miércoles, 29 de octubre de 2014

FOGÓN



La palabra FOGÓN, hoguera, hogar o anafre se refiere al sitio donde se enciende fuego generalmente con leña en una vivienda y que solía estar ubicado en el espacio común que hacía las veces de cocina, comedor y estancia. Proviene del vocablo latino focāris, derivado de focus fuego. En algunas regiones de España se denomina lar o llar. Por extensión, se llama hogar a la casa, el lugar donde se vive, porque se consideraba punto central de ella el lugar donde se encendía el fuego.

Históricamente el fogón ha tenido un uso multifuncional: como fuente de calor, calefacción, en los inviernos, para la cocción y preparación de alimentos, como medio de conservación, mediante el secado y ahumado de algunos alimentos embutidos, quesos, etc. e incluso como ayuda para labrar ciertos materiales mediante el calor.

Salvo en culturas muy antiguas, el hogar se completa con una salida de humos o humero más tarde se adoptaría la palabra francesa chimenea que es un conducto que lleva los humos al exterior, con una especie de embudo grande, campana, que recogía esos humos hacia el humero.

La palabra chimenea viene de chemin, camino referido al de los humos en francés, que también se da en otros idiomas de: kamin, it: camino. Aunque se refiere específicamente al humero, este nombre también se ha adoptado a menudo para denominar el conjunto de hogar y humero, especialmente cuando se trata de hogares de fuego para calefacción exclusivamente, lo que es una contracción de la antigua expresión chimenea-hogar, que efectivamente se refería al conjunto y no solamente al humero. Puede deberse también a la importancia que se dio al invento de un conducto para evacuar los humos. También se utiliza la expresión chimenea francesa, cuando es especialmente decorativa.

Aunque raramente existe, es muy conveniente la construcción de una ventosa, conducto encargado de llevar el aire directamente al hogar, sin pasar por el local, con lo que se evitaría el enfriamiento del mismo y las incómodas corrientes de aire que genera el tiro. Las ventosas puede obtener el aire del exterior directamente o de un sótano, lo que puede ser también útil para proporcionar una adecuada ventilación al mismo.

En el hogar tiene que haber diversos aperos que facilitan el manejo del fuego, es muy normal que estén reunidos en una especie de recogedor vertical, los instrumentos son:
Fuelle, muy necesario para soplar aire que avive la combustión de las brasas.
Atizador, para partir y distribuir las brasas y los troncos.
Pinzas.
Recogedor, palita metálica para recoger las cenizas.
Cubo metálico para depositar las cenizas tras retirarlas del hogar.
Modernamente se ha generalizado la utilización de aspiradores de cenizas para retirar estas del hogar. Estas aspiradoras constan de un tubo metálico para la aspiración y un cubo para el depósito de las mismas y un filtro para la salida del aire sin permitir la salida de las cenizas. Pueden ser autónomos con un motor propio o depender de un aspirador externo para crear la corriente de aire.

Las llamadas chimeneas-hogar de calefacción utilizan generalmente combustible natural, como leña o pellas de madera, para generar el calor necesario para calentar una estancia o incluso una vivienda entera. Las chimeneas tradicionales también resultan muy decorativas, aportando un estilo desde rústico tradicional hasta moderno o vanguardista, según el modelo de chimenea instalado. Y es que más allá de la tradicional de combustión de leña abierta, el mercado de las chimeneas y las estufas se ha desarrollado sobremanera y ofrece una gran variedad de instalaciones y diseños que se adaptan perfectamente a las necesidades de las personas que apuestan por una forma diferente de calentar su hogar.

Su gran inconveniente, especialmente desde el punto de vista ecológico y monetario, es que su rendimiento es muy pequeño, entre el 10% y el 15%; por lo que sus emisiones de CO2 por unidad de energía útil conseguida son muy superiores a las de cualquier otro sistema, más moderno, en el que, con la misma cantidad de combustible se obtiene un mínimo del 50% o más, por lo que no es aconsejable su uso más que como elemento decorativo en ocasiones determinadas.

Hay dos modos básicos de hacer el fuego: fuego vivo, con leños de cierto tamaño y fuego latente, o de brasas, con las brasas casi enterradas bajo ceniza. En el primer caso se consume más deprisa el combustible que en el segundo.

En ambos casos el calor de calefacción se difunde por radiación, de modo que calienta solamente el lado de las personas enfrentado al hogar o, en menor medida, los paramentos del local.

Para que se produzca la combustión se requiere aire y además del necesario para la reacción de combustión, debe utilizarse más aire también para ayudar a evacuar los humos que produce. El aire debe de entrar desde el exterior, frío, por lo que constantemente está enfriando el ambiente donde está encendido el fuego, en mucha menor medida cuando se trata de fuego de brasas, porque requiere mucha menor cantidad de aire para la combustión y para evacuar los humos.

Por estas razones el rendimiento energético de este sistema de calefacción es muy pequeño, del orden del 10... 20%.

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