Los dioses chinos inmortales venerados
con una breve descripción de cada uno de ellos.
Ts’Ao
Kuo-Chiu, el corazón virtuoso:
Se dice que Ts’Ao Kuo-Chiu huyó de su casa
avergonzado después de que su hermano fuera ejecutado por asesinato. Decidió
dedicarse a seguir el Tao, y en su trayecto cuando se encontró con los
inmortales Chung Li Chu’an y Lun Tung-Pin, éstos le preguntaron dónde estaba el
camino, a lo que él respondió señalando al cielo. Luego le preguntaron dónde se
encontraba el cielo y Ts’Ao Kuo-Chiu respondió señalando su corazón. Fue
entonces que los inmortales le enseñaron los secretos de la perfección y él
mismo se convirtió también en un inmortal.
Chung Li
Ch’uan, el frívolo:
De los dioses inmortales, Chung Li Ch’uan es
el único que se corresponde con un personaje frívolo. En el arte chino se lo
representa con un aspecto corpulento
Ho
Hsiang-Ku, la virgen:
De entre los dioses inmortales, ésta es la
única mujer. De su vida se conoce que era una asceta taoísta que vivió durante
el reinado de la Emperatriz Wu. Virgen por decisión propia vivía en la montaña,
donde en un sueño le fueron revelados los misterios de la inmortalidad. Es
representada mediante una flor de loto y reconocida como la protectora de las
mujeres solteras.
Han
Hsiang-Tzu, el músico:
Este personaje era alumno de Lu Tung-In.
Considerado un gran flautista, mediante las órdenes que imparte con su
instrumento, puede hacer que florezcan las flores. Trepó al árbol de los
melocotones de la inmortalidad, pero se cayó, pero antes de llegar al suelo fue
convertido en inmortal. Es él el patrón de la cultura.
Lan
Ts’Ai-Ho, el juglar:
Lan Ts’Ai-Ho era un juglar errante, y a
menudo se le representa con un laúd. Era un travestido afeminado, una especie
de loco sagrado, que llevaba ropas calientes en verano y dormía sobre la nieve
en invierno. Un día, se desmayó borracho fuera de una posada y subió al cielo
en una nube. Se lo considera el protector de los pobres.
Lu
Tung-Pin, el filósofo:
Lun Tun-Pin era un filósofo moral. Un día
se encontró con Chung Li Ch’uan, el primero de los inmortales. Mientras que Chung
Li estaba calentando vino de arroz, Lu se durmió y soñó con su vida futura, en
la que tenía éxito y era feliz, pero finalmente perdía todo. Se despertó
convencido de la vanidad de las ambiciones mundanas y se convirtió en discípulo
de Chung Li.
Viajaba por todo el mundo luchando contra
el mal y ayudando a la gente. Se le representa con una espada mágica que le dio
un Dragón de Fuego.
Li
T’eih-kuai, el que protege a los enfermos:
Li T’eih-kuai, significa “Li con la muleta
de hierro” y es el protector de los enfermos. Se lo representa como un mendigo
viejo y rengo. Su alma fue llamada a los cielos para recibir las enseñanzas del
espíritu de Lao Tzu, fundadador del Taoísmo. Entonces Li le dijo a uno de sus
alumnos que quemaran su cuerpo sino regresaba en siete días. Sin embargo, el
alumno, llamado al lecho de muerte de su madre, lo quemó al sexto día. Cuando
Li regreso, tuvo que entrar en el cuerpo de un mendigo que acababa de morir de
hambre.
El alma de Li T’eih-kuai se representa en
forma de vapor que se eleva de la cabeza que contiene la medicina de la vida,
sobre el cuerpo de mendigo en el que se aloja.
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