MAYÁHUEL en náhuatl: mayahuel, ‘lo que rodea el maguey’‘metl, maguey; yahualli, redondo’ es la diosa mexica del maguey, y por
extensión, de la embriaguez. Es una de las deidades relacionadas con la tierra,
y en ese sentido, está hermanada con otras como Tonantzin
madre de los dioses, Cihuacóatl la patrona de las mujeres muertas en
el parto y Tlazoltéotl la señora comedora de inmundicias, que
tal es el significado de su nombre. En tanto que divinidad del mundo vegetal,
es también una diosa de la fertilidad. Por ello, comparte atributos con Xilonen se Ilama tecuhtli,
patronas del maíz; y con Chicomecóatl,
la señora Siete Serpiente y patrona de los mantenimientos también diosa de la
tierra.
Mayalen era representada como una
joven con el cuerpo pintado de azul que se asomaba por una penca de maguey. Sus
atributos eran la doble cuerda en una de las manos, el malacate de algodón sin
hilar, y las manchas amarillas en su cara. Algunas veces era representada con
una nariguera de jade y cargando una vasija de barro. Todos
estos atributos los comparte con otras divinidades como la señalada
Tlazoltéotl, y especialmente con Chalchiuhtlicue,
la patrona de las aguas terrestres.
Como estas dos divinidades, Mayáhuel
era signo de la mala suerte. Aquél que nacía en un día relacionado con esta
diosa, seguro habría de terminar mal: el malacate de algodón y las dos cuerdas
significan adulterio y perdición, derivadas en la cosmogonía mexica con la
embriaguez.
El esposo de la diosa del maguey era Patécatl,
que designaba en náhuatl algunas hierbas que se agregaban al aguamiel del agave para producir el pulque. Sus
hijos eran los Centzon Totochtzin, o los
Cuatrocientos e Incontables Conejos, a los que amamantaba con pulque, desde
luego a través de los muchos pechos que supuestamente poseía.
En
principio Mayáhuel era una hermosa joven que vivía con su abuela, una tzintzimitl las tizintimime eran estrellas que intentaban impedir
que saliera el sol). En una ocasión, Quetzalcóatl la
convenció para que bajase a la tierra para amarse convertidos en las ramas de
un árbol bifurcado.
Pero cuando
su abuela se despertó y no vio a Mayáhuel, llamó a otras tzitzimime para
que bajasen a la tierra para ayudarle a buscar a su nieta.
Cuando se
acercaban el árbol se separó en dos, entonces la abuela, descubriendo a su
nieta como una rama, la despedazó y dejó los restos para que los devorara otra tzitzímitl. Sin
embargo la rama en que se había convertido Quetzalcóatl permaneció intacta.
Cuando se alejaron, Quetzalcóatl tomó los restos de la joven virgen y los
enterró.
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