Si yo me amo a mi mismo, si amo a Dios, si amo a mi pareja y por lo mismo amo a mi hijos siempre me he preguntado: ¿Qué debo de hacer con ellos para hacerlos felices? quizás estas ideas nos den la respuesta...
Debemos preparar a nuestros hijos para el mundo del
futuro, no el mundo de nuestros padres ni el nuestro. En este mundo actual lo
determinante para triunfar será el carácter, no exactamente el conocimiento,
como muchos pudiéramos creer.
Tener temple, salir de fracasos adecuadamente, hacer
de los fracasos un desafío y no una tragedia..., eso será lo que buscarán los
seleccionadores de personal.
Para los trabajadores
independientes será un auto requisito.
Un hijo forjará carácter si percibe claramente la
autoridad de los padres. Con presencia de autoridad los niños y jóvenes a su
vez actuarán con autoridad para resolver sus problemas; actuarán por
determinaciones
Sin presencia de autoridad
nuestros hijos serán débiles de carácter y actuarán por impulsos con los
consecuentes problemas de adaptación.
¿Exceso de autoridad?
Siempre será mejor exceso que falta de autoridad. El límite de autoridad lo
pone la siguiente regla: 'La autoridad no debe humillar'. Básicamente lo que es
el niño o el joven hoy será el adulto del mañana. De vez en cuando hay que
mirar al hijo como un adulto potencial.
Queremos que nuestros hijos
no sufran? Entonces hay que prepararlos para sufrir. No podemos estarle
evitando todo el tiempo todo posible sufrimiento ¿si no cuándo aprenderá?
Debe comprender la muerte,
los problemas de la vida, los problemas en el trato de sus congéneres. No
debemos resolverles todos los problemas, hay que ayudarlos a que poco a poco
los resuelvan ellos mismos.
Nadie logra metas exitosas y
duraderas sin un poco de sufrimiento. ¿Alguien imagina a un campeón de
atletismo que no sufra para lograr sus marcas? Eso se aplica a todo tipo de
campeón y a todo tipo de actividad.
Siempre hay que pensar que,
en parte, no queremos que ellos sufran para no sufrir nosotros, pero les
hacemos un daño con miras al futuro.
Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS. Que sepan que siempre se puede un poquito más.
Hay que enseñarles a hacer ESFUERZOS SUPLEMENTARIOS. Que sepan que siempre se puede un poquito más.
Recuerda que nadie recoge su
cosecha sin sembrar muchas semillas y abonar mucha tierra.
Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a 'sentir la falta de' y arreglárselas por sí mismos.
Es muy importante enseñarles a carecer, es decir a 'sentir la falta de' y arreglárselas por sí mismos.
Hay chicos que no juegan su
deporte si no tienen zapatillas de 'marca'. Si no aprendes a carecer no
aprendes a arreglártelas. Aunque tengamos para darles el 100%, los chicos deben
saber el valor de las cosas. Si no lo hacen de chicos, les será muy difícil de
adultos y allí sí que van a sufrir y nosotros también con ellos.
¿Cómo les enseñamos a
carecer? ¡Dándoles un poquito menos de lo que necesitan! ¡No hay otra manera!
Si no ¿cómo sienten la falta de? Así aprenden a apreciar lo que tienen.
Aprenden a no ser gratos. Aprenden a gozar de la vida porque muchas veces se
goza en las cosas sencillas. Aprenden a no ser quejosos.
Una excelente escuela para
aprender a carecer (sin morir en el intento) es la mesa del hogar, la comida.
¿Qué debemos darles de comer? ¡Lo que nosotros decidamos que es bueno para
ellos! Es no sólo por su bien estomacal, sino que es una excelente forma
de que aprendan a carecer, que no sean ingratos, que no sean quejosos. 'Mami... no me gustan las lentejas'. Si
quieren hacerles un bien para la vida, denles las lentejas. Habrá berrinches,
no se exalten (autoridad no es gritar), que no coma si no quiere, pero cuando
le vuelva el hambre: ¡SORPRESA! ... ¡Las lentejas del refrigerador calentadas!
Parece increíble, pero si no
hacemos este tipo de cosas no se podrá adaptar. La comida es una buena escuela
del carecer, pues así no serán quisquillosos en sus relaciones sociales, en el
trabajo y en el mundo real.
También hay que educarlos en
el servicio. Una familia normal es un equipo de trabajo con pocas tareas:
tender la cama, limpiar los cuartos, lavar los platos, pintar la casa, etc. Hay
que educarlos para que realicen labores de hogar, aunque lo hagan mal al
principio. Si no hacen este tipo de servicios luego tendrán problemas. Las
escuelas más importantes de liderazgo del mundo enseñan a los jóvenes a
carecer, para que sepan y entiendan el mundo y lo puedan liderar.
¿Mesadas? Que sean una
cantidad fija, más bien, semanales y algo menos de lo que creen que necesitan.
Así aprenden a administrar el dinero. Claro que se deben aceptar excepciones,
pero conversadas serenamente.
Construyamos hijos
luchadores, no debiluchos sobreprotegidos. Que se
superen a sí mismos. Que tomen los problemas como desafíos para mejorar.
Recuerden que nadie alcanza
altura con un solo vuelo.
Hay que ilusionarlos con
ideales, metas futuras, sueños para que sean buenos de corazón.
Importante también es estar
convencidos de que triunfador no equivale a tener 'dinero o propiedades'
Triunfadores son aquellos
que son felices con lo que hacen, con su vida. Solamente así podrán hacer
felices a otros.
Los
hijos con carácter templado, conocimiento del carecer, educados en el servicio
y plenos de amor e ilusiones serán hijos triunfadores.
Los
padres tenemos la gran responsabilidad de criar hijos que transformen nuestro
país, en uno donde reine la libertad, la abundancia, la justicia y sobre todo
la felicidad.
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