sábado, 1 de junio de 2013

BUDA



Siddhartha Gautama Lumbini, siglo V-IV a. C. también llamado Sakyamuni, el ‘sabio del clan sakia’ y Buda, fue un importante religioso nepalí, fundador del budismo.

En idioma sánscrito, el término buddha significa ‘Despierto, iluminado, inteligente’.

Es una figura religiosa sagrada para dos de las religiones con mayor número de adeptos, el budismo fue fundador de la religión budista y primer «gran iluminado» y el hinduismo que lo considera un avatar del dios Visnú.

Aunque existen muchas leyendas, se concuerda en que fue un líder religioso conocido como Siddhartha Gautama. Vivió en una época de cambio cultural en que se atacaban los procedimientos religiosos tradicionales de la India. Fue uno de los reformadores que dio un impulso renovador en el ámbito religioso dhármico que se propagó más allá de las fronteras de la India y terminó transformándose en una de las grandes religiones del mundo, el budismo.

Se pueden considerar cinco fases en la evolución de las biografías y hagiografías de Buda. La incorporación de fragmentos biográficos en los nikaya, es decir, en las cinco colecciones de textos que constituyen el Suttapitaka del canon pali: Dighanikaya, Majjhimanikaya, Samyuttanikaya, Anguttaranikaya y Khuddakanikaya. Las biografías parciales o completas incluidas en los códigos monásticos de conducta vinaya. Las hagiografías independientes, aunque incompletas, compuestas por diferentes escuelas a principios de nuestra era, en las que incluye el Mahavastu y el Lalitavistara.  Las vidas completas, desde el descenso del paraíso Tusita hasta los funerales de Sakyamuni, escritas por contemporáneos del rey Kaniska, entre las que destaca el Buddhacarita de Asvaghoa, conservado en sánscrito y tibetano. A ésta hay que añadir otras dos que sólo se conservan en chino, una compuesta por Sangharaksa en Gandhara y otra de autor desconocido. Y por último las compilaciones cingalesas, que transmitieron los textos pali que contenían los fragmentos más antiguos de la vida del maestro. El Mahavagga del Suttanipata contiene algunos sutta que relatan el encuentro con Bimbisara, la batalla con Mara y la profecía de Asita. Lamotte se inclina a ver estos fragmentos como adaptaciones pali de fuentes del norte, probablemente de las vidas escritas en sánscrito. En esta fase se incluye en Nidanakatha, que sirve de introducción a las jataka pali y el comentario al Buddhavamsa de Buddhadatta, que recoge los hechos de los veinte primeros años de ministerio de Sakyamuni.

Siddhartha nació en el seno de una familia noble del clan de los sakia. El nombre Gautama indica que pertenecía al gautamá-gotra, el linaje del mítico sabio Gótama. Su lugar de nacimiento fue en Lumbiní, el reino de Kapilavatthu, una aldea del Terai en el actual Nepal que está a los pies de los montes Himalaya.

Según la tradición oral, Suddhodana, el padre de Siddhartha, era el rey que gobernaba el clan sakia. Por este motivo Buda también es conocido como Sakya Muni, sakya-muni, el ‘Sabio de los shakia’.

Su madre Maia Deví era una de las esposas del rey. Siddharta fue el nombre escogido para el recién nacido, que significa ‘la meta perfecta’ o ‘la meta de los perfectos’. La reina Maia, madre de Siddharta, murió justo al nacer su hijo, que fue educado por su tía Payapati

Según la tradición oral, poco después de su nacimiento fue visitado por el brahmán Asita, un asceta de gran reputación por su sabiduría y por sus dotes para interpretar presagios. El sabio brahmán profetizó que Siddharta llegaría a ser un gran gobernante o un gran maestro religioso, lo que consternó a Suddhodana, que quería que su hijo siguiera sus mismos pasos y que un día le sucediera en el trono. Por ello su padre lo protegió de la dureza de la vida, fuera de palacio, para evitar que el hijo desarrollara su tendencia hacia lo espiritual. Pensó que el mejor modo de evitarle la tendencia a la religiosidad consistía en impedirle toda experiencia con el lado amargo de la vida, de modo que creó en torno de él una vida llena de placeres y con el menor contacto posible con el sufrimiento de la realidad.

Dice la leyenda que Maia fue fecundada por un pequeño y bello elefante provisto de seis colmillos que hirió delicadamente su regazo sin causarle dolor. Al nacer, el pequeño Siddharta habría aparecido ante su madre sobre un loto mientras una suave lluvia de pétalos caía sobre ambos, y dijo: «Triunfaré sobre el nacimiento y la muerte y venceré a todos los demonios que hostigan al humano».

Según otra versión, Maia soñó una noche que un pequeño elefante con seis cuernos y cabeza de color rojo rubí bajaba del cielo y entraba en su vientre por el lado derecho. Ocho sacerdotes le explicaron a su esposo que el niño sería santo y alcanzaría la sabiduría perfecta. Más tarde ella salió al jardín con sus sirvientas y caminó bajo un árbol sala, el cual se inclinó. La reina se colgó de una rama y miró a los cielos. En ese momento Siddharta surgió de su lado.

Dice también la leyenda, que cuando Gautama nació recobraron la vista los ciegos, los sordomudos hablaron y una música celestial llenó el mundo.

Los primeros 29 años de la vida del príncipe Siddharta Gautama Buddha, transcurrieron completamente ajenos a toda actividad espiritual, siempre vivió con su familia. Los detalles de la infancia y juventud de Siddharta narran una vida rodeada de enorme lujo y comodidad. Recibió la mejor educación y formación posibles en su tiempo.

Siddharta comenzó a sentir curiosidad por conocer cómo eran las cosas en el mundo exterior y pidió permiso a su padre para satisfacer su deseo. Suddhodana accedió, pero preparó la salida de su hijo ordenando que despejaran las calles de toda visión que pudiera herir la sobreprotegida conciencia del príncipe. No obstante, sus cuidadosos arreglos fracasaron pues Siddharta, aclamado por la multitud a su paso por las calles, no pudo dejar de percibir el dolor bajo sus formas más agudas, por primera vez se percató de la vejez, enfermedad y muerte.

La historia de Barlaam y Josafat nos cuenta que el descubrimiento de la vejez, la enfermedad y la muerte fue traumático para Siddharta. Se dio cuenta de que también él estaba sujeto al mismo sufrimiento y su ánimo se tornó sombrío, pues se preguntaba cómo alguien podía vivir en paz y felicidad si esto era lo que le deparaba la vida. En una nueva salida al exterior, el príncipe vio a un anacoreta, un monje mendicante, del cual se sintió impresionado por su carácter apacible. Decidió adoptar, también él, la vida de los monjes que vivían en extremo ascetismo, pasando antes unos años como mendigo.

Siddharta vivió como un príncipe hasta los 29 años; luego abandonó su hogar, dejando atrás a su esposa Yasodhara y a su hijo. Partió con la cabeza rapada y ataviado con un vestido amarillo de itinerante, sin dinero ni bienes de ninguna clase, en busca de la iluminación. Más tarde descubrió que todo extremo es malo

En su camino, Siddharta aprendió de la mano de cuatro diferentes maestros. Con ellos aprendió diferentes técnicas de meditación y logró altos estados de conciencia. En esencia, las distintas ideas que examinó Siddharta intentaban redefinir la unión del individuo, Atman con un absoluto Brahman para así lograr la liberación. Pero a pesar de sus grandes logros con estas prácticas, no encontró en ellas satisfacción para sus preguntas. Entonces, en un intento por doblegar totalmente al mundo sensorial, Siddharta probó a someterse a austeridades tan extremas que casi ocasionaron su muerte, pero aun así tampoco encontró solución a su problema. Por esto decidió investigarlo de una manera nueva y diferente.

Aprendió dos cosas de suma importancia: primero, que el ascetismo extremo no conducía a la liberación total, sino que era preciso algo más; y segundo, que, alcanzado cierto punto, ningún maestro era capaz de enseñar nada más. Siddhartha partió decidido a no seguir buscando fuentes externas de sabiduría, sino a encontrarlas dentro de sí mismo.

Una versión mítica de esta etapa de su vida nos dice que Siddharta, en sus extremas prácticas de ascetismo, después de algunos días sin comer ni beber agua, pocos minutos antes de su muerte, escuchó a un maestro que estaba enseñándole a una niña a tocar el sitar. Dicho maestro le dijo que si la cuerda estaba muy floja no sonaría, pero si la cuerda del sitar se encontraba muy tensa se rompería: la cuerda debía estar en su justa tensión para que pudiera dar música y armonía. En ese momento Siddharta comprendió el camino del medio: tanto el ascetismo extremo como la vida de placeres del palacio eran dos extremos, y la verdad se hallaría en la justa medida entre el placer exacerbado y el ascetismo extremo.

Al final de su periplo Siddharta caminó a un lugar llamado Bodhgaya, en el estado indio Bihar, hasta sentarse bajo la sombra de un árbol llamado bo o bodhi, considerado el árbol de la sabiduría.

Una noche de luna llena decidió no levantarse hasta que hallara la respuesta al sufrimiento. Pasó varias semanas debajo de este árbol. Como empezó una terrible tormenta, de debajo de las raíces del árbol surgió Muchilinda, el rey de los nagas o serpientes, se enroscó alrededor de Gautama y lo cubrió con su caperuza. Finalmente Gautama tomó conciencia de que ya se había liberado definitivamente. Comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Ya no pesaba sobre él la ilusión del falso yo: su verdadero ser estaba más allá de las dualidades del aferramiento y la repulsión; había trascendido el espacio y el tiempo, la vida y la muerte. Comprendió que nunca más volvería a renacer, que había roto el eterno girar de la rueda del samsara. Esto es el nirvana.

Contando para entonces 35 años, según la leyenda, Siddharta despertó de sus meditaciones como un Buda ‘despierto’, ‘iluminado’ y siguió sentado bajo el árbol bodhi durante cierto tiempo, disfrutando de la dicha de la renunciación, de la liberación. Después empezó a enseñar sobre el nirvana a quien le oyera; fundando lo que se conoce en Oriente como Buddha-Dharma, la enseñanza del buda; en occidente se conoce más comúnmente como el budismo.

 

 

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