Pintora
española. Relacionada en sus inicios con los movimientos de vanguardia, su obra
se inscribe dentro de un surrealismo muy personal.
Entre
sus cuadros, caracterizados por una gran profusión de imágenes y una peculiar
combinación de poesía y humorismo, destacan Insomnio 1942-1947, Modelo de traje para vagabundo 1957 y Vampiros vegetarianos 1962.
Remedios Varo estudió en
la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, en la que tuvo como
profesores a Manuel Benedito y Julio Romero de Torres. En 1930 se casó con su
compañero de estudios Gerardo Lizarrageside y en 1932, después de una estancia
en París, pasó a Barcelona y compartió taller con el pintor Esteve Francés, con
quien se introdujo en la estética de la vanguardia y se interesó por el
surrealismo.
En 1936 participó en la
Exposición Logicofobista realizada en Barcelona y, desde entonces, se acercó a
los componentes del surrealismo francés.
Durante la Guerra Civil
(1936-1939) conoció al escritor francés Benjamin Péret y, tras un tiempo de
vida en común en España, marcharon a París. En la capital francesa participó en
las reuniones y exposiciones surrealistas. Tras la invasión del ejército
alemán, abandonó París y se instaló en México 1941.
Allí empezó a trabajar
como artesana, pero enseguida pasó a formar parte del grupo surrealista y a
relacionarse otra vez con Esteve Francés y, sobre todo, con la pintora
británica Leonora Carrington, cuyo fuerte ascendiente artístico fue definitivo
en la concepción estética de la creadora española. También formaron parte del
grupo al que era asidua Octavio Paz, César Moro, Eva Sulzer, Gunther Gerzso, José
Horna y Gordon Onslow-Ford, entre otros.
Varo participó en las
exposiciones First Papers of Surrealism de Nueva York (1942) y Le Surrealisme
de la Galería Maeght de París. En 1956 presentó su primera gran exposición de
carácter individual en Ciudad de México; a partir de ese momento se convirtió
en uno de los nombres más reconocidos de la pintura del país. De hecho, no fue
hasta la década de 1950 cuando se dedicó por completo a la creación pictórica,
persuadida por Walter Gruen, su último marido.
Su obra anterior a la
Guerra Civil es poco conocida, pero lo que se ha conservado indica la dirección
que iba a seguir en los años posteriores: imaginería onírica dentro de los
parámetros del surrealismo ortodoxo (que después se haría más libre e ingenuísimo
estilístico. Su conciencia narrativa, a menudo recargada de figuras tomadas de
los cuentos infantiles, llega en algunas obras a hacerse casi sofocante. Aun
siendo ello interesante, la autora dio lo mejor de sí cuando se ocupó más en
crear relaciones espaciales y cromáticas per
se, liberadas de abigarramientos iconográficos. No obstante, son muy
célebres sus exploraciones de diminutos mundos fantásticos con evidentes
evocaciones del mundo medieval y de la pintura de El Bosco y Brueghel el Viejo,
su gusto por las escenas referidas a la alquimia y sus metamorfosis de la
figura femenina, mito primero de la creación simbolizado como fuente natural de
belleza y regeneración.
Poco conocida, aunque al
menos tan interesante como su pintura, es su obra escultórica.
Se trata de una colección
de piezas elaboradas a partir de huesos, espinas de pescado y toda suerte de
restos orgánicos, alambres, cuerdas, etc.
Muchas de ellas presentan
apariencias de fósil fantástico, esqueleto animal o tótem tribal; son obras
verdaderamente conseguidas y dignas de enriquecer el cuadro de honor de las
mejores rarezas de la figuración surrealista española.
La carrera artística de
Remedios Varo se vio truncada por un fatal paro cardíaco en su etapa de
plenitud creativa.
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