jueves, 20 de junio de 2013

HIPÓCRATES



Hipócrates de Cos, nació en Cos, en 460 a.C. murió en Tesalia en 370 a.C. fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de Pericles. Es considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores se refieren a él como el «Padre de la medicina» en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado tradicionalmente notablemente la teúrgia y la filosofía, convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión.

Sin embargo, suelen entremezclarse los descubrimientos médicos de los escritores del Corpus hippocraticum, los practicantes de la medicina hipocrática y las acciones del mismo Hipócrates, por lo que se sabe muy poco sobre lo que el propio Hipócrates pensó, escribió e hizo realmente. A pesar de esta indefinición, Hipócrates es representado a menudo como paradigma del médico antiguo. En concreto, se le atribuye un gran progreso en el estudio sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento médico de escuelas anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica, como el juramento hipocrático y otras obras.

No hay que confundirlo con Hipócrates de Quíos, matemático griego del siglo V a.C., que nació en la isla de Quíos, no muy lejos de la de Cos, cuyo hito más importante fue la cuadratura de la lúnula.

La mayor parte de los historiadores acepta que Hipócrates nació alrededor del año 460 a.C. en la isla griega de Cos y que a lo largo de su vida se convirtió en un célebre médico y profesor de medicina. Sin embargo, otros datos biográficos existentes sobre él probablemente sean incorrectos o legendarios. Sorano de Éfeso, un ginecólogo griego del siglo II, fue el primer biógrafo de Hipócrates y es la fuente de gran parte de los datos sobre su persona. También se puede encontrar información sobre él en los escritos de Aristóteles, siglo IV a.C. en la Sud siglo X y en las obras de Juan Tzetzes siglo XII.

Sorano afirma que el padre de Hipócrates se llamaba Heráclides y era médico. Su madre, por su parte, se llamaba Praxítela, hija de Tizane. Hipócrates tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, y al menos una hija, puesto que tanto sus hijos varones como su yerno, Polibo, fueron alumnos suyos. Según Galeno, un médico romano, Polibo fue el auténtico sucesor de Hipócrates, mientras que Tésalo y Draco tuvieron cada uno un hijo a los que llamaron Hipócrates.

El mismo biógrafo relata que Hipócrates aprendió medicina de su padre y su abuelo, además de estudiar filosofía y otras materias con Demócrito y Gorgias. Probablemente continuara su formación en el Asclepeion de Cos y fuera discípulo del médico tracio Heródico de Selimbria.

La única mención contemporánea que se conserva de Hipócrates proviene del diálogo de Platón Protágoras, en el que el filósofo lo describe como «Hipócrates de Cos, el de los Asclepíadas».

Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar de Mármara. Probablemente muriera en Lárisa a la edad de 83 o 90 años, aunque según algunas fuentes superó largamente los 100 años. Se conservan diferentes relatos sobre su muerte.

Hipócrates es considerado el primer médico que rechazó las supersticiones, leyendas y creencias populares que señalaban como causantes de las enfermedades a las fuerzas sobrenaturales o divinas. Los discípulos de Pitágoras lo consideraban el hombre que unió la filosofía y la medicina. Separó la disciplina de la medicina de la religión, creyendo y argumentando que la enfermedad no era un castigo infligido por los dioses, sino la consecuencia de factores ambientales, la dieta y los hábitos de vida. De hecho, no hay ni una sola mención a una presunta enfermedad mística en todo el Corpus hipocrático. Pese a estos avances, Hipócrates trabajó con muchas convicciones basadas en lo que hoy en día se sabe que era una anatomía y una fisiología incorrectas, como por ejemplo la creencia en los cuatro humores.

Las escuelas de medicina de la Grecia Clásica estaban divididas en dos tendencias fundamentales respecto a cómo se tenían que tratar las enfermedades. Por una parte, la escuela de Cnido se concentraba en el diagnóstico, mientras que la de Cos se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. En general, la medicina de la época de Hipócrates desconocía muchos aspectos de la anatomía y la fisiología humanas, a causa del tabú griego que prohibía la disección de cadáveres. Por lo tanto, las enseñanzas de la escuela cnidia, que tenían una gran valía en el tratamiento de enfermedades comunes, no eran capaces de determinar qué provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos. Por su parte, la escuela hipocrática o de Cos tuvo más éxito aplicando diagnósticos generales y tratamientos pasivos y fue capaz de tratar enfermedades de manera eficaz, lo que permitió un gran desarrollo en la práctica clínica.

La medicina hipocrática y su filosofía se alejan bastante de la medicina actual, en la que el médico busca un diagnóstico específico y un tratamiento especializado, tal como lo promovía la escuela de Cnido. Este cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que el médico de Cos recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos, siendo la pasividad del tratamiento hipocrático el objeto de algunas denuncias especialmente críticas; por ejemplo, el médico francés M. S. Houdart se refirió al tratamiento hipocrático como «Una meditación sobre la muerte».

La medicina hipocrática es ahora considerada pasiva. El enfoque terapéutico se basaba en el poder curativo de la naturaleza medicatrix naturae en latín. Según esta doctrina, el cuerpo contiene de forma natural el poder intrínseco de sanarse «Physis» y cuidarse. La terapia hipocrática se concentraba simplemente en facilitar este proceso natural. Para hacerlo, Hipócrates creía que «El reposo y la inmovilidad eran de gran importancia». En general, la medicina hipocrática era muy cuidadosa con el paciente: el tratamiento era suave y destacaba la importancia de mantener al paciente limpio y estéril. Por ejemplo, sólo se utilizaba agua limpia o vino para las heridas, aunque los tratamientos «Secos» eran preferibles. A veces se utilizaban linimentos balsámicos.

Hipócrates era reacio a administrar drogas o emprender tratamientos especializados, por lo que, tras el diagnóstico general, seguía una terapia generalizada. Sin embargo, en determinadas ocasiones utilizaba drogas potentes. Este enfoque pasivo tuvo mucho éxito a la hora de tratar trastornos relativamente simples, como los huesos rotos, que requerían tracción para estirar el sistema esquelético y aliviar la presión en la zona lesionada. Se utilizaban el «Banco hipocrático» y otros ingenios similares con estos fines.

Uno de los puntos fuertes de la medicina hipocrática es la importancia que daba al pronóstico. En tiempo de Hipócrates, la terapia medicinal estaba poco desarrollada y a menudo lo mejor que podía hacer el médico era evaluar una enfermedad y deducir el curso más probable, basándose en las informaciones recogidas en historiales de casos similares.

La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, unos fluidos que en las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante «Pepsos». Cuando los cuatro humores sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema se desequilibraban «dyscrasia», mala mezcla, el individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que se recuperaba el equilibrio. La terapia hipocrática se concentraba al restaurar este equilibrio. Por ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema.

Otro concepto importante en la medicina hipocrática es el de «Crisis», un momento en el curso de la enfermedad en que o bien la enfermedad se hacía paulatinamente más grave y el paciente sucumbía y moría, o bien pasaba todo lo contrario y los procesos naturales permitían la recuperación del paciente. Después de una crisis se podía producir una recaída y después una nueva crisis decisiva. Según esta doctrina, las crisis tienden a producirse en días críticos, que se suponía que eran un tiempo fijo después de contraer la enfermedad. Si la crisis se producía lejos de un día crítico, se podía esperar una recaída. Galeno creía que esta idea empezó con Hipócrates, aunque es posible que fuera anterior.

El juramento hipocrático, un documento fundamental para la ética y deontología de la práctica médica, fue atribuido a Hipócrates en la antigüedad, aunque investigaciones más modernas indican que podría haber sido escrito después de su muerte. Es probablemente el documento más célebre del Corpus hipocrático. Recientemente se ha puesto en duda la autenticidad del autor del documento, que para algunos investigadores proviene de una presunta escuela pitagórica de medicina, de la que no se tiene más noticias. Aunque hoy en día el juramento sólo se utiliza raramente en su forma original, sirve de base para otros juramentos y leyes similares que definen las buenas prácticas y morales médicas. Los licenciados que están a punto de empezar la práctica médica tradicionalmente pronuncian este juramento.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario