Hipócrates de Cos, nació
en Cos, en 460 a.C.
murió en Tesalia
en 370 a.C.
fue un médico de la Antigua Grecia que ejerció durante el llamado siglo de
Pericles. Es considerado una de las figuras más destacadas de la historia de la medicina y muchos autores
se refieren a él como el «Padre de la medicina»
en reconocimiento a sus importantes y duraderas contribuciones a esta ciencia
como fundador de la escuela que lleva su nombre. Esta escuela intelectual
revolucionó la medicina de la Antigua Grecia, estableciéndola como una
disciplina separada de otros campos con los cuales se la había asociado
tradicionalmente notablemente la teúrgia
y la filosofía,
convirtiendo el ejercicio de la medicina en una auténtica profesión.
Sin embargo, suelen entremezclarse los descubrimientos
médicos de los escritores del Corpus hippocraticum, los
practicantes de la medicina hipocrática y las acciones del mismo Hipócrates,
por lo que se sabe muy poco sobre lo que el propio Hipócrates pensó, escribió e
hizo realmente. A pesar de esta indefinición, Hipócrates es representado a
menudo como paradigma
del médico antiguo. En concreto, se le atribuye un gran progreso en el estudio
sistemático de la medicina clínica, reuniendo el conocimiento médico de escuelas
anteriores y prescribiendo prácticas médicas de gran importancia histórica,
como el juramento hipocrático y otras obras.
No hay que confundirlo con Hipócrates de Quíos, matemático
griego del siglo V a.C.,
que nació en la isla de Quíos, no muy lejos de la de Cos, cuyo hito más importante fue
la cuadratura de la lúnula.
La mayor parte de los historiadores acepta que Hipócrates
nació alrededor del año 460 a.C. en la isla griega
de Cos y que a lo
largo de su vida se convirtió en un célebre médico
y profesor
de medicina.
Sin embargo, otros datos biográficos existentes sobre él probablemente sean
incorrectos o legendarios.
Sorano de Éfeso, un ginecólogo
griego del siglo II,
fue el primer biógrafo de Hipócrates y es la fuente de gran parte de los
datos sobre su persona. También se puede encontrar información sobre él en los
escritos de Aristóteles, siglo IV a.C. en la Sud siglo X
y en las obras de Juan Tzetzes siglo XII.
Sorano afirma que el padre de Hipócrates se llamaba
Heráclides y era médico. Su madre, por su parte, se llamaba Praxítela, hija de
Tizane. Hipócrates tuvo dos hijos, Tésalo y Draco, y al menos una
hija, puesto que tanto sus hijos varones como su yerno, Polibo, fueron alumnos
suyos. Según Galeno,
un médico romano, Polibo fue el auténtico sucesor de
Hipócrates, mientras que Tésalo y Draco tuvieron cada uno un hijo a los que
llamaron Hipócrates.
El mismo biógrafo relata que Hipócrates aprendió medicina
de su padre y su abuelo, además de estudiar filosofía
y otras materias con Demócrito y Gorgias.
Probablemente continuara su formación en el Asclepeion de Cos y fuera discípulo del médico tracio Heródico de Selimbria.
La única mención contemporánea que se conserva de
Hipócrates proviene del diálogo de Platón
Protágoras, en el que el filósofo
lo describe como «Hipócrates de Cos, el de los Asclepíadas».
Hipócrates enseñó y practicó la medicina durante toda su
vida, viajando al menos a Tesalia, Tracia y el mar de
Mármara.
Probablemente muriera en Lárisa a la edad de 83 o 90 años, aunque según algunas fuentes
superó largamente los 100 años. Se conservan diferentes relatos sobre su muerte.
Hipócrates es considerado el primer médico que rechazó
las supersticiones, leyendas
y creencias
populares que señalaban como causantes de las enfermedades
a las fuerzas sobrenaturales o divinas.
Los discípulos de Pitágoras
lo consideraban el hombre que unió la filosofía
y la medicina.
Separó la disciplina de la medicina de la religión,
creyendo y argumentando que la enfermedad no era un castigo infligido por los dioses, sino la
consecuencia de factores ambientales, la dieta y los hábitos de
vida. De hecho, no hay ni una sola mención a una presunta enfermedad mística
en todo el Corpus hipocrático.
Pese a estos avances, Hipócrates trabajó con muchas convicciones basadas en lo
que hoy en día se sabe que era una anatomía
y una fisiología
incorrectas, como por ejemplo la creencia en los cuatro humores.
Las escuelas de medicina de la Grecia
Clásica estaban divididas en dos tendencias fundamentales respecto a
cómo se tenían que tratar las enfermedades. Por una parte, la escuela de Cnido se concentraba en el
diagnóstico,
mientras que la de Cos
se centraba en el cuidado del paciente y el pronóstico. En general, la medicina de la época
de Hipócrates desconocía muchos aspectos de la anatomía y la fisiología
humanas, a causa del tabú griego que prohibía la disección
de cadáveres.
Por lo tanto, las enseñanzas de la escuela cnidia, que tenían una gran valía en
el tratamiento de enfermedades comunes, no eran capaces de determinar qué
provocaba enfermedades con síntomas poco conocidos.
Por su parte, la escuela hipocrática o de Cos tuvo más éxito
aplicando diagnósticos generales y tratamientos pasivos y fue capaz de tratar
enfermedades de manera eficaz, lo que permitió un gran desarrollo en la
práctica clínica.
La medicina hipocrática y su filosofía se alejan bastante
de la medicina actual, en la que el médico busca un diagnóstico específico y un
tratamiento especializado, tal como lo promovía la escuela de Cnido. Este
cambio en el pensamiento médico desde el tiempo de Hipócrates ha provocado que
el médico de Cos recibiera duras críticas a lo largo de los últimos siglos,
siendo la pasividad del tratamiento hipocrático el objeto de algunas denuncias
especialmente críticas; por ejemplo, el médico francés
M. S. Houdart se refirió al tratamiento hipocrático como «Una meditación sobre
la muerte».
La medicina hipocrática es ahora considerada pasiva. El
enfoque terapéutico
se basaba en el poder curativo de la naturaleza medicatrix naturae
en latín.
Según esta doctrina, el cuerpo contiene de forma natural el poder intrínseco de
sanarse «Physis» y cuidarse.
La terapia hipocrática se concentraba simplemente en facilitar este proceso
natural. Para hacerlo, Hipócrates creía que «El reposo y la inmovilidad eran
de gran importancia».
En general, la medicina hipocrática era muy cuidadosa con el paciente: el
tratamiento era suave y destacaba la importancia de mantener al paciente limpio
y estéril.
Por ejemplo, sólo se utilizaba agua limpia o vino para las heridas, aunque los
tratamientos «Secos» eran preferibles. A veces se utilizaban linimentos balsámicos.
Hipócrates era reacio a administrar drogas o emprender
tratamientos especializados, por lo que, tras el diagnóstico general, seguía
una terapia generalizada.
Sin embargo, en determinadas ocasiones utilizaba drogas potentes.
Este enfoque pasivo tuvo mucho éxito a la hora de tratar trastornos
relativamente simples, como los huesos rotos, que requerían tracción para estirar el sistema
esquelético y aliviar la presión en la zona lesionada. Se utilizaban el «Banco hipocrático» y otros
ingenios similares con estos fines.
Uno de los puntos fuertes de la medicina hipocrática es
la importancia que daba al pronóstico. En tiempo de Hipócrates, la terapia
medicinal estaba poco desarrollada y a menudo lo mejor que podía hacer el
médico era evaluar una enfermedad y deducir el curso más probable, basándose en
las informaciones recogidas en historiales de casos similares.
La escuela hipocrática sostenía que la enfermedad era el
resultado de un desequilibrio en el cuerpo de los cuatro humores, unos fluidos que en
las personas sanas se encontraban naturalmente en una proporción semejante «Pepsos».
Cuando los cuatro humores sangre, bilis negra, bilis
amarilla y flema se desequilibraban «dyscrasia», mala mezcla, el
individuo enfermaba y permanecía enfermo hasta que se recuperaba el equilibrio.
La terapia hipocrática se concentraba al restaurar este equilibrio. Por
ejemplo, se creía que tomar cítricos era beneficioso cuando había un exceso de flema.
Otro concepto importante en la medicina hipocrática es el
de «Crisis»,
un momento en el curso de la enfermedad en que o bien la enfermedad se hacía
paulatinamente más grave y el paciente
sucumbía y moría, o bien pasaba todo lo contrario y los procesos naturales
permitían la recuperación del paciente. Después de una crisis se podía producir
una recaída y después una nueva crisis decisiva. Según esta doctrina, las
crisis tienden a producirse en días críticos, que se suponía que eran un tiempo
fijo después de contraer la enfermedad. Si la crisis se producía lejos de un
día crítico, se podía esperar una recaída. Galeno creía
que esta idea empezó con Hipócrates, aunque es posible que fuera anterior.
El juramento hipocrático, un documento fundamental para
la ética
y deontología
de la práctica médica,
fue atribuido a Hipócrates en la antigüedad, aunque investigaciones más
modernas indican que podría haber sido escrito después de su muerte.
Es probablemente el documento más célebre del Corpus hipocrático. Recientemente se ha puesto en duda la
autenticidad del autor del documento, que para algunos investigadores proviene
de una presunta escuela pitagórica de medicina, de la que no se tiene
más noticias.
Aunque hoy en día el juramento sólo se utiliza raramente en su forma original,
sirve de base para otros juramentos y leyes similares que definen las buenas prácticas
y morales médicas.
Los licenciados
que están a punto de empezar la práctica médica tradicionalmente pronuncian
este juramento.
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