El Smilodon 'Cuchillo'-'Diente' en griego
antiguo es un género extinto
de félido
dientes de
sable de la subfamilia de los Macairodontinos.
El macho más grande de la especie Smilodon populator pudo pesar hasta 300 kg,
rivalizando con el tigre moderno por el título de félido
más grande de todos los tiempos. Apareció en América del Norte a finales del Plioceno,
y se extinguió en América del Sur durante el Gran intercambio americano. La
característica más conocida son sus enormes
caninos, que lo convierten en uno de los mamíferos
prehistóricos más conocidos por el público general. A veces se les denomina «Gatos
de dientes de sable» término impreciso porque han existido otros felinos de
dientes de sable que no estaban relacionados o «Tigres de dientes de sable» también
incorrecto porque tampoco eran tigres. Se
extinguieron a raíz de los cambios climáticos que tuvieron lugar a finales
del Pleistoceno
y la modificación de los ecosistemas que ocasionaron estos cambios, pero
es posible que la llegada de los humanos también contribuyera a su extinción.
El cerebro de Smilodon
tenía un tamaño proporcionalmente menor, comparado con los grandes felinos
actuales, pero a diferencia de estos, tenía un bulbo
olfatorio muy desarrollado. Esto permite intuir que este
macairodóntido tenía un buen sentido del olfato. Un
ejemplar adulto pesaba entre 55 y 300 kilogramos, según la especie a la que
perteneciera. Tenía un cuello muscular
y largos colmillos. Su metatarso y cola relativamente corto, indican que era menos rápido que los
grandes felinos actuales. En cambio, sus extremidades eran muy potentes; las
anteriores estaban dotadas de potentes músculos
flexores y extensores y las posteriores estaban
dotadas de poderosos músculos aductores que podrían haber contribuido a mantener la
estabilidad mientras luchaba con las grandes presas que cazaba. La gran fuerza
de las extremidades anteriores le resultaba especialmente útil si se tiene en
cuenta la dificultad que le representaría sostener a sus grandes presas a ras
de suelo mientras las sometía. Como en la mayoría de felinos, sus garras eran retráctiles.
Muchas de estas características hacen que Smilodon estuviera más emparentado con el lince rojo
que con el león y el tigre.
La presencia de dientes de sable en la totalidad de los
ejemplares de Smilodon
descubiertos indica que los colmillos no formaban parte de ningún tipo de dimorfismo
sexual, sino que ambos sexos los poseían. Del mismo modo, las
dimensiones corporales entre ambos sexos no variaban mucho,
por lo que si en verdad este felino vivió en grupos, su manada bien pudo tener
comportamientos similares a la de los actuales cánidos o hienas.
Los dientes de
sable representan una versión más grande de los caninos
de los felinos. En ocasiones se les denominan «Gatos de dientes de sable» o «Tigres
de dientes de sable», pero ambas son incorrectas.
Los dientes de sable se suelen asociar con los felinos Macairodontinos,
pero esta característica ha aparecido en forma independiente evolución convergente como mínimo en
cuatro tipos diferentes de mamíferos; los Macairodontinos, los nimrávidos,
los creodontes,
y los borhiénidos.
Dentro de los grupos mencionados, Smilodon
poseía los dientes de sable más largos; en el caso de Smilodon populator llegaban a medir
hasta veinte centímetros. Los colmillos tardaban más tiempo en crecer que los caninos
normales. Mediante el estudio de las variaciones en los isótopos
del oxígeno,
presentes en los dientes fósiles hallados en el Rancho La
Brea, Los Ángeles, Robert S. Faranec llegó a la
conclusión de que tardaba dieciocho meses en desarrollar sus colmillos por
completo. El ritmo de crecimiento dental era más rápido que el de los leones
actuales; la causa de la demora para desarrollar sus colmillos se
debía a que estos tenían que alcanzar una mayor longitud.
Los felinos suelen matar a las presas mordiéndolas en la
nuca, fracturándoles la columna cervical. Para hacerlo, los grandes
felinos utilizan colmillos especialmente adaptados para romper huesos. En cambio, la
finalidad de los dientes de sable no era esta, ya que por su longitud eran
relativamente frágiles y susceptibles de romperse si el animal los utilizaba
para partir huesos. Es mucho más probable que tuviesen una utilidad letal doble;
Smilodon los utilizaría para
morder el cuello de las presas, bloqueándoles el flujo respiratorio por la tráquea
y cortándoles las principales arterias que irrigan el cerebro.
Para que esta operación no supusiera un riesgo para los dientes de sable, el
animal debía mantener inmovilizada a la presa.
A pesar que tenía una constitución más fuerte comparado
con los otros grandes felinos, la mordedura de Smilodon era más débil. Los grandes felinos actuales tienen agujeros
zigomáticos más pronunciados, mientras que en Smilodon eran más pequeños; en tal
grado, que limitaban la potencia del músculo temporal, reduciendo la potencia
de su mordedura. El análisis de su estrecha mandíbula indica que solamente
podía morder con el tercio de la potencia de un león.
Los dientes de sable con los colmillos más largos tenían
una mordedura proporcionalmente más débil. Del mismo modo, los análisis de la
fuerza de torsión de los caninos la capacidad de los dientes caninos de
resistir fuerzas de torsión sin partirse indican que los dientes eran más
fuertes en relación con la potencia de
mordedura que los grandes felinos actuales.
Además, Smilodon podía abrir la
boca hasta un ángulo de 120º, mientras que el león
solamente posee una apertura de 65º.
El comportamiento social de este felino es incierto.
Según algunos paleontólogos, el hallazgo de fósiles
con heridas graves es una prueba de que Smilodon
vivía en grupos, ya que el análisis de los huesos muestra que éstos
se encontraban curando. Esto resultaría imposible si se tratara de un cazador
solitario, pues habría muerto mucho antes. Esto evidencia que los Smilodon cuidaban de los compañeros
heridos o, como mínimo, que compartían el alimento
con ellos.
Además, vivir en grupos también habría ayudado a competir contra los leones americanos, los Homotherium serum, osos de cara
corta, osos pardos, negros y los lobos Canis dirus
y grises.
En caso de que Smilodon
hubiera vivido en grupos, lo más probable es que cada grupo estuviera compuesto
por uno o dos machos dominantes que lideraban a varias hembras en edad de
reproducción, a las crías, y a algunos machos adolescentes demasiado jóvenes
como para representar una amenaza para los machos dominantes. En algunos grupos
de Smilodon se han encontrado
más fósiles
con heridas que en otros, lo cual indica que se trataban de grupos compuestos
exclusivamente de machos que combatían entre ellos para conseguir una posición
de dominación o para expulsar al macho dominante.
A causa de su tamaño, los dientes de
sable tardaban más en crecer que los dientes caninos normales. Por
este motivo, es posible que los ejemplares jóvenes no pudieran hacer uso de
ellos para cazar y se vieran obligados a mantenerse dentro del grupo, siendo
alimentados por los adultos durante un tiempo mayor que los grandes felinos
actuales.
Se alimentaba de una gran variedad de presas, en las que
se encontraban bisontes,
alces, ciervos, camellos
americanos, perezosos
gigantes y crías de mamuts
y mastodontes.
Los grandes felinos actuales matan a sus presas mediante estrangulación,
lo cual puede llevar varios minutos. Probablemente, los músculos de la mandíbula
de Smilodon fueran demasiado
débiles como para hacerlo, y sus colmillos serían propensos a partirse durante una lucha
prolongada. En 2007,
una investigación llegó a la conclusión de que Smilodon aprovechaba la enorme potencia de sus miembros
delanteros para derribar a sus presas, y a continuación utilizaba sus dientes
de sable para morder el cuello de la presa para cortar la yugular
y la tráquea,
matándola rápidamente. Los investigadores señalaron que
esta técnica podría haber convertido a Smilodon
en un depredador más eficiente de grandes presas que los tigres o los leones
actuales, pero también habrían sido más dependientes de la disponibilidad de
grandes animales. Este estilo de caza tan especializado podría haber
contribuido a su extinción, ya que al tener que matar a pequeñas y rápidas
presas sería mucho menos eficaz.
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