Mesopotamia significa “Entre ríos” y se
llamó así porque se dio entre los ríos Tigris
y Éufrates del
griego, meso: "Medio",
Potomo: "Río",
"Entre ríos". Por su suelo laborable, ricos en limo, especialmente en
el sur, que al ser depositado en la desembocadura de los ríos, transformaba a
la región en un espacio ideal para la agricultura, posibilitando la instalación
de variados pueblos cuyo aporte conjunto dieron origen a una brillante
civilización.
Es una zona de fácil acceso desde África, Asia o Europa, por lo que se convirtió en un lugar de paso de variados pueblos. La civilización mesopotámica fue claramente distinta de la egipcia. Su historia política se caracterizó por interrupciones más violentas. Su composición racial era menos homogénea y su estructura social y económica dejaba un campo ancho a la iniciativa individual.
Se dividía en dos regiones: Alta Mesopotamia o Asiria, situada al norte y habitada por los asirios, y Baja Mesopotamia o Caldea, al sur y habitada por los sumerios y acadios.
No formaron un Imperio centralizado desde el punto de vista político, sino que fundaron una serie de ciudades-estado.
Ciudades-Estado: Cada ciudad-estado era un pequeño señorío, gobernado por un jefe político y religioso, quien además de ser considerado el representante del dios de la ciudad, poseía amplias atribuciones como ser el encargado de proteger el templo, controlar la economía, velar por la paz y administrar justicia.
Las ciudades-estado más importantes de los sumerios fueron: Ur, Uruk, Nippur,
Lagash y Kafajah.
La sociedad mesopotámica Se conoce la estructura
social de Mesopotamia por el Código de Hammurabi. Se dividía en los libres y
los esclavos.
Entre los libres existían varios grupos sociales:
Nobles: Esta clase estaba integrada por
el rey, la nobleza constituida por los funcionarios importantes y los
sacerdotes. La autoridad máxima era la del rey, a quién se suponía de origen
divino, es decir se pensaba que provenía de los dioses, de los cuales recibía
su poder.
El rey debía ocupar el rol de representante de los dioses en la tierra, y por ello era el primer sacerdote del imperio; además, el rey era el jefe del ejército y del aparato administrativo. Para realizar sus funciones se rodeaba con una serie de consejeros que lo secundaban.
Por debajo de la autoridad del rey se ubicaba un grupo de dirigentes locales que ocupaban cargos administrativos; se repartían entre los ancianos de las ciudades. Estos consejos de ancianos eran los encargados de poner en práctica el código de Hammurabi, que se utilizaba para reglamentar la justicia, la repartición de la tierra y para procurar el bienestar del pueblo.
El rey debía ocupar el rol de representante de los dioses en la tierra, y por ello era el primer sacerdote del imperio; además, el rey era el jefe del ejército y del aparato administrativo. Para realizar sus funciones se rodeaba con una serie de consejeros que lo secundaban.
Por debajo de la autoridad del rey se ubicaba un grupo de dirigentes locales que ocupaban cargos administrativos; se repartían entre los ancianos de las ciudades. Estos consejos de ancianos eran los encargados de poner en práctica el código de Hammurabi, que se utilizaba para reglamentar la justicia, la repartición de la tierra y para procurar el bienestar del pueblo.
Entre los asirios la nobleza estaba formada por los
grandes jefes militares. Su riqueza estaba basada en la tenencia de grandes
extensiones de tierra.
Comerciantes: Ocupaban una posición
privilegiada y destacada en la sociedad. Su riqueza era obtenida por el
intercambio con otras regiones distante de las ciudades-estado.
Artesanos: Ofrecían su trabajo y servicios
al rey o al templo. Muchos de ellos rendían servicios particulares.
Agricultores: Eran el grupo social más
numeroso. En los primeros años ofrecían sus servicios sólo para el templo. Más
adelante, con la otorgación y donación de parcelas de parte del rey fueron
trabajando para ellos, así, de esta manera surge la propiedad privada.
Esclavos: En Mesopotamia eran más
numerosos que en Egipto. No tenían derecho alguno y eran propiedad tanto del
Estado como de los ciudadanos ricos. Estaban conformados por los prisioneros de
guerra y por los ciudadanos pobres que debían venderse a si mismos junto a sus
familias para pagar sus deudas.
La unidad básica de la
sociedad mesopotámica era la familia y solamente los aristócratas y los hombres
libres podían contraer matrimonio; aunque el matrimonio era considerado un
acuerdo de tipo económico para aumentar el poder y la riqueza de las familias.
Las mujeres de Mesopotamia poseían algunos derechos civiles, e incluso les estaba permitido tener propiedades y realizar negocios. Se permitía el divorcio en las situaciones en que las mujeres no podían dar hijos a sus esposos.
Las mujeres de Mesopotamia poseían algunos derechos civiles, e incluso les estaba permitido tener propiedades y realizar negocios. Se permitía el divorcio en las situaciones en que las mujeres no podían dar hijos a sus esposos.
Si bien
la prosperidad dependía del esfuerzo comunitario, dos ocupaciones eran vitales:
la agricultura y el comercio. También se dedicaban a la ganadería y a la
artesanía. La tierra era propiedad del Estado, aunque también existían
propiedades particulares.
La agricultura era la base de la economía de
Mesopotamia que generaba excedentes de alimentos, y que sólo era posible con la
ayuda del riego artificial. Los sumerios, al asentarse en la región,
construyeron una red de canales con tanta perfección que aún sirven como modelo
para las autoridades agronómicas del actual Irak. Estos canales
aumentaron la superficie de cultivo y posibilitaron el desarrollo de la
civilización. Los habitantes de las ciudades que surgieron cuidaron los canales
y se disputaron las aguas fluviales, vitales para su economía.
Los productos de cultivo más importantes que
obtuvieron fueron los cereales, como el trigo y la cebada, y los frutos de la
palmera, las legumbres, además de olivos, palmeras y vid. La ganadería se
dedicaba a la cría de ovejas, cabras y caballos. Sin embargo no tenían madera,
piedras ni metales como cobre, oro y plata, todo lo cual era traído desde otros
lugares, como Arabia y la India, maderas, marfil, cobre, oro y piedras
semipreciosas, de Siria: madera de cedro y ciprés y de Asia Menor: cobre y
plata.
Los
sumerios desarrollaron un activo comercio basado en el trueque, que consistía
en el intercambio de bienes de acuerdo a las necesidades de las partes, ya que
no conocían la moneda. Sí tenían elementos que utilizaban como medidas de
valor, por ejemplo lingotes de metal sellados o cantidades concretas de
cereales.
El control económico de las
ciudades-estado estaba en manos del Patesi, el señor, que administraba por
medio de funcionarios del templo, sacerdotes, ya que era en torno al templo,
donde, además de ser el lugar en el que se realizaban las ceremonias
religiosas, se concentraban los intercambios comerciales, era el centro de
administración de tierras y del sistema de riego, y era el lugar de reunión de
los artesanos.
Por lo tanto, el templo tenía una vida animada,
allí se almacenaban los granos, se rendían los tributos y reposaban las
caravanas comerciales. También allí se radicaban la administración de justicia
y la educación. Además, el templo otorgaba préstamos a personas necesitadas
Posteriormente, los príncipes se independizaron del
templo y erigieron su propio palacio; las funciones económicas pasaron entonces
a los príncipes.
La
organización económica de Mesopotamia, a semejanza de la egipcia, era
tributaria. Se exigían impuestos diarios y excepcionales. Para evitar el
fraude, las autoridades llevaban a cabo un cálculo de las cosechas y las
controlaban por medio de comisiones especiales, integradas por funcionarios del
templo, escribas y vecinos.
La religión de Mesopotamia
era politeísta y sus rasgos fundamentales fueron desarrollados por los
sumerios, quienes agrupaban a sus dioses en tríadas. Creían que su mundo estaba
controlado por dioses y diosas, demonios y monstruos que fueron creados por los
dioses con cuerpo humano y cabezas de animales.
Habían cientos de dios que
eran responsables por todo en el mundo pero sus máximas divinidades eran Anu, Rey
de la creación, Enlil, Señor de los hombres y Ea, Dios de las aguas, a quien se
atribuye la creación de todos los dioses, del mundo, de los hombres y de la
organización política.
Cada ciudad tenía su dios
titular, y cuando una de ellas lograba imponer su supremacía sobre las otras,
el dios local derivaba hacia lo nacional. Tal es el caso de Marduk, dios de
Babilonia, el cual se impone sobre las otras divinidades locales.
Para los mesopotámicos la naturaleza humana era a la vez terrenal y divina, ya
que el espíritu del hombre sobrevivía a la muerte y habitaba como una sombra
triste, sin distinción de culpabilidad, en el reino de los muertos. El destino
de los hombres era servir a los dioses y a sus templos, para que éstos quedaran
liberados de todo trabajo material. De este modo, el hombre no era considerado
como un fin en sí mismo, sino como un medio para la vida de la divinidad.
La religión mesopotámica puede ser considerada como mágica, ya que los
sacerdotes eran adivinos hereditarios que predecían el porvenir, interpretaban
oráculos, explicaban los sueños, practicaban la astrología y ofrecían
sacrificios.
El templo era llamado zigurat,
eran unas pirámides escalonadas de las que han quedado algunos vestigios.
Algunos los consideran enormes altares. Lo más probable es que fueran sede de
los ritos hierogámicos en los que la sacerdotisa se unía a la divinidad,
representada por el rey o el sumo sacerdote. Desde la cima de los zigurat es
muy probable que los magos y adivinos observasen las estrellas.
En las primeras
civilizaciones era frecuente la celebración de rituales que señalaban el inicio
y el final de la siembra, el comienzo de una guerra o el cambio de las
estaciones. En ellos se destacaba la actividad de uno o varios dioses.
Uno de los ritos más conocidos y populares fue el rito de Año Nuevo. Se
celebraba en primavera a las afueras de la ciudad, en el campo, ya que era una
fiesta relacionada con la agricultura. Su duración era de once o doce días y en
cada uno de ellos el sacerdote principal practicaba un rito determinado, como,
por ejemplo, pedir a los dioses que en la ciudad hubiese abundancia. También
era la época en la que se recibía a los nuevos sacerdotes.
Durante estos días, el rey daba su cetro, su corona
y su maza de combate a la estatua del dios principal de la ciudad. Con esto
quería decir que cedía al dios el control directo de su pueblo.
En estos rituales abundaban los gestos y oraciones
que pretendían asegurar el buen funcionamiento de todo el universo
El mito del diluvio aparece universalmente
difundido y, con la excepción del continente africano, encontramos sus
vestigios en todas las religiones del mundo. Es probable que catástrofes
diluviales auténticas dieran lugar a estos relatos fabulosos, sobre todo si se
tiene en cuenta que una de las primeras versiones procede de Mesopotamia, zona
afectada periódicamente por las inundaciones de los ríos Tigris y Éufrates.
También
se asocia a Mesopotamia el relato bíblico de la Torre de Babel, por la
similitud de los zigurat.
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