lunes, 10 de junio de 2013

ESCOLÁSTICA



La escolástica, del latín scholasticus, y éste a su vez del griego, aquel que pertenece a la escuela, es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo.

La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe Philosophia ancilla theologiae -La filosofía es sierva de la teología-.

Dominó en las escuelas catedralicias y en los estudios generales que dieron lugar a las universidades medievales europeas, en especial entre mediados del siglo XI y mediados del XV.

Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas no sólo grecolatinas, sino también árabes y judaicas. Esto causó en este movimiento una fundamental preocupación por consolidar y crear grandes sistemas sin contradicción interna que asimilasen toda la tradición filosófica antigua. Por otra parte, se ha señalado en la escolástica una excesiva dependencia del argumento de autoridad y el abandono de las ciencias y el empirismo.

Pero la Escolástica también es un método de trabajo intelectual: todo pensamiento debía someterse al principio de autoridad, y la enseñanza se podía limitar en principio a la repetición de los textos antiguos, y sobre todo de la Biblia, principal fuente de conocimiento, a pesar de todo ello, la escolástica incentivó la especulación y el razonamiento, pues suponía someterse a un rígido armazón lógico y una estructura esquemática del discurso que debía exponerse a refutaciones y preparar defensas.

Ideológicamente la escolástica evolucionó en tres fases, a partir de la inicial identificación entre razón y fe, ya que para los religiosos el mismo Dios es la fuente de ambos tipos de conocimiento y la verdad es uno de sus principales atributos, de forma que Dios no podía contradecirse en estos dos caminos a la verdad y, en última instancia, si había algún conflicto, la fe debía prevalecer siempre sobre la razón, así como la teología sobre la filosofía.
De ahí se pasó a una segunda fase en que existía la conciencia de que la razón y la fe tenían sólo una zona en común.

Por último, ya a fines del siglo XIII y comienzos del siglo XIV, en una tercera fase, la separación y divorcio entre razón y fe fueron mayores, así como entre filosofía y teología.

Cronológicamente pueden distinguirse fundamentalmente tres épocas:
Desde el comienzo del siglo IX al fin del siglo XII la escolástica está marcada por la polémica cuestión de los universales, que opone a los realistas encabezados por Guillermo de Champeaux, a los nominalistas representados por Roscelino y a los conceptualistas guiados por Pedro Abelardo.
Del siglo XII al fin del siglo XIII tiene lugar la entrada de Aristóteles, primero indirectamente a través de los filósofos judíos y árabes, especialmente Averroes, pero en seguida directamente traducido del griego al latín por San Alberto Magno y por Guillermo de Moerbeke, secretario de Santo Tomás de Aquino.
La tercera abarca todo el siglo XIV: Guillermo de Occam se decanta por los nominalistas y se opone al Tomismo distinguiendo la filosofía de la teología.
 

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