PRIMAVERA.
Es una de las 4 estaciones del año y durante esta, los días se van alargando y
las noches se van haciendo más cortas.
Su
nombre proviene de las palabras “prime” y “vera” que quiere decir el buen
tiempo, porque llega el primer verdor.
La primavera es una de las cuatro estaciones, situada entre el
invierno y el verano. Comienza con el equinoccio de primavera entre el 20 y el
21 de marzo en el Hemisferio Norte, y entre el 22 y el 23 de septiembre en el
Hemisferio sur y termina con el solsticio de verano alrededor del 21 de junio
en el hemisferio norte y el 21 de diciembre en el Hemisferio Sur.
Sin
embargo, a veces es considerada como los meses enteros de marzo, abril y mayo
en el Hemisferio Norte y septiembre, octubre y noviembre en el Hemisferio Sur.
La
primavera se caracteriza por un aumento gradual de las temperaturas y de las
horas de luz. Esas características sólo se aprecian en zonas de latitud media o
alta.
En
las regiones ecuatoriales no puede hablarse de primavera, ya que por lo general
sólo existen dos estaciones, una seca y otra húmeda, cada una con seis meses, y
el día y la noche tienen prácticamente la misma duración 12 horas a lo largo
del año.
El
mes que define a la primavera en su máximo esplendor es mayo y los elementos
con los que se identifica a la primavera son el sol, la luz, las flores, los
pájaros, las mariposas y el clima templado.
La
palabra primavera es sinónimo de vida, juventud, sol, aire y con todo lo que
tiene colorido; esto se debe sobre todo por la abundancia de flores multicolores
que hay durante los meses que abarca ésta estación del año.
Se
identifica con el tiempo en que una cosas ésta en su mayor vigor, hermosura y
frescura.
La
primavera es la época del año en que se manifiestan más evidentemente los
procesos del Nacimiento y el Crecimiento en cualquier forma de vida.
Al
iniciar la primavera, se prepara la tierra y se siembran la mayoría de los
cultivos básicos para aprovechar la llegada próxima de las lluvias; y se
plantan también una gran variedad de árboles frutales, de hortalizas y
legumbres.
Como
es la estación que sigue al invierno, la primavera representa un cambio del
clima que se refleja en las plantas, porque aparecen numerosas flores alegres y
de llamativos colores acompañados de sugestivas fragancias.
Los
animales también disfrutan del buen clima y muchos de ellos se reproducen en
esta época, las aves incuban sus huevos y hasta las abejas ponen los suyos. En
las personas se nota igualmente el reflejo de una estación colorida y alegre.
Estación, del latín “statĭo”, es el nombre que recibe cada una de
las cuatro partes en que se divide un año. Las cuatro estaciones son verano,
otoño, invierno y primavera.
Cada
una de las estaciones dura tres meses, aunque la fecha de su inicio y
finalización dependerá del lugar en el mundo en el que uno se encuentre Hemisferio
Norte o Hemisferio Sur.
En
algunas regiones y culturas, se habla de sólo dos estaciones: la estación seca
y la estación lluviosa, diferenciadas de acuerdo al régimen de precipitaciones.
El
eje de la Tierra tiene una inclinación de 23,45º con respecto al plano orbital
terrestre. Por esta razón, la eclíptica se encuentra inclinada dicha cantidad
con respecto al ecuador celeste.
La
consecuencia inmediata de ello es que el Sol, en su recorrido a lo largo de la
eclíptica durante un año, a veces se sitúa sobre el ecuador celeste y a veces
por debajo. La altura máxima que alcanzará el Sol en el cielo en cualquier
punto de la Tierra dependerá de su latitud y de la época del año.
La
inclinación del eje de la Tierra es responsable de los cambios de altura del
Sol sobre el horizonte y de la sucesión de situaciones climáticas que dan lugar
a las estaciones. Cuando el Sol pasa más alto sobre el horizonte el clima es
más caluroso y la estación corresponde al verano.
Cada
estación tiene sus características propias, influye mucho en el clima y
temperatura el lugar en que se localiza cada región de la Tierra, es decir la
altitud y latitud en la que estamos situados.
Las cuatro estaciones están determinadas por cuatro posiciones
principales en la órbita terrestre, opuestas dos a dos, que reciben el nombre
de solsticios y equinoccios. Solsticio de invierno, equinoccio de primavera,
solsticio de verano y equinoccio de otoño.
La
palabra equinoccio proviene del latín “aequinoctĭum” y significa «noche igual».
Es el fenómeno en el que el sol se coloca exactamente por encima del ecuador,
provoca que la duración del día y la noche sean exactamente iguales. Esto
ocurre dos veces al año, en primavera el 21 de marzo y en otoño el 23 de septiembre.
Los
días del equinoccio eran los más importantes para los mayas, pues marcaban en
la primavera el ciclo de preparación de la tierra para la siembra y, en
septiembre, el período en que el fruto del maíz ya maduro estaría próximo a
recolectarse.
En
los equinoccios, el eje de rotación de la Tierra es perpendicular a los rayos
del Sol, que caen verticalmente sobre el ecuador.
En
esta época los dos polos de la Tierra se encuentran a igual distancia del Sol,
cayendo la luz solar por igual en ambos hemisferios.
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