El CHAMÁN es un individuo al que se le atribuye
la capacidad de modificar la realidad o la percepción colectiva de esta, de
manera que no responden a una lógica causal. Esto se puede expresar finalmente,
por ejemplo, en la facultad de curar, de comunicarse con los espíritus y de
presentar habilidades visionarias y adivinatorias.
Es el término usado para
indicar a este tipo de persona, presente principalmente en las sociedades
cazadoras y recolectoras de Asia, África, América y Oceanía y también en culturas prehistóricas de Europa.
En algunas culturas se cree también
que el chamán puede indicar en qué lugar se encuentra la caza e incluso alterar
los factores climáticos.
El término proviene del sustantivo en idioma tungu de Siberia
shamán ‘el que sabe’, y este del verbo sha ‘saber’.
Cumplen un papel central en las
comunidades cazadoras y recolectoras, como depositarios de sabiduría. Su don es
recibido por herencia, ocasionalmente por vocación, pero suele exigir siempre
pasajes de iniciación, consistentes en largos ayunos, retiros y, en ciertos
casos, ingestión de alucinógenos.
Suelen ser elegidos por familias y anteriormente por los espíritus elección
divina, y deben someterse a un riguroso entrenamiento.
Entre sus funciones está comunicarse
con los espíritus para corregir los errores de la comunidad a la que
pertenecen, por lo cual también restauran la armonía entre el hombre, su mundo
espiritual y el mundo físico.
No se atribuye a los chamanes el papel
de sacerdotes,
ya sea porque está asignado a otros individuos o porque no existe una clase
sacerdotal. En este caso, toda la religiosidad tiene su centro en la figura del
chamán, el único intermediario con los espíritus.
El chamán convierte a los espíritus de
la naturaleza y de los hombres en sus «familiares». Los antropólogos que estudiaron el fenómeno del chamanismo,
señalaron que pueden realizar «viajes» al mundo espiritual mediante estados modificados de conciencia y para recibir conocimientos. Con todo, el prestigio del chamán en
la tribu deriva muy directamente de su poder de sanar.
El fenómeno del chamanismo se encuentra tanto en pueblos siberianos como entre los sintoístas de Japón,
las tribus indígenas del Norte, Centro y Sur de América y las de Australia y Nueva Zelanda.
En México, los chamanes son llamados
«hombres de conocimiento» y
comandaban, uno o varios a la vez, cada tribu de los antiguos habitantes de
esta región de América. Esos hombres eran destacados por su inteligencia,
intuición y capacidad de videncia. Al parecer, a partir de los toltecas, estos hombres de conocimiento
comenzaron a fundar linajes, mediante los que, a través
de una cadena de sucesores, transmitían de generación en generación,
su particular forma de crear la realidad. Se desconoce el número de linajes que
actualmente existen en México. Unos sobrevivieron a la conquista, mientras que
otros fueron creados después de ella.
Se les encuentra en casi todo el
pueblo formando una subcultura compleja de riqueza extensa. Se dedican a curar
enfermedades, a pronosticar el futuro, a dar consejos y a aliviar angustias.
Los estudios sobre chamanismo indican que a veces, mediante hierbas,
raíces, sustancias vegetales, sugestión o efecto
placebo cumplen la
función de curanderos,
y realmente sanan. Por otra parte, se supone que su poder de sugestión produce
efectos terapéuticos en quienes padecen pánico, angustia y otros desequilibrios
psíquicos.
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