jueves, 6 de junio de 2013

EL PUENTE DEL DIABLO



Hacia el Oriente de la ciudad de Durango, se encuentra una hacienda llamada Navacoyán. Está ubicada al lado izquierdo del Río del Tunal.
En los inicios de este poblado, uno de los Gobernadores comprendió la necesidad de mantener comunicación con los pobladores del otro lado del rio cuya corriente, dificultaba el paso, especialmente en la época de las lluvias.
Así que trajeron al mejor albañil y se le hizo un contrato en donde establecía la fecha en que la construcción debería estar terminada y de no ser así, perdería la mitad de las ganancias.
Este reunió a los mejores trabajadores e inicio la obra, pero tres días antes de expirar el plazo, una terrible tormenta subió el nivel del rio y arrastró la construcción casi terminada.
El pobre hombre desesperado, se alejó y se sentó en la cima de la colina. Ya no había tiempo para hacer el puente, no se le pagaría un centavo más, y su prestigio como el mejor albañil se borraría.
Ya muy entrada la noche un débil viento que jugaba con su sombrero, se convirtió en remolino y en el centro de este, apareció un hombrecillo de unos treinta centímetros de altura que se paró frente a él y le pregunto:
-¿Que tienes?-
El albañil le contó lo que le pasaba y el hombrecillo le propuso construir el puente en una sola noche a cambio de su alma.
Sabiendo que se trataba del mismísimo Satanás; el albañil le dijo que le resolvería la noche siguiente a la misma hora y en el mismo sitio. Y así ambos se marcharon.
La noche siguiente, el albañil se dirigió a la cumbre del pequeño cerrito, el hombrecillo apareció tal como la había prometido y cerraron el contrato, el hombrecillo tomo al pobre albañil por una pierna arrastrándolo hacia el río dejándolo sentado a la ribera. Entonces, de manera inesperada se desató una terrible tormenta que duró hasta el amanecer.
Para asombro de la gente, el puente estaba terminado, y sobre él, el cuerpo del albañil. Los pobladores levantaron el cadáver para llevarlo donde su familia; pero un furioso remolino se los arrebató elevándolo por los aires. Inmediatamente salieron al monte en busca del difunto; pero jamás lograron encontrarlo.
 

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