miércoles, 7 de mayo de 2014

LA GUERRA DE SECESIÓN



La GUERRA DE SECESIÓN o Guerra Civil Estadounidense fue un conflicto significativo en la historia de los Estados Unidos de América, que tuvo lugar entre los años 1861 y 1865.

Los dos bandos enfrentados fueron las fuerzas de los estados del Norte la Unión contra los recién formados Estados Confederados de América, integrados por once estados del Sur que proclamaron su independencia.

Abraham Lincoln perdió una contienda senatorial en la que exigía un alto en la expansión de la esclavitud, pero en 1860 él y Douglas volvieron a enfrentarse: esta vez como los candidatos presidenciales Republicano y Demócrata. Para entonces la tensión entre el Norte y el Sur era extrema. En 1859, John Brown, un partidario del abolicionismo, había tratado de iniciar una rebelión de esclavos en Virginia atacando un depósito de municiones del ejército. Brown fue rápidamente capturado, juzgado y sentenciado a la horca. Tras su ejecución muchos habitantes del Norte lo aclamaron como mártir. Sin embargo, los blancos del Sur se convencieron de que el Norte no estaba dispuesto a mantener las libertades estatales dentro de la confederación de estados que constituían entonces los Estados Unidos de América.

Douglas conminó a los demócratas sureños a permanecer en la Unión, pero éstos por su parte nombraron su propio candidato presidencial John C. Breckinridge y amenazaron con separarse si los Republicanos resultaban victoriosos; había también otro candidato sureño que se oponía a Lincoln, John C. Bell. La mayoría en los estados Sureños y fronterizos votaron contra Lincoln, pero el Norte lo apoyó y ganó las elecciones.

En marzo de 1861, cuando Lincoln tomó posesión de su cargo, Carolina del Sur, Misisipi, Florida, Alabama, Georgia, Luisiana y Texas se constituyeron en los Estados Confederados de América con Jefferson Davis como presidente, proclamando su secesión de la Unión, acto que Lincoln declaró ilegal en su discurso inaugural.

El primer acto de guerra fue el asalto confederado a la guarnición de Fort Sumter el 12 de abril de 1861. La represión del ejército al recuperar Fort Sumter, hizo que a los estados confederados se les unieran Virginia, Arkansas, Tennessee y Carolina del Norte. De este modo comenzó la guerra civil entre los Estados Confederados del Sur y los Estados del Norte, que acabaría con la victoria de estos últimos en 1865.

En el trasfondo, era una lucha entre dos tipos de economías totalmente distintas: una industrial-abolicionista Norte y otra agraria-esclavista Sur. Los Sureños declararon que no peleaban sólo por la esclavitud. Después de todo, la mayoría de los soldados confederados eran demasiado pobres para poseer esclavos. El Sur estaba empeñado en una guerra de independencia que mantuviera las relaciones entre el Norte y el Sur. Los confederados generalmente tuvieron la ventaja de pelear en su propio territorio. Tenían soldados muy bien entregados a la causa, pero eran mucho menores en número que las fuerzas de la Unión del Norte. Al finalizar la guerra, algunos de los integrantes de dichas partidas fueron perseguidos como forajidos por las tropelías cometidas durante la contienda.

Para librar la guerra, el Sur se financió con la exportación de algodón que embarcaba hacia Europa y el Norte, con la emisión de un nuevo papel moneda, tras rechazar Lincoln un préstamo de $ 5.000.000 al 12% de interés ofrecido por Moses Taylor. Ambas partes suspendieron algunas libertades civiles, imprimieron montañas de papel moneda y recurrieron al reclutamiento forzoso.

La prioridad de Lincoln fue mantener a Estados Unidos como un solo país. Tras las pérdidas iniciales de las primeras batallas, tuvo que reconocer que el desarrollo de la guerra, sólo podía cambiarlo haciendo de la guerra una batalla contra la esclavitud y así podría obtener apoyo para la Unión tanto en el interior como en el exterior. Consecuentemente, el 11 de enero de 1863, segundo año de guerra, dio a conocer la Proclamación de Emancipación, que otorgaba libertad a todos los esclavos en áreas aún controladas por la Confederación.

El ejército Sureño obtuvo importantes victorias en la primera etapa de la guerra, pero en el año 1863 su comandante, el General Robert E. Lee, se dirigió hacia Pensilvania. En Gettysburg se encontró con un ejército de la Unión, y así dio comienzo la batalla de mayor magnitud jamás librada en suelo estadounidense. Después de tres días de lucha desesperada, los Confederados fueron derrotados. La marina de la Unión rápidamente impuso un bloqueo que creó grave escasez de material bélico y bienes de consumo en la confederación. Al mismo tiempo, en el río Misisipi, el General de la Unión, Ulysses S. Grant, tomó la importante ciudad de Vicksburg. Las fuerzas de la Unión controlaban ahora todo el valle del Misisipi, dividiendo en dos a la Confederación y ahogando su salida al mar.

En 1864, un ejército de la Unión al mando del General William Tecumseh Sherman atravesó Georgia destruyendo el campo. Mientras tanto, el general Grant se batía implacablemente con las fuerzas de Lee en Virginia. El 2 de abril de 1865, Lee se vio forzado a abandonar Richmond, la capital de la Confederación. Una semana después se rindió y todas las demás fuerzas confederadas se rindieron poco después. El 14 de abril de 1865 Lincoln fue asesinado por el actor John Wilkes Booth. El 12 de mayo de 1865, la Unión atacaba el Rancho Palmito en el condado de Cameron, en la frontera de México, donde permanecían todavía fuerzas confederadas.

La difícil coexistencia de los estados esclavistas con los norteños antiesclavistas facilitó el camino hacia la guerra. Tras la expansión hacia el oeste, la sociedad sudista quiso ampliar el número de estados conquistando Cuba. Para ello ofreció el mando de las tropas al coronel Robert E. Lee, quien era responsable desde Rio Grande City del orden en la nueva frontera con México. El Senado prohibió la expedición contra Cuba, colonia española, con base en la Ley de Neutralidad que habían firmado ambos países.

Este hecho y el bloqueo de la expedición de los filibusteros en Round Island por la marina, se consideró un acto de guerra en 1849. A pesar de ello, la expedición se realizó en secreto en 1850, seiscientos veinte filibusteros al mando del general Narciso López venezolano, encargado por la alta sociedad cubana de independizar a Cuba y mantener la esclavitud. Fracasó y el consulado español en Nueva Orleáns fue destruido en venganza. A partir de este momento, la injerencia del gobierno fue considerada ilegal y secretamente se fue armando el Sur a través del intercambio de algodón por armas. Su plan de expansión, segregados del norte, incluía además la totalidad de México.

Lincoln no propuso leyes federales contra la esclavitud pero, en un discurso de 1858, expresó su deseo de detener la expansión de la esclavitud y sustituirla por la idea de que esta estaba en el camino de la extinción final.1 Gran parte de la batalla política en la década de 1850 se enfocó en la expansión de la esclavitud en los territorios recién creados. Todas las nuevas zonas iban a convertirse en territorios libres, lo que aumentó el movimiento secesionista del Sur. Tanto el Norte como el Sur asumieron que si la esclavitud no se podía expandir, acabaría por eliminarse por completo.

Los miedos sureños de perder el control del gobierno federal frente a las fuerzas antiesclavistas, y los miedos norteños de que los esclavistas controlasen el gobierno, provocaron la crisis a principios de los años 50 del siglo XIX. Los desacuerdos sobre la moralidad de esclavizar a una persona, el avance de la democracia y las diferencias económicas entre el trabajo libre y las plantaciones esclavistas llevaron a los partidos existentes en ese momento, el de los Whigs y el de los «Know Nothing», a derrumbarse. Surgieron otros nuevos, como el Free Soil Party, el Republican Party y el Constitutional Union. En 1860, el último partido nacional, el Democratic Party se dividió debido a las disputas entre abolicionistas y esclavistas.

Tanto el Norte como el Sur se encontraban influidos por las ideas de Thomas Jefferson. Los sureños enfatizaban las palabras de Jefferson sobre los derechos de los estados para defender la esclavitud. Los norteños, desde el abolicionista William Lloyd Garrison hasta el moderado líder republicano Abraham Lincoln se centraron en la declaración de Jefferson de que todos los hombres eran creados iguales. Lincoln mencionó esta proposición en su discurso de Gettysburg.

El vicepresidente confederado Alexander Stephens dijo que la esclavitud era «la piedra angular de la Confederación» tras la secesión del Sur. Tras la derrota de los estados sureños, Stephens cambió su discurso y dijo que la guerra no era sobre esclavitud sino sobre los derechos de los estados y se convirtió en uno de los más ardientes defensores de la Causa Perdida. El presidente confederado, Jefferson Davis, también hizo la misma afirmación aunque también hay que destacar que, en algunas ocasiones, los papeles se invirtieron, como cuando se redactó la «Ley de Esclavos Fugitivos» de 1850; en ese caso fueron los norteños quienes pedían que se defendiese sus derechos estatales

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