó a Colmar, donde intentó entrar en el taller del pintor y grabador alemán Martin Schongauer que, cosa que no sabía Durero, había muerto en 1491.

Los hermanos de Schongauer le aconsejaron que se dirigiera al centro de publicaciones de Basilea, en Suiza, para buscar trabajo. En Basilea y después en Estrasburgo, Durero realizó ilustraciones para varias publicaciones, entre las que se encuentra Das Narrenschiff de Sebastian Brant en 1494 traducida en 1507 como La nave de los locos. Durante esta primera etapa de su vida, comprendida entre su aprendizaje y su regreso a Núremberg en 1494, su arte refleja una enorme facilidad en el trazado del dibujo y una minuciosa observación del detalle. Dichas cualidades son especialmente evidentes en una serie de autorretratos, entre los que se encuentra uno de sus dibujos más antiguos 1484, Albertina, Viena que hizo a la edad de 13 años, un retrato de expresión seria dibujado en 1491 Colecciones de la Universidad, Erlangen, Alemania, y otro retrato en el que aparece como un joven seguro de sí mismo, 1493, Museo del Louvre.

En 1520 Durero se enteró de que Carlos I, sucesor de Maximiliano I, iba a viajar desde España a Aquisgrán para ser coronado emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Durero había recibido una pensión anual por parte de Maximiliano y tenía la intención de que Carlos I mantuviera esa asignación. Emprendió el viaje a Aquisgrán, que financió vendiendo grabados y otras obras durante el trayecto, y de allí pasó a los Países Bajos entre 1520 y 1521. Su diario nos proporciona un fascinante relato de estos viajes, de las audiencias de los monarcas y de los recibimientos que le brindaron sus compañeros artistas, como Lucas van Leyden, especialmente en Amberes.

Resultó muy satisfactoria su audiencia con Carlos I. Regresó a Núremberg, donde habría de permanecer hasta su muerte, el 6 de abril de 1528. Sus últimas obras son dos grandes tablas en las que están representados Cuatro apóstoles hacia 1526, Alte Pinakothek Múnich, que ofreció como regalo a la ciudad de Núremberg.

La producción pictórica de Durero es más bien escasa, debido en parte al tiempo que requería cada obra en diseño y ejecución. Además Durero contó desde fecha temprana con ilustres clientes, como Maximiliano I, lo que le aseguró una estabilidad económica que le permitió concentrarse en los encargos más ambiciosos. Sus pinturas se concentraron inicialmente en unas pocas colecciones e iglesias, por lo que la rápida difusión de su arte se debió al medio gráfico. Durero produjo y distribuyó sus grabados con una sagaz visión comercial. Las imágenes a buril las grababa él personalmente hasta el último detalle, con una técnica extenuante y perfeccionista, y se vendían a precios elevados. Y paralelamente, Durero diseñaba decenas de xilografías, mayormente de tema religioso, que eran grabadas en los tacos de madera por entalladores profesionales. Debido a su menor coste y a que permitían tiradas mayores, las xilografías eran más asequibles y llegaban a los talleres de otros artistas. Siglos después, pintores españoles como Zurbarán y Goya siguieron delatando la influencia dureriana; de hecho el último cuadro conocido de Zurbarán, La Virgen con el Niño y san Juanito 1662, Museo de Bellas Artes de Bilbao se inspiró en el grabado La Virgen del mono que Durero había realizado hacia 1498.

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