La Orden de Malta es una de las pocas órdenes
nacidas en la Edad Media que está todavía en activo. Es, además, la única orden
que sigue siendo a la vez religiosa y soberana. Tal circunstancia se debe al
hecho de que no todas las otras órdenes de caballería tenían la función
hospitalaria que caracteriza a la Orden de Malta, y a que una vez que
desapareció la motivación militar que las justificaba fue disminuyendo su razón
de ser.
Los Caballeros de Malta
La naturaleza caballeresca explica y justifica el
mantenimiento del carácter nobiliario de la Orden, ya que muchos de sus
Caballeros procedían en el pasado de las familias nobles del mundo cristiano.
Hoy, la mayoría de los Caballeros de Malta pertenece a clases no nobles. Los
miembros de la Orden pueden definirse como gentilhombres católicos animados por
una altruista nobleza de espíritu y de comportamiento. Todos los caballeros de
Malta responden a la condición prevista antiguamente para la concesión de
títulos de nobleza: haberse distinguido por su especial virtud. El carácter
caballeresco de la Orden tiene todavía hoy gran vigencia moral, porque denota
el espíritu de servicio, de abnegación y de disciplina que anima a los
Caballeros de Malta. Las batallas no se combaten ya con la espada, sino con
instrumentos pacíficos de lucha contra las enfermedades, la miseria, la
marginación y la intolerancia, y en el testimonio y la defensa de la Fe
católica.
Los 13.500 Caballeros y Damas que componen la Orden
de Malta deben observar una conducta cristianamente ejemplar en la vida privada
y pública, contribuyendo a hacer operante la tradición de la Orden. Les incumbe
de manera particular la cooperación efectiva en las obras de asistencia
hospitalaria y social de la Orden.
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