miércoles, 12 de junio de 2013

SMILODON



 
 
El Smilodon 'Cuchillo'-'Diente' en griego antiguo es un género extinto de félido dientes de sable de la subfamilia de los Macairodontinos. El macho más grande de la especie Smilodon populator pudo pesar hasta 300 kg, rivalizando con el tigre moderno por el título de félido más grande de todos los tiempos. Apareció en América del Norte a finales del Plioceno, y se extinguió en América del Sur durante el Gran intercambio americano. La característica más conocida son sus enormes caninos, que lo convierten en uno de los mamíferos prehistóricos más conocidos por el público general. A veces se les denomina «Gatos de dientes de sable» término impreciso porque han existido otros felinos de dientes de sable que no estaban relacionados o «Tigres de dientes de sable» también incorrecto porque tampoco eran tigres. Se extinguieron a raíz de los cambios climáticos que tuvieron lugar a finales del Pleistoceno y la modificación de los ecosistemas que ocasionaron estos cambios, pero es posible que la llegada de los humanos también contribuyera a su extinción.

El cerebro de Smilodon tenía un tamaño proporcionalmente menor, comparado con los grandes felinos actuales, pero a diferencia de estos, tenía un bulbo olfatorio muy desarrollado. Esto permite intuir que este macairodóntido tenía un buen sentido del olfato. Un ejemplar adulto pesaba entre 55 y 300 kilogramos, según la especie a la que perteneciera. Tenía un cuello muscular y largos colmillos. Su metatarso y cola relativamente corto, indican que era menos rápido que los grandes felinos actuales. En cambio, sus extremidades eran muy potentes; las anteriores estaban dotadas de potentes músculos flexores y extensores y las posteriores estaban dotadas de poderosos músculos aductores que podrían haber contribuido a mantener la estabilidad mientras luchaba con las grandes presas que cazaba. La gran fuerza de las extremidades anteriores le resultaba especialmente útil si se tiene en cuenta la dificultad que le representaría sostener a sus grandes presas a ras de suelo mientras las sometía. Como en la mayoría de felinos, sus garras eran retráctiles. Muchas de estas características hacen que Smilodon estuviera más emparentado con el lince rojo que con el león y el tigre.

La presencia de dientes de sable en la totalidad de los ejemplares de Smilodon descubiertos indica que los colmillos no formaban parte de ningún tipo de dimorfismo sexual, sino que ambos sexos los poseían. Del mismo modo, las dimensiones corporales entre ambos sexos no variaban mucho, por lo que si en verdad este felino vivió en grupos, su manada bien pudo tener comportamientos similares a la de los actuales cánidos o hienas.

Los dientes de sable representan una versión más grande de los caninos de los felinos. En ocasiones se les denominan «Gatos de dientes de sable» o «Tigres de dientes de sable», pero ambas son incorrectas.

Los dientes de sable se suelen asociar con los felinos Macairodontinos, pero esta característica ha aparecido en forma independiente evolución convergente como mínimo en cuatro tipos diferentes de mamíferos; los Macairodontinos, los nimrávidos, los creodontes, y los borhiénidos. Dentro de los grupos mencionados, Smilodon poseía los dientes de sable más largos; en el caso de Smilodon populator llegaban a medir hasta veinte centímetros. Los colmillos tardaban más tiempo en crecer que los caninos normales. Mediante el estudio de las variaciones en los isótopos del oxígeno, presentes en los dientes fósiles hallados en el Rancho La Brea, Los Ángeles, Robert S. Faranec llegó a la conclusión de que tardaba dieciocho meses en desarrollar sus colmillos por completo. El ritmo de crecimiento dental era más rápido que el de los leones actuales; la causa de la demora para desarrollar sus colmillos se debía a que estos tenían que alcanzar una mayor longitud.

Los felinos suelen matar a las presas mordiéndolas en la nuca, fracturándoles la columna cervical. Para hacerlo, los grandes felinos utilizan colmillos especialmente adaptados para romper huesos. En cambio, la finalidad de los dientes de sable no era esta, ya que por su longitud eran relativamente frágiles y susceptibles de romperse si el animal los utilizaba para partir huesos. Es mucho más probable que tuviesen una utilidad letal doble; Smilodon los utilizaría para morder el cuello de las presas, bloqueándoles el flujo respiratorio por la tráquea y cortándoles las principales arterias que irrigan el cerebro. Para que esta operación no supusiera un riesgo para los dientes de sable, el animal debía mantener inmovilizada a la presa.

A pesar que tenía una constitución más fuerte comparado con los otros grandes felinos, la mordedura de Smilodon era más débil. Los grandes felinos actuales tienen agujeros zigomáticos más pronunciados, mientras que en Smilodon eran más pequeños; en tal grado, que limitaban la potencia del músculo temporal, reduciendo la potencia de su mordedura. El análisis de su estrecha mandíbula indica que solamente podía morder con el tercio de la potencia de un león.

Los dientes de sable con los colmillos más largos tenían una mordedura proporcionalmente más débil. Del mismo modo, los análisis de la fuerza de torsión de los caninos la capacidad de los dientes caninos de resistir fuerzas de torsión sin partirse indican que los dientes eran más fuertes en relación con la potencia de mordedura que los grandes felinos actuales. Además, Smilodon podía abrir la boca hasta un ángulo de 120º, mientras que el león solamente posee una apertura de 65º.

El comportamiento social de este felino es incierto. Según algunos paleontólogos, el hallazgo de fósiles con heridas graves es una prueba de que Smilodon vivía en grupos, ya que el análisis de los huesos muestra que éstos se encontraban curando. Esto resultaría imposible si se tratara de un cazador solitario, pues habría muerto mucho antes. Esto evidencia que los Smilodon cuidaban de los compañeros heridos o, como mínimo, que compartían el alimento con ellos. Además, vivir en grupos también habría ayudado a competir contra los leones americanos, los Homotherium serum, osos de cara corta, osos pardos, negros y los lobos Canis dirus y grises.

En caso de que Smilodon hubiera vivido en grupos, lo más probable es que cada grupo estuviera compuesto por uno o dos machos dominantes que lideraban a varias hembras en edad de reproducción, a las crías, y a algunos machos adolescentes demasiado jóvenes como para representar una amenaza para los machos dominantes. En algunos grupos de Smilodon se han encontrado más fósiles con heridas que en otros, lo cual indica que se trataban de grupos compuestos exclusivamente de machos que combatían entre ellos para conseguir una posición de dominación o para expulsar al macho dominante.

A causa de su tamaño, los dientes de sable tardaban más en crecer que los dientes caninos normales. Por este motivo, es posible que los ejemplares jóvenes no pudieran hacer uso de ellos para cazar y se vieran obligados a mantenerse dentro del grupo, siendo alimentados por los adultos durante un tiempo mayor que los grandes felinos actuales.

Se alimentaba de una gran variedad de presas, en las que se encontraban bisontes, alces, ciervos, camellos americanos, perezosos gigantes y crías de mamuts y mastodontes.

Los grandes felinos actuales matan a sus presas mediante estrangulación, lo cual puede llevar varios minutos. Probablemente, los músculos de la mandíbula de Smilodon fueran demasiado débiles como para hacerlo, y sus colmillos serían propensos a partirse durante una lucha prolongada. En 2007, una investigación llegó a la conclusión de que Smilodon aprovechaba la enorme potencia de sus miembros delanteros para derribar a sus presas, y a continuación utilizaba sus dientes de sable para morder el cuello de la presa para cortar la yugular y la tráquea, matándola rápidamente. Los investigadores señalaron que esta técnica podría haber convertido a Smilodon en un depredador más eficiente de grandes presas que los tigres o los leones actuales, pero también habrían sido más dependientes de la disponibilidad de grandes animales. Este estilo de caza tan especializado podría haber contribuido a su extinción, ya que al tener que matar a pequeñas y rápidas presas sería mucho menos eficaz.

 

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